domingo, 12 de octubre de 2025

Los Ochenta Mártires de Bizancio y la muerte del Emperador Hereje

 

EN LA MEMORIA DE LOS OCHENTA SANTOS MÁRTIRES DE BIZANCIO (S. IV).

Domingo 12 de octubre  / 29 de septiembre – Calendario Eclesiástico


Sólido de oro de Valente (328-378 d. C.)


I – CONTEXTO HISTORICO – DINASTIA VALENTINIANA

 

En el año 364, la dinastía Constantiniana que gobierna el Imperio Romano llega a su fin, cuando el nieto del Constantino I, Juliano “el apóstata” muere en combate durante una campaña militar contra el  Imperio sasánida (Persia).

Dentro del ejército de Juliano, había un importante general de gran capacidad militar y valor. Era Valentiniano. Fue elegido emperador cuando tenía 44 años por los oficiales del regimiento de Nicea, en Bitinia, el 28 de febrero de 364, y poco después nombró a su hermano Valente, como emperador, dividiendo el imperio. El emperador Valente se ocupó de la parte oriental del Imperio, conformado por la Península Balcánica (que incluye Grecia, Macedonia, Albania, Serbia, Montenegro, etc.),  Egipto, Siria y Asia Menor hasta Persia.

 

II – RESURGIMIENTO DEL ARRIANISMO

 

El emperador Flavio Julio Valente (364-378 d.C.) gobernó la parte oriental del Imperio Romano y fue conocido por ser un ferviente y convencido arriano a diferencia de su hermano Valentiniano, que siguió los Cánones del Concilio de Nicea que condenaba el arrianismo.

 

La herejía arriana, negaba la plena divinidad de Cristo, produciendo una gran división en  la sociedad y al ejército. El Emperador Valente comenzó operando cambios dentro de la Iglesia Ortodoxa, enviando al exilio a aquellos que combatían la herejía arriana.

 

Valente apoyó al partido "homoiano" (una forma de arrianismo). Bajo su reinado, promulgó un edicto en la primavera de 365 d.C. que ordenaba volver al destierro a todos los obispos amnistiados por Juliano y Joviano, entre ellos, San Atanasio de Alejandría.

 

En este clima de disputas doctrinales, como expresamos arriba, San Atanasio de Alejandría fue desterrado por quinta vez durante el reinado de Valente, a principios de octubre del año 365 d.C., y tuvo que buscar refugio y protección entre los monjes en el desierto. A los pocos años, Valente tuvo que volver atrás su decisión, ordenando el regreso definitivo de Atanasio a su sede, porque la figura de Atanasio se agigantaba como "símbolo vivo de la ortodoxia" en todo el imperio, y porque sus crímenes contra los defensores del Credo de Nicea, se hicieron conocidos en todo el imperio, y en el presente, recordamos a esos mártires.

 .

III – FUENTES

 

El relato de los 80 Santos Mártires de Bizancio, se encuentra en la obra  “Historia Eclesiástica” de Salaminio Hermias Sozomeno, nacido en Betelia (actual Cisjordania). Su familia, influenciado por los milagros de  san Hilarión (292-372) se convirtieron al cristianismo. Sozomeno, posteriormente estudiará derecho en Beritus (actual Beirut) y luego será empleado en la ciudad de Constantinopla, bajo las órdenes del Emperador Teososio II.

 

La obra “Historia Eclesiástica” consta de nueve libros que narra la historia de la Iglesia desde el reinado de Constantino I hasta el de Valentiniano III, aproximadamente entre el 312 y el 425.  Sozomeno escribió dicha obra entre el año  440 y el 443. La obra fue dedicada al emperador Teodosio II.  En el Libro VI de dicha obra, se encuentra la historia de los tiempos del Emperador Valente (363-375).


IV – EL RELATO

 


Martirio de los 80 clérigos bizantinos


Como hemos comentado, Valente era un firme defensor de la causa arriana. El historiador eclesiástico Sozomeno nos dice: “Valente, al ser bautizado, se valió de Eudoxio como iniciador, y se aferró celosamente a las doctrinas de Arrio, estando dispuesto a obligar a toda la humanidad a someterse a ellas. Valentiniano, por su parte, mantuvo la fe del concilio de Nicea y favoreció a quienes compartían los mismos principios, sin molestar a quienes sostenían otras opiniones.” [Historia Eclesiástica, Libro VI, Capítulo 6]

 

Este tipo de políticas religiosas produjo conflictos en todos los rincones del Imperio. Uno de ellos, fue la confrontación a causa de la elección de un obispo en la ciudad imperial de Constantinopla. Habiendo apoyo al partido arriano por parte del Emperador, la elección favoreció a los herejes, y ante la protesta del clero ortodoxo, aconteció una batalla en las calles, donde salieron muy golpeados los defensores del Dogma de Nicea.

 

Ante esta situación y frente a la indefensión, una delegación de aproximadamente 80 clérigos ortodoxos, pidieron audiencia con el Emperador Valente, quién la permitió, escuchando las quejas airosas con poca o nada de simpatía. El historiador Sozomeno nos relata los acontecimientos posteriores:

 

“Aunque sumamente enojado, el emperador no manifestó abiertamente su ira, sino que ordenó en secreto al Prefecto que apresara y asesinara a toda la delegación. Pero el prefecto, temeroso de que se desencadenara una insurrección popular si ejecutaba a tantos hombres buenos y religiosos sin ninguna forma de justicia, fingió que los enviarían al exilio y, con este pretexto, los obligó a embarcarse, a lo que accedieron con la más absoluta resignación”.

“Cuando llegaron al centro de la bahía, llamada Astacio, los marineros, siguiendo las órdenes recibidas, prendieron fuego al navío y saltaron a la lancha auxiliar. Al levantarse un fuerte viento, el navío fue arrastrado hasta Dacibiza, un lugar en la costa de Bitinia, pero tan pronto como se acercó a la costa, fue completamente consumido con todos los hombres a bordo. [Historia Eclesiástica, Libro VI, Capítulo 14]

 

Este triste acontecimiento enluto a los defensores del Símbolo de Nicea, y quedo en la memoria de las luchas intestinas en el seno de una cristiandad que trataba de organizarse dentro de un mundo hostil, donde el despotismo era moneda corriente.

 

V – LA IRRUPCIÓN DE LOS GODOS

 


El Emperador Valente y el caudillo godo Fritigerno


El tiempo transcurría y los errores del emperador Valente en la defensa de las fronteras del Imperio provocaron gran descontento. El emperador parecía más preocupado en cuestiones religiosas donde su intervención era sumamente anti-popular, que en crear una política de defensa de las fronteras del Imperio.

 

La liviandad de recibir bárbaros del otro lado del Danubio (Godos) provocó peligrosas alianzas:

En 376, los visigodos atraviesan el Danubio, y  envían al  caudillo Fritigerno como embajador a Valente que había instalado su capital en Antioquía quien preparaba una campaña contra los Persas.

 

El caudillo godo Fritigerno solicitó asílo dentro de las fronteras del Imperio, y mas precisamente,  en la península balcánica. Se estima que cerca de 200.000 cruzaron la frontera. Con habilidad, Fritigerno se convertirá el cristianismo arriano para ser aceptado por el Emperador Valente. Rápidamente los consejeros del Emperador, le sugirieron a este, que los godos podrían proveer de tropas para incrementar al Ejercito Romano, y fortalecer las fronteras.

 

Pero esta aparente alianza, no duró mucho: La migración del pueblo godo (tervingio) sobrepasó la capacidad administrativa romana. Aprovechando que otros pueblos cruzaban la frontera del Danubio en la actual Bulgaria, Fritigerno logro una unión entre los godos y otras tribus, iniciando una campaña de rapiña en la región de Tracia. Corría el año 377.

 

VI – LA PROFECIA DEL MONJE ISSAC – LA MUERTE DEL EMPERADOR HEREJE

 


Mapa de la región y lugar de la batalla de Adrianópolis


Como hemos relatado, en el 377, una coalición de godos, hunos, y otros pueblos dirigidos por Fritigerno, sembraban el caos en la región de Tracia, muy cercano a Constantinopla.

 

El emperador Valente viajará desde Antioquia donde tenía su sede militar, con unas divisiones romanas hacia Constantinopla, para organizar al ejército y así confrontar la invasión de los godos.  Al arribar a la ciudad, se halló con un clima muy adverso, siendo públicamente cuestionados, ante la inercia del Emperador

 

Cuando Valente estaba a punto de partir de Constantinopla, Isaac, un monje de gran virtud, que no temía ningún peligro en la causa de Dios, se presentó ante él y le dirigió las siguientes palabras:

 

«Devuelve, oh emperador, a los ortodoxos y a los que mantienen las doctrinas nicenas, las iglesias de las que los has privado, y la victoria será tuya».

 

El emperador se sintió ofendido por este acto de audacia y ordenó que Isaac fuera arrestado y mantenido en cadenas hasta su regreso, momento en que tenía la intención de llevarlo ante la justicia por su temeridad.

 

Pero Isaac respondió: «No volverás a menos que restaures las iglesias»

 

Y así sucedió. Porque cuando Valente marchó con su ejército, los godos se retiraron perseguidos. En su avance, pasó por Tracia y llegó a Adrianópolis. A poca distancia de los bárbaros, los encontró acampados en una posición segura; sin embargo, tuvo la temeridad de atacarlos antes de haber dispuesto sus legiones en el orden adecuado.  El 9 de agosto del 378, el Emperador Valente es muerto en la batalla de Adrianópolis y con ello, se cumpliría la profecía del monje Isaac de la muerte del emperador hereje.

 

 

Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos

domingo, 5 de octubre de 2025

San KOZMA el ermitaño del Monasterio de Zografou

 

SAN KOZMA EL ERMITAÑO DEL MONASTERIO DE ZOGRAFOU

05 de octubre / 22 de septiembre – Calendario Eclesiástico

 


San Kozma de Zografou (+1323)


I – ATHOS: CONTRA TODA ADVERSIDAD

 

Nacido en tierras búlgaras cuando el Imperio Romano de Oriente todo lo cubría en esa región,  tuvo una educación privilegiada gracias a su familia. Ahí aprendió griego y solía frecuentar las iglesias  y capillas de su tierra. Ahí escucho hablar del Monte Athos, una ciudad de monasterios que estaba a mitad de camino entre este mundo y el Reino de los Cielos.

 

Ya llegado a la edad adulta, eludiendo un matrimonio arreglado, se escabullo de su casa y marcho rumbo al Monte Athos. 

 

Durante ese viaje, el Maligno hizo su aparición en sus sueños, para hacerlo desistir de su Camino. En el sueño, Kozma se encontraba ante un valle profundo y estrecho cubierto de agua, una gran profunda herida en la tierra para sortear. Del otro lado, estaba la Montaña Sagrada. Cruzarlo era imposible. Ahí, Kozma se preguntaba cómo era posible que los monjes pudieran vivir sin provisiones u otras necesidades, al  no poder nadie atravesar esa profunda fosa. Entonces, ante de caer en la desesperación, se sienta a orar de la siguiente manera:

 

“¡Señor Jesucristo! Por tu inmaculada Madre, revélame el camino por el cual quienes desean la vida desértica en la Montaña Sagrada llegan a ella”.

 

Tan pronto como oró así, la visión demoníaca se desvaneció de inmediato y se abrió ante él un paso que sorteo un mar embravecido. San Kozma luego despertó, y dio gracias a Dios por darle fuerzas en vencer aquellas fuerzas demoníacas que le querían hacer desistir de su meta.

 

II – MONASTERIO DE ZOGRAFOU

 

San Kozma arribará al Monasterio búlgaro de ZOGRAFOU. El mismo fue fundado alrededor del Siglo X, por tres hermanos búlgaros, Moises, Ioannis y Aaron, de la ciudad de Ohrid (Macedonia del Norte). El nombre del Monasteiro está relacionado con la veneración de un icono de San Jorge de los siglos XIII o XIV, un aqueropita que produjo milagros. Asimismo, el nombre “zografou” deriva del griego que significaría “pintor”.

 

En la memoria del Monasterio, todavía estaba presente la profunda herida producida cuando tropas almogávares al servicio del Papado, saquearon varios monasterios del Monte Athos y provocaron la muerte de 26 monjes en Zografou, que se negaron a rendirse y murieron quemados en una torre del Monasterio. Todo ello a causa de su rechazo del segundo concilio de Lyon entre la Iglesia Romana y la Ortodoxa, donde la primera quedaba como autoridad máxima de toda la Iglesia. Decisión desesperada del Emperador Bizantino Miguel VIII Paleólogo quién en el 1260 había logrado recuperar la ciudad de Constantinopla de los papistas, e intentaba lograr con el Segundo Concilio de Lyon de 1274, que el Papado quedara satisfecho con su claudicación, y no se alentara  nuevas “cruzadas” para tomar nuevamente la ciudad.

 

III – LLEGADA DE KOZMA

 

Con alegría, Kozma arribó a  la Montaña Sagrada y llegó sin obstáculos al Monasterio de Zografou. Allí, conmovido por la amabilidad de los hermanos monásticos al notar en él la severidad de su vida, decidió quedarse e iniciar su camino monástico.

 

Pasó el tiempo, y Kozma fue aprendiendo en el desempeño de sus deberes para con sus hermanos en el Monasterio y para con el culto. Por su buen trato con las personas, fue nombrado ECLESIARCA (kliuchar),  o sea “portero” del Monasterio.

 

 


Monasterio athonita de Zografou - La actualidad


IV – LA VISIÓN EN EL MONASTERIO DE VATOPEDI

 

Durante los primeros años, la vida del monje Kozma fue ejemplar. Era muy apreciado por sus hermanos monjes.  Con el paso del tiempo, comenzaron a hacerse presente signos del camino que lo llevaría a Kozma a la santidad: 

 

Durante la celebración a la Madre de Dios en la fiesta de la Anunciación que congregaba a todos los monjes de la Santa Montaña al monasterio de VATOPEDI, Kozma, tuvo la visión de una hermosa mujer de belleza y majestuosidad divina. Quedo afectado por esa aparición sin saber quién había sido. Confundido, al finalizar la ceremonia litúrgica, regresa al Monasterio y visita a su geronta, contándole su visión.

 

El sabio anciano le preguntará:  "¿Qué apariencia tiene esta mujer? ¿Qué atuendo lleva?", preguntó el anciano. Y cuando Cosmas describió a la desconocida, comentó con un suspiro: "¿Y no reconociste a la Mujer que se te apareció en el monasterio dedicado a la Divina María? ¡Viste a la Reina de nuestra Montaña y de toda la creación!".

 

Al oír esto, Cosmas marcho con su corazón henchido de fuego, y se arrodillo ante un icono de la Theotokos y agradeció a la Señora Celestial por dignarse aparecérsele de esa manera.

 

V – HACIA EL DESIERTO

 

Después de algún tiempo, fue ordenado diácono, y luego le fue concedido el sacerdocio, lo que fue un nuevo incentivo para mayores desafíos y para el cumplimiento incondicional de su deber sagrado y de las demás obediencias monásticas.

 

Pero, sobrevendría una prueba importante para su vida: un día, estando solo orando en la Iglesia frente al icono de la Theotokos, repetía: ¡Santísima Theotokos! Ruega a tu Hijo y a Dios para que me guíe por el camino de la salvación!. Finalmente, se escuchará la respuesta de la Theotokos: “¡Hijo mío y Dios mío! Enseña a tu siervo cómo salvarse” y enseguida, escucho: “Que abandone el monasterio para guardar silencio”.

 

La toda Santa Theotokos intercedió ante el Señor para que Kozma diera un nuevo paso en su vida espiritual: la ida el DESIERTO.

 

Por voluntad divina, con la bendición del Hegúmeno, San Kozma se retiró a una de las ermitas vecinas y excavó una cueva en la roca, la cual era visible desde las ventanas del monasterio, al oeste.  Inicio a partir de ese momento, un camino solitario, de pureza, de riguroso ascetismo, por el cual terminaría recibiendo el don de la previsión y la clarividencia.

 

VI – LA SERPIENTE Y LOS VISITANTES

 

Uno de los relatos que se conocieron de las personas que visitaron al Santo Monje, fue la de la visita de dos sacerdotes provenientes del Monasterio de Hilandar, que llegaron hasta la eremita de San Kozma por curiosidad, para conocerlo a él y a su estilo de vida. Sin embargo, antes de llegar a la eremita y para no ascender muy cargado de cosas,  en el camino, escondieron una calabaza con vino en el bosque, con la intención de llevársela cuando iniciaran el descenso, pero esto no pasó inadvertido para el ermitaño.

 

Al despedirse de sus invitados, San Kozma les comentó a los sacerdotes visitantes:   “Rompan la calabaza con vino que escondiste en el camino, porque una serpiente se metió secretamente en el vino y liberó en ella su veneno.”

 

Asombrados por tal visión, los hilandarios aplastaron la calabaza y, efectivamente, encontraron allí un nido de serpiente. Alabando a Dios por librarlos del veneno mortal, también agradecieron a San Kozma.

 

VII – UNA VISIÓN DESDE LOS INFIERNOS

 

Otra de las visiones que tuvo San Kozma, fue la de presenciar la acción de los Demonios sobre las almas que iban camino al Cielo. 

 

Una vez, temprano el Jueves Santo, vio el alma del Hegúmeno del Monasterio atónita de Hilandar luchando con demonios en el aire y envió a un discípulo al monasterio con la noticia y la petición de que rezaran a Dios por los difuntos.

 

Cuando el mensajero informó en el Monasterio de Hilandar  las palabras de Kozma y su visión, los ancianos del monasterio respondieron con incredulidad:

 

“Acabamos de ver a nuestro abad, después de Maitines, que ahora quiere celebrar la Liturgia. ¿De dónde sacó tu anciano semejante disparate? ¡Está loco! ¡Se hace pasar por santo!”

 

Pero, por curiosidad, fueron a la celda del abad para transmitirle las palabras del engañado ermitaño y, en efecto, vieron que su abad había muerto repentinamente.

 

VIII – AQUEL QUE NO DEBIO ABANDONAR SU CELDA

 

Cerca del Monasterio athonita de ESPHIGMENOU, al noroeste, se alza una montaña llamada Samaria. Allí, el monje Damián vivía en soledad, teniendo, entre otras cosas, un mandamiento de su superior espiritual: «nunca pernoctar ni dormir en la celda de otro».

 

Sucedió que, por un recado personal, fue a ver a un hermano vecino, y como este estaba ausente, Damián tuvo que esperarlo hasta la noche. Finalmente, el hermano llegó, y Damián, habiendo satisfecho su necesidad, se apresuró a marchar hacia su celda para pasar la noche.

 

En vano su amigo le rogó que se quedara allí, alegando los peligros del viaje nocturno y la llegada de la lluvia. Damián, fiel a la orden de su superior, se mantuvo firme. Los temores de su amigo no fueron en vano. Debido a la extrema oscuridad y la lluvia torrencial, Damián se perdió por completo y no sabía dónde estaba ni adónde iba.

 

En esta situación desesperada, clamó al Señor: "¡Señor! ¡Sálvame, me estoy muriendo!". Y de repente se vio de pie fuera de su celda. Ingreso a la misma y se encendió un fuego en su cocina para darse calor, mientras trataba de pensar en el milagro que había acontecido.

 

Al poco tiempo, acudió a visitar a San Kozma y le contó lo sucedido. El Santo, lo escucho atentamente, y le dijo: «Hermano, guarda el mandamiento que te formulara tu anciano», “no pernoctes en la celda de otros”, «y Dios te salvará de la muerte». Este relato muestra que San Kozma estar también muy respetuoso de los gerontas que vivían en el Monte Athos, y que siendo padres espirituales, conocían a la perfección el corazón de aquellos a los cuales guiaba.

 

 

IX – EL AGUILA Y EL PESCADO

 

Un día, el santo enfermó gravemente y, debido a su debilidad humana, desarrolló un fuerte deseo de pescado. ¿Qué sucedió? Dios, quien había alimentado a Elías a través de los cuervos, también consoló a San Kozma con su providencia paternal: San Kozma vio de repente un águila del desierto que, descendiendo de lo alto, depositó pescado fresco cerca de su cueva. San Kozma dio las gracias antes semejante regalo. Se puso a cocinarlo y  cuando se preparaba para comer oyó una voz misteriosa que le dijo: “Deja un poco del pescado cocido para Cristóbal, porque era su propiedad”.

 

Así es: cercano a donde vivía el monje Kozma, vivía el anciano monje Cristóbal quién estaba preparando el pescado que le habían entregado para su propia comida. Mientras lo lavaba, un águila descendió en picada, y le arrebató el pescado de las manos y desapareció con él.

 

Al día siguiente Cristóbal se le aparece al santo, y tan pronto como dijo una oración ante la puerta de su cueva, San Kozma  le dijo: “Bienvenido, padre, te estaba esperando y me ha quedado algo del pescado que preparaste para fortalecer tus fuerzas en el ayuno”.

 

Cuando Kozma le contó a Cristóbal cómo Dios le había dado el pez, y cuando Cristóbal a su vez le contó sobre la depredación del águila, se regocijaron espiritualmente y glorificaron a Dios, quien tan maravillosamente cuidaba de ellos.

 


X – EL ANUNCIO

 

Los días previos a la muerte de San Kozma fueron los últimos y más difíciles de todas las pruebas terrenales, pues Satanás, con permiso de Dios, lo rodeó con su horda y lo golpeó y hirió de tal manera que apenas pudo recuperarse.

 

Su viejo y sabio amigo, el monje Cristóbal, llegó un día a visitarlo, pero antes de ingresar a su eremita,  oyó a alguien conversando con el Monje Kozma.  El monje Cristóbal, se quedó afuera esperando. Como vio que nadie salía, y la conversación había cesado, entonces llamó a la puerta.

 

La puerta de la cueva se abrió y los amigos se saludaron, entraron y, tras orar, se sentaron. El monje Cristóbal, al no ver a nadie con el santo, le preguntó con quién había hablado. Después de alguna reflexión, San Kozma, movido por un sentimiento de amistad hacia el anciano y no pudiendo ocultarle la visita del Señor, respondió humildemente:

 

“Cristo, nuestro Dios, me ha visitado y, entre otras cosas, al fortalecer mi debilidad, me informó que, con su permiso y los destinos secretos de la salvación que solo él conoce, Satanás y sus hordas me atacarán y atormentarán mi carne pecadora, y esto será presagio y promesa de mi inminente partida para heredar su Reino. Precisamente por eso fuiste enviado a mí. Así que ahora nos separaremos, pues siento la necesidad de soledad y silencio”

 

El monje Kozma le dio una fecha al anciano Cristóbal para que lo vuelva a visitar. Conmovido por la noticia, Cristóbal se retiró con tristeza de San Kozma, esperando el día señalado para visitarlo.

 

XI – LA ETERNIDAD QUE PROCEDE DEL COMBATE

 

Llego el día que el monje Kozma le había indicado el anciano Cristóbal. Este fue a ver a su amigo, y lo encontró casi expirando sus últimos suspiros. Cristóbal le pregunto que había acontecido durante esos días, a lo que San Kozma responderá:

 

“Una noche, Satanás apareció aquí con una multitud de demonios, respirando malicia y furia, rugiendo de envidia y fracaso, y gritando amenazadoramente a sus hordas: "¡Descuidados y débiles! ¡Y hasta ahora, ninguno de ustedes ha podido derrotar y aplastar a este enemigo de mi poder y fuerza! ¿Así tratan a nuestro destronador, quien nos ha derrotado y humillado tan repetida y constantemente?".

 

“Enfurecido, Satanás me atacó y me golpeó terriblemente, como pueden ver por las heridas que aún tengo en el cuerpo.”

 

Su Hermano Cristóbal, puso en aviso a los hermanos del Monasterio de ZOGRAFOU, y lo rodearon para asistirlo física y espiritualmente.  Al tercer día después de los azotes satánicos, tras recibir los Misterios más puros, entregó pacíficamente su espíritu al Señor en alabanza y oración, el 22 de septiembre de 1323.

 

XII – UN CORTEJO ESPECIAL

 

Cuando la noticia de la muerte de Kozma se extendió por los desiertos y monasterios circundantes, una multitud de padres y hermanos se reunió para enterrar sus sagrados restos.

 

Al mismo tiempo, Dios, que glorifica a quienes lo glorifican, glorificó milagrosamente a San Kozma tras su muerte, porque mientras se llevaba a cabo el entierro del santo, animales del desierto acudieron en masa a su cueva: aves emplumadas volaron desde todas direcciones; y todas estas criaturas mudas, como si comprendieran la pérdida compartida de la Montaña Sagrada, rodearon en silencio al justo enterrado, con la mirada fija en él.

 

Cuando el cuerpo fue bajado a la tumba y cubierto con tierra, cada animal emitió su propio grito lastimero y, tras rendir tan maravilloso honor al santo de Dios, se dispersaron a sus lugares desiertos.

 

Más tarde, al cumplirse los cuarenta días de la conmemoración del justo difunto, los hermanos del monasterio de ZOGRAFOU se reunieron en su cueva, celebraron allí una vigilia nocturna y decidieron desenterrar los restos sagrados para trasladarlos con honor al monasterio, pero no los encontraron.

 

Qué fue de ellos, nadie lo sabe hasta el día de hoy; solo Dios, que reina sobre todo y en todo, por los siglos de los siglos, lo sabe. Amén.

 

Compilación y Corrección: Patriarcal Ateneo San Marcos

domingo, 20 de julio de 2025

Icono de la Blachernetissa de nuestra Theotokos

 

 

EL ICONO DE BLACHERNETISSA DE NUESTRA THEOTOKOS

20 de Julio de 2025 / 07 de Julio de 2025 – Calendario Eclesiástico

 


Icono de la Madre de Dios de Blachernae de la iglesia del pueblo de Blachernae (Galería Tretiakov)


I – ORIGEN

La Santa Tradición de la Iglesia Ortodoxa nos refiere sobre acerca del icono de la Blachernetissa, que su origen se atribuyó al Evangelista Lucas. Pistas que lo ayudan a certificar ello, es por haberse “hallado” en la región de Antioquía, tierra natal del evangelista, y con posterioridad, trasladada a la ciudad de Jerusalén.

 

II – UNA PROMESA

Entre los años 412 y 421,  la Santa Emperatriz Elia Pulqueria Augusta (399-453), estuvo a cargo del gobierno del Imperio Romano de Oriente, gobernando a nombre de su hermano menor, Teodosio (401-450). La Santa, a los 16 años adopto el celibato y durante los años siguientes, a cargo de la regencia del Imperio, el palacio imperial fue convertido en un lugar sacro por parte de la Santa, no permitiendo ningún tipo de excesos.

Cuando su joven hermano ya contaba con la mayoría de edad, comenzó Santa Pulquería a buscar una esposa para el futuro Emperador. Su búsqueda se inició en ciudades donde predominaba un ambiente para el cultivo de la sabiduría.  Fue así que en la ciudad de Atenas, conoce una bellísima y virgen mujer de nombre EUDOCIA (401-460), hija de un importante filosofo pagano llamado Leoncio. Era una joven y brillante mujer, única hija junto con dos hermanos, del filósofo ateniense. La Santa Pulquería la elegirá para ser la esposa del futuro Teodosio el Grande.

Eudocia viajará a Constantinopla, donde se bautizará y crismará en la Fe Ortodoxa y ambos jóvenes de 20 años, enlazaran sus vidas en el año 421, naciendo al año siguiente su primera hija, Eudoxia.

El tiempo paso, y ambos regentes gobernaron con sabiduría el Impero Bizantino, fundándose por ejemplo, en el año 425 la Universidad de Constantinopla. También fueron tiempos donde se enfrentaron a la herejía nestoriana, donde la Santa Pulquería, cumpliría un papel importante en sostener la Fe Ortodoxa.

En el año 437, la hija de los emperadores, contraerá matrimonio con el futuro Emperador Valentiniano III. La emperatriz Eudocia había prometido al Señor, que iniciaría un peregrinaje, si su hija lograba contraer un buen matrimonio.

Era momento de iniciar ese viaje para cumplir la promesa.

En el año 438, viajará de peregrinaje a Tierra Santa imitando a  Santa Helena (250-330), madre de San Constantino el Grande, aquella santa mujer que desenterrará la Cruz del Calvario, una de las reliquias más importantes de la Cristiandad.

 

III – LA IGLESIA SANTA MADRE DE DIOS DE BLANQUERNAS

Lo que en este escrito rescatamos en el peregrinaje de Eudocia, es el haber traído de Jerusalén a Constantinopla, aparte de una serie de reliquias, un icono de la Madre de Dios que habría sido pintado por San Lucas, que le será obsequiada a la hermana del Emperador, Santa Pulquería.

El icono se colocó en la Iglesia de la Madre de Dios en Blanquernas en el 439, donde se conservaba la Venerable Túnica de la Madre de Dios

El icono recibe el nombre de “Blachernetissa”  por el suburbio ubicado al noroeste de la ciudad de Constantinopla. En ese lugar, existían un manantial donde se construyó Iglesias principalmente impulsadas por Santa Pulquería en el siglo V, y años después, por el Emperador Justiniano I° en el siglo VI.

En un comienzo la Iglesia estará fuera del contorno de las murallas, hasta el año 627 que quedara el barrio de Blanquernas bajo la protección de una nueva ala de la inmensa muralla de Constantinopla.  La Iglesia se convertirá en la segunda iglesia de importancia dentro de la segunda Roma.

 



IV – PATRONA DE LA CIUDAD DE CONSTANTINOPLA

El Icono de Blanquernas fue  considerado patrona de la ciudad de Constantinopla y de los emperadores bizantinos. En el año 626, durante el asedio de la ciudad por los persas, ávaros y eslavos, bajo el periodo del emperador Heraclio (+641), el patriarca Sergio I de Constantinopla (+638), tomo el icono y lo llevó en un recorrido por las murallas de Constantinopla y, según la Crónica de Pascua, los enemigos se retiraron, afirmando haber visto a la Madre de Dios en la muralla. Posteriormente, el emperador Heraclio dirigirá sus divisiones romanas hacia Persia, haciendo caer al gobernante.

A partir de ese momento, surgió la tradición de trasladar anualmente este icono de Blanquernas al palacio imperial durante el período de la Gran Cuaresma, donde permanecía hasta el lunes de la Semana Brillante.

 

V – BAJO TIEMPOS HERÉTICOS

Durante el período iconoclasta, el icono estuvo oculto de la vista de los heréticos; pero no fue hasta la IV Cruzada que saqueo Constantinopla, que fue necesario retirarlo de la Iglesia, para  ocultado en el Monasterio del Pantocrátor, un gran edificio que en el presente  y luego de la caída de Constantinopla bajo el imperio otomano, fue convertida en una mezquita, hoy de nombre Zeyrek.

 El monasterio se encuentra en la cuarta colina de Constantinopla, con vistas al Cuerno de Oro, al este de la Iglesia de los Santos Apóstoles y al norte del Acueducto de Valente. Construido entre 1118 y 1136, por Juan Comneno e Irene (Piroska de Hungría) fue un gran complejo monástico con hospital, con muchos lugares secretos que permitió ocultar el Santo Icono.

 

VI – HACIA LA SANTA RUSIA

La importancia de este icono, trascendió los límites del Imperio Bizantino. Por ejemplo, existe la crónica de Stepan Novgorodets, quien visitó la ciudad de Constantinopla posiblemente entre 1348 o 1349. Su descripción de la ciudad, es un testimonio de la vida religiosa de la misma, sus templos, la ubicación de los mismos, y por sobre todo las reliquias que ahí se custodiaban y que algunas desaparecieron principalmente por los saqueos que soporto la ciudad luego de la conquista otomana.

Aquí uno de los fragmentos del relato de Stepan:

“Y de allí, el martes, fuimos al icono de fin de semana de la Santa Madre de Dios, este icono fue pintado por el evangelista Lucas, mirando a nuestra Señora la Virgen María misma, cuando aún estaba viva. Ese icono se expone todos los martes. Es un espectáculo asombroso: luego se reúne muchos ciudadanos y vienen de otras ciudades. Este icono es muy grande, está encuadernado con gran maestría, y los cantantes que caminan delante de él cantan hermosamente, y todo el pueblo grita: “¡Señor, ten piedad!”. (1)

Ya caído el Imperio Romano de Oriente, el icono será trasladado al Monte Athos, para llegar al año 1654, donde unos monjes enviaran el icono a la ciudad de Moscú, de regalo  al Zar Alexei I, el segundo zar de la dinastía Romanov.

Al día siguiente de arribar a Moscú, se celebró un servicio solemne en honor al ícono, que se colocó en la Catedral de la Asunción del Kremlin de Moscú. El ícono, que era la patrona de los emperadores bizantinos, se convirtió inmediatamente en una de las reliquias más importantes del futuro imperio ruso.

Se incluyó en la rutina real ceremonial, y de la práctica litúrgica de la Catedral de la Asunción, colocándose el icono en el altar de la catedral. Para protegerlo, se hizo un marco de oro cincelado y decorado con una gran cantidad de piedras preciosas y perlas, y en su descripción, placas de oro con un texto que describe la leyenda del ícono.

 


     Icono de Blanquernas de la Madre de Dios. Segunda mitad del siglo XV (basado en el siglo XIII).


VI – ENTRE GUERRAS               

En 1812, cuando las tropas de Napoleón entraron en Moscú, el icono de Blanquernas no fue retirado de la Catedral de la Asunción y, tras la expulsión de las tropas, se encontró dañado. La imagen fue tallada en una nueva tabla de ciprés y decorada con un marco de plata.

En los siglos XIX y principios del XX, el icono estuvo en la capilla lateral de Pedro y Pablo de la Catedral de la Asunción.

En 1918, tras la Revolución de Octubre, fue trasladado a la Iglesia de la Exaltación de la Cruz en Vozdvizhenka. En 1931, el icono de Blanquernas ingresó en la colección de los museos del Kremlin de Moscú, para entrar en un período de olvido.

Años después, en 1983, el icono de Blachernetissa presentaba serios daños, por lo que se inició su restauración a manos D. A. Dunayev. Durante esta restauración, se reveló la inscripción griega original en el icono: Η ΘΕΟΣΚΕΠΑ[Σ]ΤΟΣ ("Protegida por Dios" o "Protegida por Dios").

Actualmente, se conserva en la Catedral de la Asunción del Kremlin de Moscú.

 

VII – TÉCNICA Y CELEBRACIÓN

 

El icono se realizó con la inusual técnica de pintura a la cera y pertenece al tipo iconográfico de Hodighitria: aquella que marca el Camino.

El icono es celebrado en varias ocasiones en su honor como el 2 de julio  (15),  fiesta de la Deposición de la Túnica; el 7 de julio  (20), y el sábado del Akathisto  de la quinta semana de la Gran Cuaresma. 

 

Compilación: PATRIARCAL  ATENEO SAN MARCOS

 

NOTAS:

(1) https://www.webcitation.org/654o6ncYu?url=http://www.pushkinskijdom.ru/Default.aspx?tabid=4970

 

jueves, 3 de julio de 2025

Pavel Florensky y los Caminos de Nicea

 

PAVEL FLORENSKY Y LOS CAMINOS DE NICEA

 



I – DEL CONCILIO DE NICEA A LOS CONCILIOS DE SIRMIO

 

Durante los debates que se suscitaron en la Cristiandad en los siglos III y IV acerca de la naturaleza de Nuestro Señor Jesucristo, el sacerdote alejandrino Arrio (250-335) afirmo que Jesucristo fue creado por el Dios Padre y que, a consecuencia de ello, carecía de su esencia, por lo tanto, era un ser de naturaleza completamente diferente. La palabra utilizada fue HETEROOUSIOS.

 

La celebración del Concilio de Nicea en el 325, bajo el Emperador San Constantino (+337), logro la afirmación contraria, con un apoyo amplio de obispos entre los que estaba San Athanasios de Alejandria (+373) consolidando el Dogma de la Santísima Trinidad.  El término que se utilizaría sería el de HOMOOUSIOS, esto es, la “consubstancialidad” donde Nuestro Señor Jesucristo es de la misma esencia del Padre y del Espíritu Santo.

 

Sin embargo, al fallecer el Emperador Constantino, lo reemplazará su segundo hijo, Constante II, el cual simpatizaba con la postura arriana. Por tal motivo, permitió la celebración de una serie de concilios, principalmente en la ciudad de SIRMIO, actual Serbia, donde el nuevo emperador estableció su gobierno.

 

Aunque finalmente esta postura arriana será derrotada con el Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla en el 381, surgió un concepto que intentaba “moderar” entre la postura arriana y la conciliar de Nicea del año 325:

 

En el segundo concilio de SIRMIO del año 351, se redactó la Sexta Confesión Arriana donde se aprobará el concepto de HOMOIOUSIOS, donde el mismo, continúa afirmando que Nuestro Señor Jesucristo posee una esencia diferente a la del Creador, pero “similar”. Sin embargo, este cambio, no prosperará y terminará siendo rechazada por el tercer concilio de SIRMIO del año 357, volviendo a la postura original de ARRIO de HETEROOUSIOS.

 

II – LAS DOS FILOSOFIAS

 

El Santo Mártir Pavel Florensky (+1938), utilizó los conceptos del debate sobre la naturaleza de Nuestro Señor Jesucristo, para definir lo que él consideraba dos tipos de FILOSOFIAS que definían el torpe devenir humano.

 

Pavel Florensky nos decía que el racionalismo de la modernidad, que se refería a una filosofía de las cosas y de la inmovilidad sin vida, debe ser caracterizada como una filosofía HOMOIOUSIANA, esto es, una FILOSOFÍA CARNAL, donde busca ser “semejante” al LOGOS de la Creación, más sin serlo, más sin imitarlo. El ser humano que se entroniza como creador de nuevos mundos.

 

La realidad es que el MUNDO MODERNO pretende ser HOMOOUSIOS, o sea, que su RACIONALIDAD CAIDA, termine de alguna manera reemplazando la VERDAD.  Hoy, estas fuerzas tenebrosas presentan “inocentes” fenómenos culturales y científicos como el TRANSHUMANISM* (utilización de la ciencia para expandir las capacidades cognitivas del ser humano y superar limitaciones biológicas venciendo la muerta física) y la INTELIGENCIA ARTIFICIAL. Lo “humano” se va desdibujando en esta nueva FILOSOFÍA CARNAL, tratando de perfeccionar lo que Dios hizo PERFECTO para el camino que debía realizar, y que hoy sin embargo es sepultado.

 

Asimismo, nuestro teólogo ruso, afirmará que, por el contrario, existe una FILOSOFÍA CRISTIANA, la de la Fe y la Razón. Mientras que la filosofía carnal afianza una IDENTIDAD TERRENAL, una filosofía cristiana, por el contrario, hay un acto KENÓTICO –vaciamiento interior, para recibir al Espíritu Santo en nuestras vidas- donde el YO transfigurado supera la IDENTIDAD TERRENAL, rompiendo sus límites y configurándose ahí la figura cristica … SEMEJANTE. Por lo tanto, aquí si aplicamos el concepto de HOMOIOUSIOS, que nos define en nuestra búsqueda incesante de Cristo.

 

Para Florensky, el ÁGAPE (amor incodicional) y la PHILÍA (amor profundo, fraterno, opuesto al EROS) son las columnas de esta filosofía cristiana que se vive dentro de la cosmovisión litúrgica ortodoxa. Es la COMUNIÓN con lo divino, opuesto al INDIVIDUALISMO contemporáneo, esclavo de las pasiones que el “mundo” le ofrece para prolongar su muerte, la física –de la que se quiere escapar-, y la espiritual, la “segunda muerte”.

 

Y este debería ser también un mensaje para las naciones: HOMOIOUSIOS. Siendo creados a imagen y semejanza del PADRE (Génesis 1,27), hemos de transitar esta vida terrenal aprendiendo el Camino que Nuestro Señor Jesucristo vino a enseñarnos. Las naciones son las barcas que en medio de la tempestad deben llevarnos, y estas deben tener timoneles, pontifex, que nos sean puente con el Reino de los Cielos.

 

 Vladyka TEOFANO, Juan M Garayalde

Archieparquia de la República Argentina IOBE/AOCC

Buenos Aires, 03 de julio de 2025

 

lunes, 9 de junio de 2025

PENTECOSTES - Fuego del Espiritu Santo que transforma y no Consume

 

PENTECOSTÉS

Fuego del Espíritu que Transforma y no Consume

08 de junio de 2025/ 26 de mayo de 2025 - Calendario Eclesiástico 



Hermanos, ¿se han puesto a pensar qué debió sentir aquel grupo de discípulos en el Cenáculo? Imagínenlos: cincuenta días después de la Resurrección, con el corazón aún dando vueltas entre la alegría de ver a Cristo vivo y el vacío de su Ascensión. "Quédense en Jerusalén", les había dicho (Lc 24:49). Y allí estaban, esperando, aunque quizás sin saber exactamente qué. 

Y entonces, sucedió, el Viento que Barrió el Miedo, así de pronto, sin aviso, vino del cielo un ruido como de un viento impetuoso (Hch 2:2). ¡Qué descripción más elocuente! No dice "un viento suave", sino un estruendo que sacudió hasta las paredes. San Juan Crisóstomo lo explica con esa claridad que lo caracteriza: No fue solo sonido, sino fuerza divina que arrancó de raíz su temor (Homilías sobre los Hechos). 

Un detalle que estremece, ese mismo viento, pneuma en griego, que significa tanto "viento" como "espíritu", había aleteado sobre las aguas del Génesis (Gn 1:2). El mismo Dios que ordenó el caos primigenio, ahora venía a ordenar el caos de nuestros corazones. 

Y llegaron las Lenguas de Fuego, pero ¿Por qué Fuego? Aquí sucede algo hermoso, el Espíritu no se aparece como paloma, como en el Bautismo de Cristo, sino como lenguas, y esto no representa una mera casualidad, San Gregorio de Nisa lo dice mejor, El fuego que no consume es el amor que diviniza (Sobre el Espíritu Santo). 

Lo podemos percibir en la cotidianidad, ¿Han visto cómo una llama puede fundir metales duros pero también calentar sin quemar? Así obra el Espíritu, derrite nuestro orgullo, ¡Y mira cuánto falta!, pero acuna nuestra fragilidad. 

El Milagro de las Lenguas, la Iglesia se vuelve la Anti-Babel, aquello de que cada uno los oía "en su propio idioma" (Hch 2:6) no fue un truco lingüístico. Era el deshacer de Babel. Mientras en Génesis la soberbia dividió, aquí la humildad unió. Vladimir Lossky, grande de la teología ortodoxa, lo resume así: Pentecostés es la respuesta a Babel: no uniformidad, sino unidad en la diversidad (Ensayo sobre la teología mística). 

Sin embargo, se presenta una paradoja preciosa, los apóstoles no hablaban en "lengua angelical", sino en dialectos humanos. El cielo se encarnaba, una vez más, en lo terrenal.  Cabe preguntarnos, hoy ¿Dónde Está Nuestro Pentecostés? Algunos piensan que fue un evento del pasado,  ¡Terrible error! Lo vivimos cada vez que un sacerdote invoca ¡Ven, Espíritu Santo! en la Divina Liturgia, un padre de familia reza con lágrimas por un hijo descarriado, cuando tú, en tu rincón oscuro, susurras Señor, ten piedad sin saber cómo seguir. ¡Ahí está ocurriendo! Como decía el anciano Paisios del Monte Athos, El Cenáculo no era un lugar, sino el corazón vacío de sí mismo que esperaba ser llenado. 

El Espíritu Santo es Fuego que no se Apaga, queridos hermanos, Pentecostés no es solo una fiesta del calendario, es la prueba irrefutable de que Dios no nos dejó huérfanos (Jn 14:18). El Espíritu sigue aquí, en este mismo instante, buscando corazones que sean cenáculos: no perfectos, sino disponibles. 

Así como una vela que titubea junto al ícono en nuestro altar, como hijos pequeños cuando no logran ver a sus padres, así somos nosotros, frágiles, pero con una llama interior que nadie puede apagar. Porque no es nuestra. Es Suya, es la llama de nuestro Padre, el Dios altísimo que vela por sus pequeños. 

Gloria a Dios en las alturas, que por su Espíritu nos hace capaces de lo imposible.

Amén...

 

El más indigno de tus servidores, Padre Gregorio

Iglesia Ortodoxa Eslava de América - Venezuela

jueves, 5 de junio de 2025

El elegido de los Cielos - A 1.700 años del Concilio de Nicea

 

EL ELEGIDO DE LOS CIELOS

A 1700 AÑOS DEL CONCILIO DE NICEA


Nos refiere la tradición cristiana que, cuando el Emperador Constantino se hizo presente en el lugar donde se estaba proyectando erigir la nueva capital del ImperIo Romano, este elevará sus ojos a los cielos y le preguntará al Señor:

 

“¿Cuándo vas a detenerte, Señor?”

 

A lo que recibe la siguiente respuesta:

“Cuando se detenga el que marcha delante de mí”. (1)

 

 


 Icono – San Constantino el Grande

 

 

I - PRIMEROS SIGLOS

 

Con el nacimiento de Cristo, el mundo cambio. Nada ha vuelto a ser igual desde entonces. La historia de la humanidad, a los ojos de los profetas del Antiguo y Nuevo Testamento, iniciará un camino donde se confundirá el progreso espiritual por el progreso material. Para justamente evitar entender la crisis que se vive y que fuera preanunciada, el mundo ha decidido optar por la ceguera y apartarse, tomando distancia de los púlpitos de las Iglesias que les marcaban el ERROR.

Lo cierto es que, el MUNDO CAIDO, no esperaba a nuestro Señor Jesucristo. Esta primera reacción surge desde las sinagogas, caídas en la herejía del QUILIASMO (2), iniciándose la persecución de los cristianos. Al poco tiempo, las persecuciones persistirían, pero esta esta vez, de la mano del Imperio Romano Pagano.  

En ese tiempo de persecuciones, hubo dos tipos de expresiones del cristianismo, por decirlo de alguna manera y a los fines pedagógicos del presente escrito, que se fueron modelando en una necesaria interacción: el primero, representado por San Pablo, que, con su GUÍA ESPIRITUAL, mantendrá unidas a las comunidades cristianas de los problemas internos, a través de consejos, enseñanzas, vivencias, que, bajo la Luz del ESPÍRITU SANTO, marcarán al CRISTIANISMO en su inicio y para toda la eternidad. El segundo, es la organización interna, que ya se vislumbraba como una necesidad en cartas como la del Papa Clemente de Roma, 3er. Sucesor de San Pedro, que gobernó la Iglesia de Roma entre el año 93 y el 101. A dicho Papa se le debe la EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS, uno de los primeros documentos papales que llegan al presente, quien, versado en la cultura y pensamiento helénico, habla de una universalidad, una fusión, un espíritu común (sympneo) entre la Polis griega y el cristianismo; pero también la necesidad de una DISCIPLINA y un orden público de la Iglesia Cristiana (3). Para ejemplificar sobre la necesidad de una disciplina y jerarquía, utiliza comparaciones con las legiones del ejército romano:

“Alistémonos, pues, hermanos, con toda sinceridad en sus ordenanzas intachables. Consideremos los soldados que se han alistado bajo nuestros gobernantes, de qué modo tan exacto, pronto y sumiso ejecutan las órdenes que se les dan. No todos son perfectos, ni jefes de millares, ni aun de centenares, ni de grupos de cincuenta, etc.; sino que cada hombre en su propio rango ejecuta las órdenes que recibe del rey y de los gobernantes. Los grandes no pueden existir sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes”. (4) 

 

II - EL CAMINO SINODAL

 

Esta necesitad de organización interna de los cristianos no fue algo fácil. Siendo una religión perseguida, se dificultaba lograr acuerdos entre comunidades cristianas ubicadas en regiones muy distantes entre sí.

¿Cómo se denominaban los encuentros entre comunidades cristianas, con el objeto de organizar la Iglesia?  Hablaremos en este pasaje del trabajo de un término muy importante para el desarrollo de la Iglesia Ortodoxa: el SINODO; palabra proveniente del griego  “sun-odos” cuyo significado es “caminar juntos”, lo cual, bajo la guía del ESPÍRITU SANTO, la ekklesia (termino que evoca la asamblea de los ciudadanos de la Polis griega) inicia su proceso de organización. 

Se considera el primer sínodo de la cristiandad al Concilio de Jerusalén (Hechos 15, 2-35) realizado entre el año 48 y 50 de la era cristiana, donde recibieron a San Pablo y a San Bernabé para dialogar sobre aquellas costumbres judías que deberían ser dejadas de lado en la difusión del Evangelio a nuevos pueblos.

Con el tiempo, el SINODO sería una reunión deliberativa donde los participantes principales debían ser los Obispos de la Cristiandad (Canon Apostólico 34), aunque habría excepciones con algunos miembros del clero y por, sobre todo, con algunos fieles. Asimismo, se debe diferenciar un sínodo regional o local (afecta a una iglesia cristiana en particular) de uno general (participación de varios patriarcados). En este segundo caso, ya estamos hablando de un CONCILIO. En dichos sínodos, aunque esté presente la autoridad principal de la Iglesia, la misma no tiene autoridad sobre el Sínodo convocado, pero tampoco está excluido de él.

Para fines del siglo III, los cristianos carecían de una unidad litúrgica y teológica. Como hemos dicho, esto se debe a causa de las persecuciones y la falta de oportunidades para organizar un sínodo de carácter universal para todos los cristianos. Sin embargo, eso no impidió que el CRISTIANISMO cumpliera con el mandato de Nuestro Señor Jesucristo. A pesar de la falta de unidad, las conversiones se daban en todos los rincones del Imperio Romano y en naciones fronterizas. 

 

III - LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE UN IMPERIO

 

El nacimiento de Cristo y posterior expansión del Evangelio, aconteció en uno de los momentos cumbres del desarrollo político de la historia de Roma: la instauración del IMPERIO.

Nuestro Señor Jesucristo vive parte de su vida bajo el reinado del primer Emperador de Roma, Caesar Augustus (año 27 a.C. al 17 d.C.). En esos primeros siglos, a Roma le costará encontrar estabilidad luego de la muerte del emperador Augusto. Emperadores como Calígula, Nerón, Galba, Oton, etc., empañaron la joven institución del imperio, representando una crisis que trascendería en tanto preanuncio de una crisis espiritual mayor que afectaría la soberanía del poder romano sobre los territorios conquistados.

Sin embargo, hubo periodos de relativa paz, comprendido entre el año 96 (ascenso el Emperador Marcus Cocceius Nerva) hasta el año 180 (fallecimiento del Emperador Marco Aurelio), donde el cristianismo tuvo la posibilidad de expandirse casi sin oposición, más allá de algunas campañas persecutorias hacia los cristianos en diversas etapas de la corta historia del impero romano pagano.

El EVANGELIO comenzó su difusión en Palestina, pasando a Siria, Alejandría, Grecia y llegaría a Roma. Esta comunidad en constante crecimiento a pesar de las persecuciones, iba creciendo en paralelo al ideal imperial de Roma.

La comunidad cristiana se fundaba en la FE y en la PALABRA, que los evangelios iban transmitiendo de ciudad a ciudad. Surgirá la necesidad de que nazca una COMUNIDAD independiente de lazos de sangre (judaísmo) y de los lazos políticos (Roma). Este desarrollo comunitario es el que provocaría los choques con las autoridades del Imperio Romano. Como hemos dicho anteriormente, comienza a manifestarse un cristianismo bajo una cosmovisión helénica, donde su modelo social era la Polis Cristiana, una simbiosis, entre el mundo griego y el mundo cristiano.

La estructura del Imperio Romano, fuertemente jerárquica como las antiguas civilizaciones, tenía en su cúpula al Emperador, y sus nobles (Patricios), continuándole una inmensa base de plebeyos, pueblos conquistados y esclavos. El Cristianismo venía a traer un nuevo ideal de HOMBRE, donde su reino no era “de este mundo” (Juan 18:36), por lo que planteaba una moral y conducta alejada de las ideas heroicas de los mitos greco-romanos. El CRISTIANISMO, por lo tanto, no ingresó por la CUPULA del Imperio Romano, sino por sus BASES.

 


Se suele decir, hasta despectivamente, que el cristianismo fue una religión de “esclavos” como expreso popularmente el filósofo alemán Friederich NIetzche (1844-1900) en su obra “Genealogía de la Moral”. Aunque este punto no se puede negar, sin embargo, el cristianismo comienza a difundirse bajo los pueblos conquistados por el Imperio Romano, como fue el caso del pueblo hebreo, y pueblos paganos de Palestina, Siria y Egipto. O sea, entre los primeros cristianos, no había exclusivamente esclavos, sino también ciudadanos de las más bajas escalas sociales del Imperio Romano. Sin embargo, paulatinamente ira conquistando el Cristianismo nuevos sectores del imperio, letrados e iletrados, ricos y pobres, militares y comerciantes.  Líricamente se suele decir que el cristianismo conquisto las bases del impero romano hasta llegar finalmente el emperador, el último en convertirse, que en este caso sería Constantino el Grande que, en el 313, legalizará el cristianismo dentro de las fronteras del Imperio, y posteriormente, se asumirá al Cristianismo como religión oficial del Impero Romano bajo Teodosio el Grande en el año 380. (5)

Para Constantino, los cristianos, en su tenaz resistencia habían demostrado la verdad de su religión, y él mismo había sido elegido por Dios para luchar por la fe. Este es citado en la obra de Eusebio de Cesárea: “Por eso te ruego, no sin causa, Señor del Mundo, santo Dios, ya que bajo Tú dirección he comenzado y cumplido gestas libertadoras. Con Tú signo al frente, conduje los ejércitos a gloriosas victorias, y si el bien de la patria lo requiere una vez más, saldré contra los enemigos con la misma insignia de Tu poder” (6)

 

IV - EL CAMINO AL CONCILIO DE NICEA

 

Una vez unificado el imperio bajo Constantino, este comenzó a brindar cargos políticos y militares a cristianos, y comenzará a rodearse de obispos para conocer la realidad del Cristianismo de su tiempo. Ahí notará dos problemas: 1) los paganos, solo conocían del cristianismo lo que sus enemigos y detractores difundían; y 2) el cristianismo, en su forma organizativa, era anárquica, y ello traía aparejado la existencia de diferencias en el desarrollo del culto y en las creencias teológicas.

En este tiempo, confrontaban el judeo-cristianismo con el heleno-cristianismo, dos cosmovisiones filosóficas, culturales y lingüísticas muy diferentes.   Surgían también  escuelas de formación como la alejandrina y la antioquena, que indagaban sobre cuestiones esenciales como la Santísima Trinidad, y acerca de la naturaleza de Nuestro Señor Jesucristo. La doctrina de Arrio de Alejandría y de Meletio de Licópolis (Egipto), mas algunos movimientos gnósticos, iban generando dolorosos cismas que, de alguna manera, exigía que los obispos debían tomar decisiones de carácter universal para todos los Cristianos.

Habiéndose previamente celebrado algunos sínodos, los resultados no fueron del todo positivos.  Frente a dicha situación, el Emperador Constantino decidió timonear la  crisis, convocando para el año 325, un concilio en la ciudad de Nicea, cercana al lugar suyo de residencia, Nicodemia.  Ofrecerá todas las comodidades a los participantes del sínodo, unos 318 obispos (7) de toda la ecúmene cristiana. 

Sobre la importancia del Concilio de Nicea, nos dice el historiador alemán Joseph Vogt (1895-1986) especializado en la historia del Imperio Romano, lo siguiente:

“Era una reunión como la humanidad antigua no había visto jamás; hombres que habían sufrido gravemente en los años de persecución, y hasta mutilados por ella, manifestaban con su presencia el cambio de los tiempos y la disposición de la Iglesia para acoger al mundo antiguo, en un momento fructífero, en el orden de la salvación” (8)

Tomando el modelo del Senado Romano, un obispo presidia la reunión como mediador y facilitador de los temas a abordar y en el caso del Emperador Constantino que se hizo presente en el Concilio, se adjudicó el derecho de intervenir según su buen parecer.

 

 

V - EL CREDO

 

Icono – San Constantino sosteniendo la Iglesia en sus manos protectoras.

 

Han transcurrido 1.700 años de la celebración del Concilio de Nicea, considerado por algunos “cristianos” como un acontecimiento nefasto en tanto sería el responsable de la edificación de una iglesia “monárquica”, tergiversadora del “cristianismo primitivo”, y creadora de dogmas ajenos al Evangelio; siendo este un sintético resumen de los innumerables cuestionamientos a la figura del Emperador Constantino.

Por el contrario, la IGLESIA ORTODOXA ha elevado a los altares a San Constantino el Grande y a su madre Santa Helena (250-330). Constantino es quién pondrá las bases para que los cristianos en la tierra, logren crear aquella COMUNIDAD CRISTIANA que pensaba el Papa Clemente, mirando con ojos helénicos el milagro de la Cristiandad; el milagro de estar dentro de una barca unidos en el camino hacia la eternidad.

Constantino  le brindará a la Cristiandad, más de 12 siglos donde un Emperador será el protector de la Iglesia, brindando un “paraguas” de resguardo frente a los enemigos de la Iglesia.  Ciertamente, esos 12 siglos de la existencia del Imperio Romano de Oriente, no fueron perfectos, pero dentro de ese marco, el ESPÍRITU SANTO pudo obrar sobre príncipes y obispos para definir los Dogmas de Fe de la ORTODOXA, convirtiendo al Imperio en un PONTIFEX, en un “hacedor de puentes” entre este mundo imperfecto con el de la ETERNIDAD, el Reino anunciado por Cristo.  Su modelo político/religioso tendrá sus continuadores como en la Rusia de los Zares, que se consideraba a sí misma la “Tercera Roma”.

Como habíamos dicho en el punto anterior, uno de los temas principales del Concilio de Nicea y de otros que le continuarían, era el problema de las herejías, esto es: los errores doctrinarios que debían rectificarse para lograr definir la RECTA DOCTRINA CRISTIANA.  Sin embargo, el otro punto, precisa que nos detengamos con mayor énfasis:

Un problema era ordenar ese cristianismo anárquico que mencionábamos; y otra aún más importante, era explicarle al mundo PAGANO, quienes eran, en definitiva, los cristianos.

El mundo pagano, solo conocía a través de sus detractores al Cristianismo. Uno de sus más famosos críticos por el nivel intelectual, fue CELSO (Siglo II), que trataba de reducir al cristianismo a una simple superstición, casi al nivel de una hechicería.  Celso argumentaba que el cristianismo era peligroso para el imperio en tanto que era difundido por gente ignorante, que lograba atraer a personas de su misma condición social, en tanto que al carecer de “inteligencia” no eran capaces de discernir las supercherías de los cristianos.

Es por tal motivo, que una de las prioridades para el Concilio de Nicea, para el Emperador Constantino y para toda la Ecúmene Romana, era definir, QUE ERA UN CRISTIANO. Esta pregunta esencial dentro del Concilio daría por nacimiento al CREDO, uno de los más importantes DOGMAS de FE de la Santa Iglesia Católica Ortodoxa.

El CREDO terminará íntegramente de completarse en el Concilio de Constantinopla del año 381 y, por dicho motivo, se lo llama Credo Niceno-Constantinopolitano. Entre la celebración del Cóncilio de Nicea y el Primer Concilio en Constantinopla, va a edificarse la nueva capital del Imperio Romano, que será inaugurada el 11 de mayo del 330, con la presencia del Emperador presidiendo una fiesta que durará 40 días. (9)

La fundación de la nueva capital del Imperio Romano, no será un hecho menor dentro de la historia del Cristianismo: nacerá ahí el quinto patriarcado histórico, que conformarán la PENTARQUIA: Jerusalén, Antioquía, Alejandría, Roma y Constantinopla. 

El CREDO será entonces la presentación de los CRISTIANOS ante el MUNDO: Su Dios, el Creador de todas las cosas. Su Hijo, consustancial al Padre, el Espíritu Santo enviado con posterioridad a la muerte terrenal del Hijo; la Iglesia a la cual creer; el sacramento del Bautismo que nos marca para el inicio del Camino; y la promesa de la RESURRECCIÓN; la vida ETERNA.

Para los tiempos antiguos, el CREDO fue de una importancia superlativa y por ese motivo, no existe Catecismo Ortodoxo que no lo tenga como principal tema a estudiar.

A 1.700 años del Concilio de Nicea, el ESPIRITU SANTO eligió a San Constantino el Grande para dar unidad a la IGLESIA. El trabajo de los APÓSTOLES encontraría en Constantino un canal donde fluiría el mensaje del EVANGELIO a todas las naciones.

Para finalizar, las palabras de un historiador y biógrafo contemporáneo del Emperador Constantino, el estadounidense David Potter (1957), nos dice:

“Desde la distancia que nos separa de aquel tiempo es difícil hacerse una idea de la extraordinaria originalidad de lo que se proponía hacer Constantino. Nunca había habido un credo universal, y tampoco los obispos, habituados a servirse de sus propios credos bautismales, debían de sentir necesidad alguna de semejante declaración. La decisión de publicarla como definición universal de la fe se nos presenta, sin lugar a dudas, como el género de iniciativa propio de un administrador avezado. (…) Al Constantino que poco antes había anunciado su creencia en el poder de su dios no le atraía en absoluto, la idea de ver desmembrarse a la Iglesia por enfrentamientos acerca de la precisa naturaleza de la relación entre las distintas personas de la Trinidad. En su mundo, el poder emanaba de lo alto, y en el cielo tenía que ser como en la tierra. En su concepción original, el credo de Nicea no emerge de un proceso teológico, sino de uno legislativo presidido por el emperador. Al promulgar un edicto, este podía buscar el consejo de los expertos antes de formular sus propios artículos, y en este caso, Constantino recurrió a la opinión de los entendidos y elaboró una redacción que juzgo razonable” (10)

 

A esto podríamos corregir, que a pesar del sesgo “político” de lo llevado a cabo por Constantino según el historiador Potter, tenemos que AFIRMAR -colocándonos los anteojos helénicos de Clemente de Roma-, que lo POLITICO, la acción de  tomar de decisiones en común entre los miembros de una comunidad, es la esencia de la vida pública en la POLIS (Ciudad-Estado), y este se desarrollará en el concepto sinodal de esa Comunidad Cristiana –Ekklesia- en formación. 

 

NO hablamos de la “política” como ENFERMEDAD desde las pragmáticas formulaciones de Maquiavelo. Vemos el obrar de San Constantino, abrazando el ideal CRISTIANO, como nunca se hizo con otra tradición religiosa que conquisto las bases populares de un Imperio; y en dicho proceso, no podemos olvidar que  SIEMPRE, el ESPIRITU SANTO estuvo para guiar los destinos de príncipes y obispos.


Vladyka TEOFANO, Juan M Garayalde

Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero IOBE/AOCC 

Archieparquia de la República Argentina

 

Ciudad de Buenos Aires, 03 de junio de 2025/21 de mayo de 2025 del Calendario Eclesiástico

Conmemoración de los Santos Iguales a los Apóstoles, Emperador Constantino (337) y su madre Helena (327).

 

NOTAS:

 

(1) Citado por A.A. Vasiliev, “Historia del Impero Bizantino” – Ed. Iberia Joaquin Gil Editores S.A., Barcelona 1946. Pág. 71

(2) Nos dice Nicolai Berdiaev: “La espera del reino sensible de Dios en la tierra corresponde al QUILIASMO. Los judíos esperaban al Mesías, rey terrenal, para organizar sobre la tierra el reino deleitable de Israel; y rechazaron el Mesías que apareció bajo la forma de un esclavo y que enseño que Su Reino no era de este mundo. El Mesías crucificado es el eterno contrario de aquel que debe realizar el paraíso terrenal, el Reino de Dios en la tierra. La utopía del paraíso social en la tierra es un fenómeno del QUILIASMO judíos. Su carácter materialista no ha de hacernos olvidar sus antiguos orígenes religiosos” (En “Sobre la Desigualdad”, Ed. EMECE Buenos Aires, 1978, Pág. 305-306). En este fragmento podemos concluir que ideologías modernas como el LIBERALISMO, SOCIALISMO Y MARXISMO, representan ese intento, de querer crear un “paraíso en la tierra” planteando utopías irrealizables, que llevo a la crisis de la Postmodernidad, planteada inicialmente por el filósofo francés Jean-François Lyotard (1924-1998).

(3) Ver Capitulo II de la obra de Werner Jeager, “Cristianismo Primitivo y Paideia Griega” – Ed. FCE, México, 1998.

(4) Capitulo 37 de la EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS de Clemente de Roma: https://escrituras.tripod.com/Textos/EpClemente1.htm

(5) Ver de Ricardo Etchegaray y Pablo A. García, “Introducción a la Filosofía a través de su Historia” – Ed. Colección Universitaria – La Plata 2001. Pág. 93.

(6) Citado en Joseph Vogt. “Constantino el Grande y su Siglo”, Ed. Peuser, Buenos Aires 1956, Pág. 201).

(7) A.A. Vasiliev, Op. Cit., Pág. 66

(8) Joseph Vogt, op. cit. Pág. 206.

(9) A.A. Vasiliev, Op. Cit., Pág. 71

(10) David Potter, “Constantino el Grande” Ed. Critica, Barcelona 2013, Pág. 283