30 de enero de 2020 / 17 de enero de 2020 – Calendario Eclesiástico
San TEODOSIO EL GRANDE
Emperador de Roma
San Teodosio el Grande (347-395)
I – SUS PRIMEROS AÑOS
El Emperador Teodosio I (Flavio Teodosio), fue el último de
los emperadores de origen hispano que rigieron los destinos del Imperio Romano
unificado. Nació en la ciudad de Cauca (Segovia) el 11 de enero de 347, siendo
hijo del Comandante Militar Teodosio el Viejo, quién sirvió al Emperador Romano
de Occidente, Flavio Valentiniano (321-375). El joven Teodosio acompaño a su
padre en varias campañas militares, principalmente la que desarrolló exitosamente
en Britania (Gran Bretaña) en el año 368.
En el año 373, Teodosio el Viejo viajó al Continente
Africano a ahogar una rebelión contra el Emperador Valentiniano. La misma fue
exitosa, pero al conocerse el fallecimiento del emperador (375), Teodosio fue
arrestado por una facción disidente y ejecutado en Cartago en el año 376.
II – TEODOSIO RESTAURA EL IMPERIO DE ORIENTE
Representación de la batalla de Andrianopolis (378) donde encuentra la muerte el emperador romano de oriente VALENTE
Al fallecer el Emperador Valentiniano, sus hijos Graciano (359-383)
y Valentiniano II (371-392), se hicieron cargo del Imperio Romano de Occidente.
El emperador Graciano reincorpora a Flavio
Teodosio al ejército, dándole una tarea de gran importancia: a raíz de la muerte
del Emperador del Imperio Romano de Oriente, Valente (tío de Graciano), acaecido
en la batalla de Andrianopolis (9 de agosto de 378), lo envía a restaurar el
orden militar y social en el oriente. Para ello, el emperador Graciano, en la ciudad
de Sirmion (Brescia, Italia) terminará por coronar emperador de Oriente, un 19
de enero de 379, a Teodosio, con treinta y tres años.
En sus primeros años, Teodosio debió sofocar la invasión de
los godos quiénes venían empujados desde el Asia por los Hunos, siendo ello lo
que llevo al desastre de la batalla de Andrianópolis que se cobro la vida del
Emperador Valente. Luego de reorganizar
sus fuerzas con tropas romanas traídas de Egipto, logra Teodosio recuperar Constantinopla
en el año 380.
Continuará los años siguientes y ya durante su reinado como
Emperador, realizar acuerdos con los godos para permanecer dentro del Imperio,
y en muchos casos, incorporar legiones enteras a su ejército imperial.
III – HACIA EL SEGUNDO CONCILIO ECUMÉNICO
- Respaldo al Concilio de
Nicea
Una de sus primeras acciones del nuevo Emperador de Oriente,
fue la promulgación de un decreto (27 de febrero de 380) donde el Imperio
define el concepto de ORTODOXIA a nivel dogmático, principalmente inspirado por
lo decidido en el primer Concilio, celebrado en Nicea en el año 325, convocado
por el Emperador Constantino I el Grande. De esta manera, dividió a la
cristiandad entre los cristianos ortodoxos y, los herejes y paganos.
Una segunda medida, se dirigió a aquellos que poseían templos
cristianos, pero que no comulgaban con el Concilio de Nicea (principalmente aquellos
que adherían al arrianismo). Ellos debieron entregar sus lugares de culto a los
cristianos ortodoxos, a los “nicenos”. En muchos casos para hacer cumplir ese
decreto, tuvo que actuar el ejército para desalojar a los heréticos.
La primera “victima” del decreto, fue el Patriarca de
Constantinopla, DEMÓFILO, quién adhería a la herejía arriana, y que en su
momento había desplazado con apoyo del Emperador Valente a Evagrio, elegido por
los “nicenos”. El emperador TEODOSIO exigió a Demófilo reconocer el Credo
Niceno, y al negarse, tuvo que abandonar su cargo en el 380. Para ocupar su
cargo, fue convocado Gregorio I Nacianceno, el “teólogo”, quién tuvo
participación inicial en el Segundo Concilio Ecuménico, desarrollado en Constantinopla
(381). Meses después, por cansancio físico y espiritual, dejará el concilio
luego de un discurso que se llevará los aplausos del Emperador. San Gregorio, será
reemplazado por NECTARIO DE CONSTANTINOPLA quien cerrará el Concilio Ecuménico
y consolidará la ORTODOXIA para el Impero Romano de Oriente.
- Concilio de Constantinopla
del 381
En el Segundo Concilio Ecuménico, se aprobó la formulación
dogmática del Credo, ampliándola, naciendo así el “credo
niceno-constantinopolitano”, definiendo la divinidad del Espíritu Santo. Por
tal motivo se condenó la herejía del macedonianismo, impulsada por Macedonio de
Constantinopla que negaba la divinidad del Espíritu Santo.
Fresco bizantino que representa el Segundo Concilio Ecuménico de 381
Asistentes al Concilio Ecuménico convocado por el Emperador
Teodosio, fueron -como hemos visto- el Patriarca de Constantinpla, Gregorio
Nacianceno, luego reemplazado por Nectario, el Patriarca de Alejandria,
Timoteo, el Patriarca de Antioquía, Melecio. Por su parte, el patriarca de
Roma, Damaso I, quién no pudo asistir, tuvo un papel importante en la definición
de la divinidad del Espíritu Santo. Otra
de las medidas que comenzarían a iniciar la futura ruptura entre el oriente y
el occidente cristiano, fue la decisión de elevar la importancia del Patriarca
de Constantinopla para toda la ecúmene cristiana, aseverando en la tercera
regla del sínodo: “el obispo de Constantinopla está al lado del obispo de Roma,
el nuevo obispo de Roma”. De esta manera, el patriarcado de Constantinopla tendría
una “primacía” de honor dentro de los Concilios.
Otra de las consecuencias del Concilio, fue la de impulsar
medidas que tenían como objeto ir contra la vida cultural romana, enlazada con
el culto pagano. Por este motivo, se prohibieron los tradicionales juegos
romanos (394). Los anfiteatros comenzaron a ser cerrados, y las estatuas de
dioses paganos que las decoraban fueron cayendo una a una. Estas medidas
estuvieron acompañadas por la prohibición de la realización de sacrificios públicos
a dioses paganos, prohibición a la adivinación en cadáveres de animales y la
utilización de los templos paganos, que pasarían a ser parte de la
administración del imperio o para ser utilizados por la Iglesia.
Otras medidas, más de carácter “policial”, fue un decreto
del año 390 donde se dictaba la pena de muerte para aquellos que incurrieran en
coerción o tráfico de seres humanos para la prostitución. Esta, una política novedosa
era profundamente cristiana, contra una costumbre fuertemente enraizada en el mundo antiguo.
El Emperador Teodosio, lucharía en todo el imperio para
prohibir los cultos mágicos y la hechicería, tradiciones degradadas del
neo-platonismo que abundaban en toda Europa.
IV – EMPERADOR DE ORIENTE Y OCCIDENTE - La rebelión de Magno
Clemente Máximo
En las exitosas campañas de Teodosio el Viejo en Britania y
en África, estuvo acompañado por un joven militar hispánico llamado Magno
Máximo. Este, al caer en desgracia Teodosio el Viejo, viaja a Britania nuevamente,
y se hace proclamar emperador. Posteriormente, inicia una campaña en Francia
contra el Emperador Graciano, quién será traicionado y luego asesinado en Lyon
en el año 383.
Emperador Romano de Occidente GRACIANO
Esta situación hizo que Teodosio, ya como emperador del
Impero Romano de Oriente, iniciara una lucha contra Magno Máximo, principalmente
cuando este iniciara una campaña militar contra Italia en el 387. En el año 388, finalmente sus ejércitos se
encontraron en Poetovio (actual Eslovenia) enfrentándose en la Batalla de Saba,
donde Magno Máximo fue derrotado y luego ejecutado en Aquileia (Italia).
El triunfo de Teososio marco la unidad de los dos imperios,
por última vez en la historia de ROMA. A su muerte, en el año 395, sus hijos
Arcadio y Honorio heredarán tanto el imperio de Oriente como de Occidente, y
nunca más el mismo encontraría la unidad.
V – IMPERIO E IGLESIA BAJO TEODOSIO
Hasta aquí hemos visto que el Emperador Teodosio en el Imperio
Romano de Oriente, realizo importantes reformas religiosas, pero desde una
postura “cesaropapista”, esto es: era su propia visión acerca de la Iglesia, la
que el impuso. La iglesia constituía para el emperador un apéndice del Estado,
una proyección del mismo. A Dios gracias, que opto por la RECTA DOCTRINA
(Ortodoxia) y no por la herejía como su anterior sucesor, Valente quién había
respaldado el arrianismo.
Sin embargo, su postura chocaría en su sector occidental del
Imperio, cuando al enterarse de una sublevación popular en Tesalónica, mal
asesorado, ordenó una feroz represión que terminó en una masacre contra ciudadanos
griegos, entre su mayoría cristianos, perpetrado por tropas godas -germanas-.
Una de las medidas tomadas por Teodosio, que por entonces se
radicó en Milán, Italia, fue la condena hacia las prácticas homosexuales (390),
y aconteció que un popular auriga (conductor de carros para carreras en
los circos romanos), falto a la ley, al intentar seducir a un sirviente del
emperador. El auriga fue puesto preso, provocando una rebelión popular
que termina por dar muerte a una autoridad militar del lugar (magister millitum)
llamado Buterigo, y otros oficiales. El
cuerpo militar, integrado por godos, no quería dejar a su caudillo militar sin
venganza. Operaron para llevar alarmantes relatos al emperador, y este ordenó
que el ejército aniquilara la sublevación popular. Se calcula que la masacre se
cobró la vida de entre 3.000 a 7.000 personas, y el hecho repercutió en todo el
imperio.
Por entonces en la ciudad de Milán, donde residía el
Emperador, era obispo San Ambrosio (340-397), quién junto a Agustín de Hipona,
Gregorio Magno y Jerónimo de Estridón, es considerado uno de los Cuatro Padres de
la Iglesia Latina, Occidental. San
Ambrosio, al conocer la noticia de la masacre de Tesalónica, prohibió la
entrada al Emperador a los oficios religiosos. Sin embargo, en lugar de
provocar la furia de Teodosio, por el contrario, pidió humildemente ser perdonado
públicamente. Llevó varios meses de penitencia pública, hasta que un día sin
revestirse con ninguna ropa que afirmara su condición de emperador, se acercó a
la iglesia para recibir el perdón de San Ambrosio. De este acontecimiento, San
Ambrosio dirá: “El emperador está en la Iglesia, no por encima de la Iglesia".
Este acontecimiento histórico, revela el difícil equilibro
entre el Imperio y la Iglesia, que debe estar en absoluta armonía: el Imperio,
velar por la protección de la Fe Ortodoxa, y ser puente -pontifex- entre el
pueblo y Cristo. El emperador, no deja de ser una persona, que es parte de la
ECLESIA, como bien aseveraba San Ambrosio, y por lo tanto teniendo el cargo mas
alto de toda la cristiandad, debía también portar gran humildad cuando el error
se presentara.
En este acontecimiento, la Iglesia y el Imperio encontraron
un equilibrio, donde ambos debían respetar su papel sin corromper las funciones
que representaban y por lo tanto, corroer el rol que ocupaban en el plan de crear
un Reino Cristiano en la tierra, y tener un plan de salvación para toda la ecúmene
cristiana.
Pintura que representa a San Ambrosio prohibiéndole el ingreso a la Iglesia al Emperador Teodosio
VI – EL EQUILIBRIO ROTO
Como hemos visto en la historia del Emperador Teodosio y su
relación con el Obispo Ambrosio de Milán, los extremos de ambas posturas nos
lleva, en primer término al “cesaropapismo” y como contraposición al “guelfismo”.
Vemos esto.
El “cesaropapismo” es someter la iglesia a los caprichos
mundanos del gobernante, y como ejemplo histórico, es la política de los Zares
a partir de Pedro 1ª el Grande, cuando este elimina la figura del Patriarca de
Moscú (reemplazado por un funcionario zarista), y abraza el “despotismo
ilustrado”, germen de la herejía liberal y del Estado Laico. Ese “cesaropapismo”
devendrá formalmente, a partir de 1941, en la herejía del “sergianismo”, denominada
de esta manera, a causa del Patriarca colaboracionista con el régimen soviético
Sergio Stragorodski 1867-1944. La herejía
“Serguianista”, guardo silencio de los crímenes del comunismo, y no protegió a
su propio clero de las persecuciones, encarcelamientos, torturas y ejecuciones
acontecidas bajo el régimen soviético instaurado
entre 1917 y 1991. En la actualidad (2020), el “cesaropapismo” reaparece con la
figura autoritaria del presidente Vladymir Putin, un producto de la
nomenklatura soviética sobreviviente.
Como contrapartida, el predominio de la Iglesia sobre el “poder
temporal”, una enfermedad propia del occidente cristiano, es el “guelfismo” (nombre
de los partidarios de la iglesia enemigos del imperio), que provocaría un cisma
entre Religión y la Política, entre la Iglesia y el sistema político. En tanto
la primera es guardiana del poder espiritual, la otra es responsable de un
poder temporal degradado (doctrina de las “dos espadas” formulada por el Papa
Gelasio en el siglo V). Esta ruptura forzada por parte de la Iglesia Romana,
favoreció a los enemigos de la cristiandad, dando pie al surgimiento de cismas
dentro de la iglesia, y al nacimiento de poderes fuertemente contrapuestos a la
iglesia como la masonería especulativa, el liberalismo, el anarquismo, el comunismo,
la social-democracia, entre otros. Todos estos movimientos, aprovechando la desacralización
de la política, terminaría acorralando a la Iglesia y quitándole toda
influencia espiritual sobre los ciudadanos en occidente, relegándola a ser un lastimoso
“grupo de presión” dentro de la sociedad contemporánea.
Las consecuencias nefastas del “guelfismo”, llevó al mundo a
la situación contemporánea: el reino del Anticristo.
Los emperadores bizantinos fueron los primeros monarcas de
la historia que tenían plena conciencia de estar limitados por un poder
superior, que les obligaba a gobernar respetando ciertas normas. Antes los
reyes ponían y quitaban normas a su antojo, guiados por su criterio y prudencia
o falta de ella.
En Bizancio había leyes que provenían de Dios y a ellas
incluso los emperadores estaban sometidos, no pudiendo evadirlas.
VII – TEODOSIO, EL SANTO
La Iglesia Ortodoxa, considera a Teodosio un SANTO, en cuanto
a su celo por custodiar y promover la ORTODOXIA dentro del Imperio Romano,
combatiendo a aquellos que por mas de tres siglos, persiguieron y asesinaron a
los cristianos en todo el mundo antiguo.
Su acción en el mundo, consolido lo realizado por San
Constantino el Grande, evidenciado en los resultados del Segundo Concilio
Ecuménico; asimismo, fue respetado por las autoridades eclesiásticas de su
tiempo, adherentes a la sana ORTODOXIA.
Fue manifiesto que Teodosio se arrepintió fuertemente de la
masacre de Tesalónica. Fruto de ese arrepentimiento, brindo una ley al pueblo
romano, donde nadie debía ser sentenciado a muerte a menos que hubieran pasado
30 días desde la sentencia, plazo en que podrían presentarse pruebas para desestimarla. Mucho del espíritu de reforma de Teodosio,
será continuado por su nieto Teodosio II (hijo del Emperador Arcadio) quién
iniciará una compilación de legislaciones romanas, y que serán promulgadas en
el 438 en todo el Imperio Romano de Oriente.
En sus últimos años, emprendió una peregrinación a Jerusalén
como un ciudadano más. Dice la tradición de la Iglesia, que el Señor le otorgo
dones milagrosos. San Teodosio falleció pacíficamente en el año 395, y en el
cuadragésimo día de su fallecimiento San Ambrosio de Milán, pronunció unas
palabras que permanecerán imborrables en el tiempo: El Emperador Teodosio Iº,
fue un gobernante ortodoxo ejemplar.
Fue enterrado en la Iglesia de los Santos Apóstoles junto al
monumento de Constantino el Grande.
QUE SU MEMORIA SEA ETERNA
Redacción/Compilación:
Patriarcal Ateneo San Marcos
Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero
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