miércoles, 17 de julio de 2019

El funcionamiento del reino del Anticristo



EL FUNCIONAMIENTO DEL RÉGIMEN DEL ANTICRISTO



“Dos camaradas viejos de partido se ven, y uno dice a otro:
- ¿Has visto? Todo lo que nos contaban del comunismo era mentira.

- No es peor cosa. Peor cosa es que todo lo que nos contaban del capitalismo era verdad.”




Una forma de mostrar el funcionamiento actual del reino del anticristo, es mostrar como el sistema económico no sólo esclaviza psicológicamente a los ciudadanos del mundo sumergiéndolos en el consumismo mas exasperante, sino también como el mismo tortura, mata y finalmente esclaviza en el mas profundo y terrible significado de dicha palabra.

Primero, ¿acaso creíamos que el comunismo estaba muerto?

La respuesta es NO.

El comunismo sigue persiguiendo a las personas según lo que piensan, encarcelando, torturando, asesinando, y también, para “readaptarlos” creando campos de concentración. ¿Pero dónde ocurre hoy ello?. En muchos lados, y no solo lo hacen los comunistas, pero en este caso los abordaremos a ellos, y principalmente al régimen chino, que tanta aceptación posee de la comunidad internacional.
El régimen comunista chino, responsable de las mayores masacres de la historia de la humanidad, superando a la mismísima URSS, hoy, persigue, encarcela, tortura, asesina y esclaviza a minorías religiosas, los Uighur que son musulmanes (ver segundo artículo debajo). Un millón de deportados, esclavizados, algunos muertos, otros haciendo trabajos forzados en condiciones infrahumanas, y finalmente, otros en fábricas que trabajan para los capitalistas de oriente y occidente.

Viven en la esclavitud.
Producen esclavitud.
Exportan esclavitud.
Y el mundo, importa esclavitud.

La República Popular China es parte del sistema capitalista. Todos hablan de ella. De su poder económico, de sus potencialidades, de su injerencia en el mercado internacional. Y el mundo entero los trata bien, como en su momento lo hicieron con Stalin y continuadores, con Mao Tse Tung y continuadores, con Ho Chi Min y continuadores, con Pol Pot, con Fidel Castro, con Corea del Norte y tantos otros.

Pero al parecer a los “gerentes” de este mundo, aquellos que se mueven según de los titiriteros del inframundo, no tienen escrúpulos de utilizar la mano de obra barata (esclava) en China para producir. Empresas de todo el mundo, se radican en China o subcontratan sus servicios (como vemos en el primer artículo de abajo).

Que dirían los libertarios de ayer, hoy y siempre, que el amado capitalismo utiliza los medios de producción de la barbarie comunista. Dos sistemas metafísicamente iguales: materialistas, con un dios monetario triturador y consumista.

Retornamos aparentemente a los tiempos pre-cristianos, donde la esclavitud es el motor de la economía mundial. Lo que confirma qué en los tiempos actuales, denominarse "cristiano" para muchos, es pura fachada, cuando en el fondo, se respalda el totalitarismo ateo.
Este es el régimen del Anticristo.

Como hijos de Nuestro Señor Jesucristo, hemos de tomar la espada que nos trajo (Mateo 10:34-36) y defender la VERDAD.

Vladyka TEOFANO, Juan M. Garayalde
Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero




En el tiempo presente, ambos sistemas se dan de la mano. 


ARTICULO I:


China está usando a la población uighur en fábricas de trabajo forzado y el escándalo afecta también a Ikea y a H&M

Javier Taeño
Yahoo Finanzas16 de julio de 2019

https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/china-esta-usando-a-la-poblacion-uighur-en-fabricas-de-trabajo-forzado-y-el-escandalo-afecta-tambien-a-ikea-y-a-hm-103438115.html

Desde hace meses, las principales organizaciones de derechos humanos han ido documentando la persecución que sufre la población uighur (una minoría musulmana) en China. Las ONG’s señalan que esta etnia vive en unas condiciones similares a una prisión después de que las autoridades asiáticas detuviera a un millón de personas y las encerrara en campos de internamiento conocidos como centros de reeducación. Estos son lugares de lavado de cerebro, tortura y castigo, tal y como denuncia Amnistía Internacional.

Ahora una investigación de Four Corners en la televisión australiana ABC ha ido un paso más allá. Este programa, centrado en las noticias de carácter internacional que se lleva emitiendo desde 1961, ha intentado arrojar un poco de luz sobre qué les ocurre a los uighur cuando son detenidos en la provincia china de Xinjiang, que es donde se asientan, y sus revelaciones no han dejado indiferente a nadie.

En los últimos meses China había intensificado su campaña de internamiento masivo, vigilancia intrusiva, adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada contra las minorías étnicas, especialmente los uighur. El canal australiano ha mostrado que más allá de tener a los presos en esos centros de reeducación, también son obligados a hacer trabajos forzados en fábricas del país. Unos hallazgos que además señalan a seis grandes marcas, ya que estos prisioneros habrían elaborado algunos productos textiles para ellas.

Las empresas señaladas

El reportaje señala que Ikea, H&M, Dangerfield, Jeanswest, Cotton On y Target se surten de algodón en la región de Xinjiang, aunque lo hacen a través de subcontratas, es decir, en principio ninguna de ellas trata de forma directa con los proveedores de este producto que procede del trabajo forzado. Estas compañías han asegurado que van a investigar sus cadenas de suministro y han resaltado que se toman muy en serio este tipo de esclavitud moderna.

Four Corners también ha compartido algunos testimonios que muestran la difícil situación a la que se enfrentan los detenidos. Una mujer ha contado que la han obligado a limpiar la fábrica debido a que su mala visión le impedía hacer los bordados complejos. Otras han tenido que sufrir registros telefónicos y corporales cuando llegaban y salían de la fábrica.

Una muestra más de una represión masiva que según Amnistía Internacional ha destrozado a cientos de miles de familias que ni siquiera saben qué ha sido de sus seres queridos y viven en una continua angustia. Las revelaciones del programa australiano echan aún más fuego a una situación que se sigue manteniendo en el tiempo.


ARTICULO II:

China: Familiares de hasta un millón de personas detenidas durante una campaña de “reeducación” masiva exigen respuestas

             Se estima que hasta un millón de personas, en su mayoría musulmanas, se encuentran recluidas en campos de internamiento en Sin-kiang, en el noroeste de China
             Las familias han hablado con Amnistía Internacional de su desesperación por recibir noticias de sus seres queridos desaparecidos

China debe poner fin a la campaña de represión sistemática y revelar la suerte de hasta un millón de personas, en su mayoría musulmanas, detenidas en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, ha dicho Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado hoy.

Esta represión masiva ha destrozado a cientos de miles de familias. Están desesperadas por saber qué ha pasado con sus seres queridos y ya es hora de que las autoridades chinas les den respuestas.
Nicholas Bequelin, director regional para Asia Oriental de Amnistía Internacional

En el último año se ha intensificado la campaña gubernamental de internamiento masivo, vigilancia intrusiva, adoctrinamiento político y asimilación cultural forzada contra las personas de etnias uigur y kazaja y los miembros de otros grupos étnicos de la región, en su mayoría musulmanes. La mayoría de las familias de las personas detenidas desconocen la suerte de sus seres queridos y a menudo tienen miedo de alzar la voz.

“No debe permitirse que el gobierno de China continúe esta brutal campaña contra las minorías étnicas en el noroeste del país. Los gobiernos de todo el mundo deben hacer que las autoridades chinas rindan cuentas por la pesadilla que se está viviendo en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang”, ha dicho Nicholas Bequelin, director regional de Amnistía Internacional para Asia Oriental.
“Las familias ya han sufrido bastante. Esta represión masiva ha destrozado a cientos de miles de ellas. Están desesperadas por saber qué ha pasado con sus seres queridos y ya es hora de que las autoridades chinas les den respuestas.”

En su nuevo informe, China: Where are they? Time for answers about mass detentions in Xinjiang Uighur Autonomous Region, Amnistía Internacional pone de relieve la angustia de quienes han perdido el contacto con sus familiares y amigos en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang y temen que hayan sido detenidos.

La organización ha entrevistado a más de 100 personas fuera de China cuyos familiares en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang todavía se encuentran en paradero desconocido, así como a personas que fueron torturadas cuando se encontraban recluidas en campos de detención en la misma región.
Detención masiva





 La Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, en el noroeste de China, tiene una población de casi 22 millones de personas.

El internamiento de grupos étnicos, en su mayoría musulmanes, en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang se ha intensificado desde marzo de 2017, cuando se aprobó la “Normativa Antirradicalización” en dicha región. Las muestras públicas —o incluso privadas— de afiliación religiosa y cultural, como llevar una barba “extraña”, cubrirse la cabeza con un velo o un pañuelo, orar frecuentemente, ayunar o evitar el alcohol, o tener libros o artículos sobre el islam o la cultura uigur pueden considerarse conductas “radicales” en virtud de esta normativa.

Otros motivos importantes de sospecha son viajar al extranjero por trabajo o estudios, en especial a países de mayoría musulmana, o estar en contacto con personas fuera de China. Hombres y mujeres, jóvenes y personas de edad avanzada, residentes en zonas rurales y urbanas... Todos corren peligro de ser detenidos.

Los ubicuos controles de seguridad, que ahora forman parte de la rutina diaria en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, ofrecen amplias oportunidades para buscar contenidos sospechosos en los teléfonos móviles de la gente o comprobar su identidad utilizando programas informáticos de reconocimiento facial.

Las personas pueden ser identificadas como sospechosas a través del control rutinario de mensajes enviados en aplicaciones de redes sociales como WeChat, que no usan la encriptación de extremo a extremo. El uso de aplicaciones de mensajería que sí utilizan la encriptación, como WhatsApp, también puede ser en un motivo de detención.

Las autoridades se refieren a los campos como centros de “transformación a través de la educación”, pero mucha gente simplemente los llama “campos de reeducación”. Las personas recluidas en los campos de detención no son sometidas a juicio ni tienen acceso a asistencia letrada o derecho a impugnar la decisión. Pueden permanecer detenidas durante meses, ya que son las autoridades quienes deciden cuándo la persona se ha “transformado”.

A Kairat Samarkan lo enviaron a un campo de detención en octubre de 2017 tras regresar a la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang después de una visita breve al vecino Kazajistán. La policía le dijo que estaba detenido porque se lo acusaba de tener doble nacionalidad y de haber traicionado a su país. Quedó en libertad en febrero de 2018.

Kairat dijo a Amnistía Internacional que, cuando lo detuvieron, lo encapucharon, le pusieron grilletes en los brazos y las piernas y lo obligaron a permanecer de pie en una posición fija durante 12 horas. Había cerca de 6.000 personas recluidas en el mismo campo, donde se las obligaba a cantar canciones políticas y a estudiar los discursos del Partido Comunista Chino. No podían hablar entre ellas y, antes de las comidas, debían corear “larga vida a Xi Jinping”. Kairat contó a Amnistía Internacional que el trato recibido lo llevó a intentar suicidarse justo antes de ser puesto en libertad.

Quienes se resisten o no demuestran que han cambiado lo suficiente se enfrentan, según informes, a castigos que van desde los insultos a la privación de alimentos, la reclusión en régimen de aislamiento, las palizas, y el uso de instrumentos de coerción y posturas de tensión. Se han recibido informes de muertes en los centros, incluidos casos de suicidios de personas que no han podido aguantar los malos tratos.

Las autoridades justifican estas medidas extremas basándose en la necesidad de luchar contra el terrorismo y garantizar la seguridad nacional. Sin embargo, las medidas dirigidas a proteger a los ciudadanos de ataques deben ser necesarias y proporcionales, y lo más concretas y restringidas posible para hacer frente a una amenaza específica.

“Los centros de detención masiva son lugares de lavado de cerebro, tortura y castigo. El hecho de que por enviar un mensaje a tus familiares en el extranjero puedas acabar detenido pone de manifiesto lo absurdas, injustificadas y totalmente arbitrarias que son las acciones de las autoridades chinas”, ha afirmado Nicholas Bequelin.

Familias destrozadas

 Bota Kussaiyn está desesperada por la falta de noticias de su padre, Kussaiyn Sagymbai, desaparecido en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang.

Durante meses, los familiares de las personas que se encuentran en paradero desconocido ocultaron su angustia. Tenían la esperanza de que la pérdida de contacto con sus seres queridos fuera algo temporal. Temían empeorar las cosas si buscaban ayuda externa. Ahora, sin que se vislumbre un final claro a su tormento, cada vez más personas están dispuestas a alzar su voz.

Bota Kussaiyn, una estudiante kazaja de la Universidad Estatal de Moscú, habló por última vez con su padre, Kussaiyn Sagymbai, por WeChat en noviembre de 2017. Su familia, originaria de la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, se reasentó en Kazajistán en 2013.

El padre de Bota regresó a China a finales de 2017 para recibir atención médica, pero las autoridades le confiscaron el pasaporte cuando llegó a la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang. Bota supo más tarde a través de sus familiares que lo habían enviado a un “campo de reeducación”.

Tal era el miedo de su familia en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang a convertirse en sospechosa si mantenía el contacto que, después de aquello, cortaron toda comunicación con ella.
Bota dijo a Amnistía Internacional: “Mi padre es un ciudadano corriente. Antes de que lo detuvieran, éramos una familia feliz. Nos reíamos juntos. Ahora ya no lo hacemos y no podemos dormir por la noche. Vivimos con miedo todos los días. Esto ha hecho mucho daño a mi madre. No sabemos dónde está. Ni siquiera sabemos si está vivo. Quiero volver a ver a mi padre.”

Muchos familiares y amigos en el extranjero indican que se sienten culpables porque son precisamente estas conexiones internacionales las que, en muchos casos, parecen ser la causa de que sus seres queridos en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang estén bajo sospecha. Las autoridades los acusan de tener vínculos con grupos externos que, según el gobierno chino, promueven opiniones religiosas “radicales” o planean “actividades terroristas”.

Ahora ya no nos reímos juntos y no podemos dormir por la noche. Vivimos con miedo todos los días. No sabemos dónde está. Ni siquiera sabemos si está vivo. Quiero volver a ver a mi padre.
Kussaiyn Sagymbai, padre de Bota Kussaiyn, está en paradero desconocido en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang y se teme que haya sido detenido.

Para evitar despertar sospechas, las personas de etnias uigur y kazaja, y otras en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang, han cortado todo vínculo con sus amigos y familiares que viven fuera de China. Han advertido a sus conocidos de que no llamen y han eliminado sus contactos de fuera del país de las aplicaciones de redes sociales. Al no poder obtener información fiable de casa, muchas personas que viven en el extranjero inevitablemente se temen lo peor.

Cuando se llevan a los padres, son los hijos e hijas quienes sufren, y muchas familias atraviesan dificultades económicas. Los niños y niñas mayores pueden ser enviados a centros estatales de formación profesional, y los más pequeños pueden acabar en uno de los “centros de asistencia” masivos que se han construido desde 2017.

Espionaje

La presión sobre quienes residen en el extranjero se ve acentuada por los esfuerzos agresivos de los funcionarios de seguridad para reclutar a espías en las comunidades fuera del país. A quienes son blanco de los funcionarios de seguridad, según informes, se los amenaza con detener a sus familiares en la Región Autónoma Uigur del Sin-kiang si no cooperan. Por el contrario, si lo hacen, se les promete que se tratará a sus seres queridos con indulgencia.

El hecho de no saber qué miembros de la comunidad en el extranjero informan a los funcionarios de seguridad de China siembra la sospecha y la desconfianza, y fomenta aún más la sensación de aislamiento y temor.

“La campaña sistemática de represión de las autoridades chinas tiene un efecto devastador en las vidas de millones de personas. Es hora de que las autoridades digan la verdad sobre los campos y permitan que las familias se reúnan,” ha dicho Nicholas Bequelin.

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