PARA TI ESTA ESCRITO
Jesús es una interrupción
radical en el orden establecido, es un llamado a vernos y transformarnos desde
el interior, valorando quienes somos desde nuestra naturaleza de Hijos de Dios.
Archimandrita Gregory
IOBE – Argentina
Misión en la Argentina de la Iglesia Bieolorrusa Eslava, en su tarea de edificar CRISTOPOLIS, un lugar dedicado al estudio de la teología ortodoxa y a la práctica de la oración hesicasta.-
PARA TI ESTA ESCRITO
Jesús es una interrupción
radical en el orden establecido, es un llamado a vernos y transformarnos desde
el interior, valorando quienes somos desde nuestra naturaleza de Hijos de Dios.
Archimandrita Gregory
IOBE – Argentina
24 de octubre / 11 de
octubre – Calendario Eclesiástico
SYNAXIS DE LOS STARETZ DE OPTINA
En el día de la SYNAXIS DE LOS STARETZ DE OPTINA, recordamos
a su último abad: Hieromartir Archimandrita ISAAC II (Bobrakov),
Nació en el año 1865 en el pueblo de Ostrov, provincia de
Orel Ivan Nikolayevich Bobrikov. Hijo de una humilde familia campesina.
En 1884 entró en el monasterio de Optina como novicio. Fue
el último abad del monasterio de Optina, y se distinguió por su gran calma,
sencillez y por la abundancia de lágrimas que derramó durante los servicios
divinos.
Cuando el monasterio de Optina se cerró en 1923 por acción
del gobierno soviético, varios de los monjes dirigidos por el P. Isaac
permaneció en Kozelsk, donde sirvió en la iglesia de San Jorge.
En agosto de 1929, en el segundo o tercer día después de la
Transfiguración, todos los monjes de Optina, encabezados por el Padre Isaac,
fueron arrestados y encarcelados en la prisión de Kozelsk. Los arrestados
fueron enviados a la prisión de Sukhinichi, y de allí a Smolensk.
En enero de 1930, después del final de la "investigación"
realizada por el gobierno ateo y genocida soviético, el Padre Isaac, fue
exiliado a Siberia junto con otros de los monjes de Optina, donde, según una
fuente, acabaron con sus vidas.
Según otra fuente, el Padre Isaac fue exiliado a Belev en la
provincia de Moscú. Se lo dejó libre por entonces, hasta el 16 de diciembre de
1937, donde el Archimandrite Isaac fue arrestado. El 30 de diciembre fue
condenado a muerte por la "troika" de la NKVD en Tula. El 8 de enero
de 1938, recibió un disparo junto con otros monjes Optina en el bosque de
Tesnitsky cerca de Tula.
QUE SU MEMORIA SEA ETERNA
ESCLARECIMIENTO
La Iglesia de Cristo existe en este mundo como la presencia
del Reino de Dios aún por venir, y por lo tanto:
-No existe en este mundo para su relativa mejora.
-No existe para promover o defender una determinada
ideología, una política económica o programa social. Cuando hay un Hombre de
BIEN, las ideologías son innecesarias.
-No existe para anunciar más “novedades” revolucionarias,
que no sean las que Cristo mismo nos
brindó a través de las Sagradas Escrituras, la Tradición de los Padres de la
Iglesia y del testimonio de sus Santos.
El Santo Mártir Pavel Florenski nos decía que debíamos
asumir un “optimismo trágico” de la vida, ya que esta no es una “fiesta y una
diversión continua”, en tanto la misma poseía muchos aspectos pecaminosos que
nos desvían de lo ESENCIAL.
Y, justamente, la Iglesia Ortodoxa nos enseña que el ICONO,
es el portal de la belleza que precede, que anuncia, nuestro camino hacia la
Eternidad, a un Reino, que como decíamos al comienzo: no es de este mundo (Juan
18:36)
Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos
14 de octubre de 2024 / 01 de octubre de 2024
LA PROTECCIÓN DE NUESTRA SANTÍSIMA SEÑORA THEOTOKOS Y
SIEMPRE VIRGEN MARIA
I – CUSTODIOS DEL MANTO
La Iglesia Ortodoxa conmemora en este día la fiesta llamada
“La Protección de la Virgen”. Relataremos la historia del descubrimiento del
manto de la Virgen llamado "maphorion" u "omophorion" (del
griego omos = hombro y espalda).
En tiempos del León I, “el Tracio” (457-474), emperador del
Imperio Bizantino, nos cuenta San Máximo el Confesor, que había dos príncipes:
Galbios y Cándidos, hermanos de sangre y hasta de generosidad. Un día surgió en
estos príncipes el deseo de peregrinar a Jerusalén para venerar los lugares
santos. Reunidos en Palestina, emprendieron el camino hacia Galilea, para
visitar Nazaret y Cafernaún. Al llegar se alojaron en una pequeña aldea donde,
con muchos otros, moraba una mujer virgen de avanzada edad. Esta mujer era la
encargada de la custodia del tesoro de la santa capa de la Madre de Cristo,
nuestra señora y siempre virgen maría.
Providencialmente, se albergaron en su casa los príncipes.
En el interior de la vivienda descubrieron una habitación en la que siempre
había encendida vales: estaba saturado de incienso aromático, y yacían allá
muchos enfermos. Con los más insistentes ruegos pidieron a la anciana que les
revelara toda la verdad. Habló ella, desde lo más hondo del alma, llorando y
con ojos bajos, diciéndoles como avergonzada: “A nadie, señores, hasta hoy se
les ha revelado este misterio: mis padres me lo confiaron con juramente a mí,
su única hija”. El secreto se le había confiado a una virgen, a fin de que
ella, a su vez, en el momento de la muerte se lo confiase a otra. “En la
actualidad le correspondió a la que estáis viendo”, dijo. “Esto es lo que hasta
hoy se ha venido transmitiendo en mi familia: que una mujer permaneciera
virgen. Pero después de mí no hay ya nadie a quién pueda dar a conocer el
hecho; por lo que les voy a revelar esto a vosotros”. “Se halla ahí depositada
la capa de la Madre de Dios”.
II – RUMBO A CONSTANTINOPLA
Los dos príncipes, tomaron el manto de la Madre de Dios, y
lo llevaron a Jerusalén, hasta que en el año 472 Galbios y Cándidos, la
llevaron a Constantinopla, siendo depositada en el Santuario de BLAQUERNAS, un
suburbio del noroeste de Constantinopla donde residirá la segunda iglesia más
importante.
No siempre estuvo la reliquia segura. En junio del año 619
la reliquia fue escondida ante una incursión de bandidos. Sería devuelta al
santuario el 2 de julio del mismo año, una fecha que se convirtió en una celebración
mariana, o sea: "fiesta de la 'Deposición en la basílica de Santa María de
las Blanquernas de la santa Túnica de la Theotokos'".
III – MILAGRO DEL SANTO MANTO DE LA THEOTOKOS
"La Virgen hoy se presenta dentro de la Iglesia, y con
los coros de los Santos invisiblemente por nosotros ora a Dios: los ángeles con
los jerarcas hacen reverencia, y los apóstoles con los profetas cantan: por
nosotros el Dador de Dios ora al Dios Preterno"
En el año 911, Constantinopla se vio ante un ataque enemigo
y el pueblo acudió a la Iglesia de Blaquernas para pedir la protección de la
Virgen.
San Andrés, un “loco por Cristo”, tuvo una visión en la que
veía a la Virgen entrar a la Iglesia cuando estaba llena y tomar el velo y
ponerla sobre toda la asamblea como símbolo de protección. El relato consiste
en lo siguiente:
“a la hora cuarta de la noche levantó los ojos hacia el
cielo y vio venir por el aire a nuestra Santísima Señora Madre de Dios
resplandeciente de una luz celestial y rodeada de una asamblea de los santos.
El santo Bautista del Señor Juan y el santo Apóstol Juan el Teólogo acompañaban
a la Reina del Cielo. De rodillas, la Santísima Virgen comenzó a orar con
lágrimas por los cristianos y durante largo tiempo estuvo en oración. Luego,
acercándose al trono del Presbiterio, continuó su oración y, una vez terminada,
se quitó el velo de la cabeza y lo extendió sobre las personas que oraban en la
iglesia, protegiéndolas de los enemigos visibles e invisibles. La Santísima
Señora Madre de Dios resplandecía de gloria celestial y el velo protector en
Sus manos brillaba "más que los rayos del sol".
Seguidamente, la Santísima Madre de Dios imploró al Señor
Jesucristo que aceptase las oraciones de todo el pueblo, invocando su Santísimo
Nombre y acudiendo a Su intercesión:
"Oh Rey, acepta a toda persona que te ruega e invoca Mi Nombre en busca de ayuda, que no se vaya con las manos vacías sin ser escuchada ante Mi Rostro".
Los santos Andrés “loco de Cristo”, y su discípulo,
Epifanio, se les concedió contemplar a la Madre de Dios en oración,
"durante mucho tiempo contemplaron el velo protector extendido sobre el
pueblo y los relámpagos como destellos de gloria para el Señor; mientras la
Santísima Madre de Dios estaba allí, también el velo protector era visible;
pero con Su partida también se hizo invisible, y aunque lo llevó consigo, dejó
atrás la gracia de haber estado allí".
En la iglesia de Blaquernas se conservó el recuerdo de la aparición milagrosa de la Madre de Dios.
A partir de ese día el ataque a Constantinopla se detuvo.
Fue desde ese entonces que la Iglesia dedica el 1 de octubre a recordar a los
fieles que la Virgen María es, además de nuestra Madre, nuestra Protectora en
toda aflicción.
IV - ¿DE QUIEN ERA LA AMENAZA?
La fuente rusa nos habla de una fiesta importante, ya que se
celebra la destrucción divina por una tormenta de una gran flota pagana-rusa
bajo el mando de Askold y Dir que amenazaba a la propia Constantinopla, en
algún momento entre los años 864 y 867, o según el historiador ruso Vasiliev el
18 de junio de 860.
La Crónica Primaria Rusa de San Néstor señala esta
liberación milagrosa después de la vigilia que duró toda la noche y la
inmersión de la vestimenta de la Madre de Dios en las aguas del mar en la
iglesia de Blaquernas, pero sin mencionar a los santos Andrés y Epifanio y su
visión de la Madre de Dios en oración.
V – INTERCESORA
En el prólogo de un libro ruso del siglo XII se describe la
instauración de una fiesta especial en honor de este acontecimiento:
"Cuando lo oímos, nos dimos cuenta de lo maravillosa y misericordiosa que
era la visión y, además, de la expectativa y la intercesión en nuestro favor,
sin celebración... y resultó que Tu santa Intercesión no debía quedar sin
celebración festiva, ¡oh Bendita sea! ". Por eso, en la celebración
festiva de los servicios divinos a la Intercesión de la Madre de Dios, la
Iglesia rusa entona:
"Con los coros de los Ángeles, Oh Soberana Señora, con
los venerables y gloriosos profetas, con los Apóstoles de primer rango y con
los Sacerdotes Mártires y los Santos Jerarcas, ruega por nosotros, pecadores,
glorificando la fiesta de Tu Intercesión en la Tierra Rusa".
En Rusia, en el siglo XII aparecieron iglesias en honor de
la Intercesión de la Santísima Virgen María. Muy conocido por sus méritos
arquitectónicos es el templo de la Intercesión de la Santísima Virgen en Nerla,
construido en el año 1165 por el santo príncipe Andrei Bogoliubsky. Gracias a
los esfuerzos de este santo príncipe, también se estableció en la Iglesia rusa
la fiesta de la Intercesión de la Santísima Virgen María, hacia el año 1164. En
Nóvgorod, en el siglo XII, existía un monasterio de la Intercesión de la
Santísima Virgen María (el llamado monasterio de Zverin); en Moscú, también
bajo el zar Iván el Terrible, se construyó la catedral de la Intercesión de la
Santísima Virgen María en la iglesia de la Santísima Trinidad (conocida como la
iglesia de San Basilio el Grande).
VI – OTROS MILAGROS DE PROTECCIÓN
En el XVII, otro evento calificado de milagroso sucede cerca
de Azov, en 1641. Ese año los turcos asediaron la fortaleza más de tres meses
con fuerzas muy superiores en número a la pequeña guarnición cosaca que la
defendía. Hasta un total de 24 ataques se sucedieron y en toda la resistencia
de la guarnición cosaca obligó a los turcos a abandonar el intento tras sufrir
grandes pérdidas. La victoria fue atribuida a la protección de la Santísima
Virgen. Desde entonces la fiesta ortodoxa de la Intercesión de la Madre de
Dios, que se celebra el 14 de octubre, fue adoptada por el ejército de los
cosacos del Don como su principal fiesta militar.
Más modernamente, ya en el siglo XX, tras un olvido de mucho
tiempo, la Fiesta de la Intercesión, que no se celebraba en Grecia, donde
surgió en el siglo X, fue recuperada. El pueblo griego atribuyó a la protección
de la Santísima Virgen la liberación final de Grecia durante la Segunda Guerra
Mundial. La Iglesia de Grecia, por decisión sinodal, recuperó la Pokrov, la
fiesta de la Protección de la Santísima Virgen, que desde entonces se celebra
en Grecia el día 28 de octubre, día de la liberación de Atenas.
VII – LA ICONOGRAFÍA
La formación de la iconografía de la Fiesta de la
Intercesión de la Santísima Madre de Dios se remonta al siglo XII, aunque las
imágenes más antiguas que se conservan se remontan al siglo XIII, una época
marcada en Rusia por la construcción de templos y monasterios dedicados a este
evento.
Generalmente se acepta destacar dos versiones iconográficas
principales de la Intercesión: la llamada "Suzdal" (desarrollada en
la Rusia central) y "Novgorod". En el primer caso, la Madre de Dios
está representada frente al templo, extendiendo su maforium (especie de foulard
que cubría la cabeza) sobre todos los presentes. En la versión
"Novgorod", el velo está sostenido por ángeles, y no por la misma
Madre de Dios, representada dentro del templo sobre las puertas reales cerradas.
Ambas opciones tienen características similares:
A) Como regla general, se figura un testigo ocular del
milagro ocurrido en Blaquernas. Se trata de San Andrés, el Loco de Cristo,
señalando la imagen de la Virgen a su joven discípulo.
B) El velo que simboliza la intercesión de la Virgen se
pinta de un rojo brillante, siguiendo la descripción de la visión que hizo
Andrés, que enfatizó que el velo protector extendido era "como un rayo”.
C) A partir del siglo XV-XVI los iconos de la Intercesión
muestran una línea convergente entre las dos escuelas, caracterizándose por la
figuración de un mayor número de personajes.
Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos
GRANDES Y PEQUEÑOS PASOS
A veces, solemos escuchar que para llegar a ser alguien
importante, es necesario hacer cosas de gran relevancia para la sociedad.
Para convertirnos en eso, primero debemos emprender MUCHAS
ACCIONES aparentemente de poca importancia o insignificancia, pero que, en el
fondo, no serán ni intrascendentes ni insignificantes.
Quienes en la vida han dado grandes saltos y han fracasado,
abandonaron sus metas ante el esquivo resultado. Si hubieran escuchado a los
staretz, habrían dado MUCHOS saltos pequeños, antes de alcanzar aquel que le
produjo la caída, y superarlo sin dificultar yendo aún más allá.
Aquí se dirime la lucha interior entre el fuego de una
pasión pasajera, por el de mantener una llama constante, que nunca se vea
amenazada por la oscuridad.
Si tomamos el segundo camino, con el tiempo inexorablemente,
nos convertiremos en ALGUIEN que se respetará a sí mismo y, hacia fuera, al
decir de Goethe: convertirse en ALGUIEN que hará cosas de importancia según sus
testigos, sus circunstanciales espectadores.
La realidad, es que no hizo realmente nada de gran
importancia, sino que mantuvo la llama encendida, que a los demás los estará
obnubilando.
Camino de la Jangada
SAN PROCOPIO, LOCO DE CRISTO
21 de julio de 2024 / 08 de julio de 2024 – Calendario
Eclesiástico
I – PRIMER LOCO DE CRISTO DEL MUNDO ESLAVO
Se considera que el primer verdadero santo loco en Rusia,
San Procopio de Ustyug.
Es de suponer que Procopio vivió en el siglo XIII y el año
de su muerte en 1302. Sin embargo, la primera vida de Procopio se escribió
recién en el siglo XVI y contiene muchas inconsistencias. Por lo tanto, no es
posible conocer en detalle los años de vida del bendito hacedor de milagros.
Se dice que provenía de una familia noble de comerciantes
patricios de Lübeck (actual Alemania). Tras la muerte de su padre, en
conflictos militares, Procopio se vio obligado a abandonar Prusia. Cargó sus
riquezas en barcos y partió hacia Veliky Novgorod.
II – CONVERSION
San Procopio fue un comerciante extranjero, un alemán
católico, que tenía su comercio en Novgorod. Maravillado por la belleza de los
oficios ortodoxos, abrazó la ortodoxia, repartió sus riquezas entre los
indigentes. Fue bautizado en la Ortodoxia en el Monasterio de Khutyn e ingresó como monje en dicho
convento (fundado en 1192) y famoso por el rigor de sus reglas y la santidad de
la vida de sus monjes.
III – CAMINO AL DESIERTO
Aquellos novgorodianos que lo conocían, al enterarse de que
Procopio aceptó la santa fe y entregó todas sus propiedades, comenzaron a
alabarlo y ensalzarlo. A Procopio le resultaba difícil oír semejantes
comentarios sobre sí mismo. La gloria humana, que privaba de la paz a su
humilde corazón, se convirtió para él en una carga insoportable.
Temiendo perder su gloria celestial a causa de ella, le
reveló su dolor espiritual a su staretz Varlaam Prokshinich, y comenzó a
pedirle consejo y bendiciones para retirarse a algún lugar donde nadie lo
conocería.
Al principio, el anciano lo contuvo, aconsejándole que mejor
no abandonara el monasterio e incluso se recluyera, pero el deseo de Procopio
era inflexible, como si algo lo estuviera arrastrando fuera del monasterio. Y
no importa cuánto lo intentaron, no pudo detenerlo y, después de darle
instrucciones, el mayor, con oración y bendición, envió a su alumno en su
camino.
Muchos sufrimientos tuvo que aguantar durante el
cumplimiento de su difícil sacrificio. Durante el verano y el invierno,
caminaba, descalzo y mal vestido, pernoctando en los atrios o, simplemente,
sobre el suelo. Recibía limosnas de gente piadosa, pero, aunque estaba
hambriento, nada aceptaba de los que mediante engaños habían adquirido sus
riquezas, quedando así, sin comer nada durante varios días.
Sufrió muchas burlas e insultos, maldiciones y palizas por
parte de personas groseras en el camino, tuvo que soportar mucho en sus viejos
harapos tanto del calor del verano como de las ventiscas invernales y las
heladas amargas. Pero no se desanimó, sabiendo que cada día de su sufrimiento
voluntario, cada paso en este camino estrecho y verdadero, hacia la cruz lo acercaba a la paz eterna y a la
Patria Celestial.
IV – BAJO EL PORTICO
Después de vagar durante mucho tiempo por la ciudad,
perseguido e insultado por todas partes, el justo Procopio finalmente eligió
como residencia permanente un rincón del pórtico de la enorme iglesia catedral de la Dormición de la Madre
de Dios, cortada en madera. Aquí comenzó a pasar verano e invierno, sin faltar
a un solo servicio religioso, pasaba las noches en oración y durante el día deambulaba
por las calles de la ciudad.
V - EL MILAGRO DE LA BRISA CELESTIAL
Una vez, durante una terrible helada, aquella durante la
cual los pájaros en vuelo se congelan, el beato buscaba un refugio. En las
casas no lo recibían. Hasta los perros, al lado de los cuales quería entrar en
calor, huían de él. Procopio se estaba congelando. Repentinamente comenzó a
soplar una templada brisa celestial y un ángel rozó su rostro. Gracias a todo
esto, el beato entró en calor y volvieron sus fuerzas. Este milagro fue
relatado por el beato a Simón, un clerigo de la catedral; además le pidió no
difundirlo antes de su muerte.
VI – CLARIVIDENCIA
Por sus sacrificios, el beato fue distinguido con el don de
clarividencia. Un día se inclinó ente una niña de 3 años y les dijo: "He
aquí a la madre de un gran santo." La niña fue la madre del Jerarca
Esteban de Perm.
En el año 1290,
durante una semana deambuló por la ciudad instando a los habitantes a
arrepentirse y rezar, para que el Señor salve a la ciudad del destino de Sodoma
y Gomorra (Génesis, capítulo 19). Nadie le creía.
El realizaba la siguiente advertencia: “La ira de Dios se
acerca, arrepentíos, hermanos, de vuestros pecados, apaciguad a Dios con ayuno
y oración, de lo contrario la ciudad perecerá bajo una lluvia de fuego”.
“Está loco y nunca dice nada sensato. ¿Por qué escucharlo? -
dijeron los habitantes de Ustyug y no prestaron atención a las palabras del
justo.
Repentinamente apareció en el cielo una nube siniestra. La
nube crecía y crecía, de tal manera que el día se convirtió en noche. Centelleaban
los relámpagos, bramaba el trueno con tanta fuerza que estremecía los muros de
los edificios. El ruido de la tormenta tapaba el clamor de los habitantes.
Todos tuvieron un presentimiento de destrucción y de muerte. Los habitantes
corrieron a la catedral. Allí, ante el icono de la Anunciación, rezaba el
beato. Y el milagro ocurrió. Una fragancia llenó el templo. El mirra que fluía
del icono milagroso era tan abundante que se pudieron llenar todos los
recipientes que se encontraban en la iglesia. La gente se juntaba y se curaba
de sus males. Después el sofocante aire refrescó y se asomó el sol.
A 20 km. de Ustyug, en el prado de Kotovalsk las nubes
desencadenaron granizo y relámpagos. El granizo quebró el bosque de muchos
años, pero no produjo daño ni a la gente, ni a los animales. En recordación de
la salvación de la ciudad de su destrucción, fue establecida la festividad del
icono de la Virgen de Ustyug.
VII – UN LUGAR ESPECIAL
El santo loco de Cristo, tenía un lugar especial: cerca de
la Catedral corría el río Sukhona, a donde el santo se acercaba y se sentaba en
una parte elevada al borde del río, y desde ahí, miraba a lo lejos orando al
Señor para que protegiera a las personas que cruzaban el ancho e inquieto río.
Todos en la ciudad sabían que mientras Procopio estaba
sentado sobre esa alta orilla, podías entrar al agua con seguridad y nadar
hacia el otro lado. En este lugar, que amaba, el santo necio pidió ser
enterrado cuando le llegara el momento de presentarse ante el Señor.
VIII - NACIDO A LOS CIELOS
Un verano, mientras oraba por la noche como era su
costumbre, Procopio sintió un toque familiar en su mejilla. Levantó los ojos y
un ángel blanco se paró frente a él y le dijo:
- Prepárate, Procopio, tu aventura terrenal llega a su fin,
el 8 de julio el Señor te llevará consigo.
Dijo ello y desapareció. Al día siguiente, Procopio les
contó a todos sobre el milagroso fenómeno y comenzó a esperar ansiosamente el
día señalado.
La noche del 8 de julio fue cálida, Procopio salió de las
murallas de la ciudad, dirigiéndose a las puertas del Monasterio del Arcángel
de Ustyug. Se arrodilló y oró por última vez, se acostó de costado, se acurrucó
y murió tranquilamente. Era el año del Señor del 1302. Los monjes del
Monasterio lo encontraron cubierto de una sábana de nieve.
La glorificación eclesiástica del Beato Procopio tuvo lugar
en el Concilio de Moscú de 1547; su memoria fue erigida el 8 de julio.
Gracias a la intercesión del bendito, muchos de los que
acudieron a su ayuda en oración recibieron curación de diversas enfermedades.
IX – SU ORACIÓN FINAL
Dicen los relatos de su vida, que está fue su oración final,
antes de ir al regazo del Padre de los Cielos:
“¡Señor Soberano Jesucristo, Hijo de Dios, Todopoderoso,
Creador de toda creación visible e invisible! Ahora yo, siervo tuyo pecador e
indigno, entrego mi alma en tus manos. Tú, Señor, sembraste en mi corazón el
mayor amor por la fe verdadera y me sacaste de la tierra latina inmunda y de la
fe, fuera de mi patria. Tú, Señor, me elegiste entre tus siervos, no me dejaste
perecer con los lícitos en las tinieblas de mi patria: me alejaste del mundo de
las riquezas vanas y codiciosas. Tú, Señor, desde pequeño me diste paciencia en
los negocios y en las dificultades; Tú, Señor, me concediste permanecer desnudo
en la necedad y en numerosos vagabundeos, para ser oprobio de la gente. Tú,
Señor, me diste Tu mayor manifestación sobre la ciudad de Ustyug. Tú, Señor, me
has recompensado con el don de soportar las severas heladas invernales. Tú,
Señor, me diste vida, me sacaste de la decadencia y hiciste mi cuerpo
invulnerable a las heladas. Tú, Señor, no te apartes de mí hasta que mi alma
abandone el cuerpo. Cumple, oh Señor, mi petición; hasta el final deseo
permanecer en la mayor bondad y atravesar serenamente los comienzos y los
poderes de las fuerzas oscuras”.
X – TROPARIOS DE SAN PROCOPIO
Troparion, tono 4
Iluminado por la gracia divina, sabio de Dios, / y toda la
mente y el corazón de este mundo de este mundo al Creador, inquebrantablemente
consagrado / con castidad y mucha paciencia, / en la vida temporal el flujo del
bien pasaste / y guardaste la fe inmaculada. / Asimismo, después de la muerte,
apareció el señorío de tu vida:/ fluyes con una fuente inagotable de milagros/
fluyendo con fe hasta tu santo sepulcro,/ oh bendito Procopio,/ ruega a Cristo
Dios,/ que él salve nuestras almas.
Troparion, tono 4
En tu paciencia de Dios recibiste la recompensa de los dones
de profecía, oh bendito, a través de oraciones, vigilias y ayunos, agotando tu
cuerpo y elevando tu alma al Celestial, el Rey de todos, Cristo Dios, es
poderoso. Tuviste el honor de verlo / y fuiste atado con una corona
inmarcesible / Desde su rostro, de pie ante los santos, / ofreciendo tu oración
por el pueblo, / fuente de cálidas lágrimas derramadas, / liberaste la ciudad
de Veliky Ustyug y su gente del terrible cobarde, y del fuego, y de la vana
muerte./ Esos también nosotros, postrándonos a tu honesta raza, clamamos a ti:/
Oh Procopio, hacedor de milagros,/ sé nuestro intercesor ante el Señor/ en los
días de dolores encontrados, tu siervo,/ y rogamos que salve nuestras almas.
Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos
EL MONJE PEDRO DE ATHOS
25 de junio de 2024 / 12 de junio de 2024 – Calendario
Eclesiástico
I – PRIMEROS AÑOS
El monje Pedro de Athos, griego de nacimiento, sirvió como
soldado en los ejércitos imperiales del Imperio Romano de Oriente y vivió en
ese tiempo en la capital, Constantinopla.
Corría el año 667, y lo encontramos a Pedro junto a las
legiones romanas combatiendo en la región de Siria contra el Califato Omeya, el quinto imperio
más grande que habría en la historia, con la ciudad capital de Damasco surgido
en el año 661 de la era Cristiana.
San Pedro fue hecho prisionero y encerrado en una fortaleza
en la ciudad de Samara, a orillas del río Éufrates.
II – EN LA PRISIÓN
En el tiempo que le toco vivir en prisión, bajo las duras
condiciones de salud e higiene, trato de no caer en la desesperación. Comenzó
un combate espiritual donde primero reflexionó sobre su vida, sus errores, y de
la falta que tuvo de no tener presente a Dios en sus decisiones.
Recordó en su adolescencia en Constantinopla, ver a las
iglesias y Monasterios, y sus monjes celebrando con sus cantos y escuchando las
proezas de los mártires y santos. Recordó que quiso ser uno de ellos.
De esta manera, comenzará a olvidar las penurias y a vivir
como un monje, donde justamente, todas las carencias que vivió en prisión, eran
una ayuda para vivir bajo un ayuno estricto y en acompañamiento de la oración.
III – LA ORACIÓN A SAN NICOLAS EL TAUMATURGO y SAN SIMEÓN EL
RECEPTOR DE DIOS
En la prisión, gran parte de sus oraciones fueron dirigidas
a San Nicolás el Taumaturgo (siglo IV), quién durante la feroz persecución
contra los cristianos de Diocleciano (284-305), el santo fue encarcelado y fue
ejemplo para muchos cristianos que sufrieron como él de la prisión y las
torturas, por no hacer apostasía de la fe en Cristo. Llego al poco tiempo el
Emperador Constantino al poder, y San Nicolás y sus hermanos de fe, fueron
liberados de las prisiones.
Así fue que, San Nicolás se apareció en los sueños de Pedro
y le aconsejo que su oración y pensamiento se vuelquen sobre San Simeón, el
Justo, el Receptor de Dios. ¿Por qué? Ningún ser humano en la tierra, decidió
vivir tanto para poder ver llegar a Cristo al mundo, ya que, habiendo sido
convocado como judío a Egipto por instrucciones de Ptolomeo II Filadelfo
(284-246 a. C.), monarca griego de Egipto, para realizar una traducción del
Antiguo Testamento al griego (la futura septuaginta), se encontró en el mismo
la profecía del nacimiento del mesías por una virgen (Is 7,14).
Sin Simeón, se cree que vivió más de 360 años para que un
día estando él presente, arribara al templo, luego de los 40 días de su
nacimiento, el niño Jesús, acompañado de José y María. Ahí, San Simeón
proclamará las históricas palabras que en nuestras Liturgias se proclama siglo
tras siglo: “Señor, ahora dejas partir en paz a tu siervo, conforme a tu
palabra, porque han visto mis ojos tu salvación…”
San Pedro, en la prisión, rezaba para aprender de San
Nicolás, su fuerza espiritual para soportar todas las injusticias de su
encarcelamiento, y de San Simeón, que ninguna espera es corta, cuando se tiene
la esperanza fuerte.
Aconteció que en medio de sus sueños, se presentó en su
celda San Simeón, y con su bastón tocaría sus cadenas y estas se derretirían.
Pedro despertó y descubrió que no era un sueño. También, las puertas de la
prisión estaban abiertas y él pudo salir a la libertad.
IV – EL CAMINO A ROMA Y EL SUEÑO DEL PAPA
Durante su camino a la libertad, San Nicolás lo acompañaría,
saliendo de las tierras ocupadas por el islam, pasando por los límites del
imperio de Bizancio, pero su camino conducía a Roma, para cumplir la promesa
que le dio a sus santos: asumir la vida monástica, frente a la tumba del
Apóstol Pedro.
Pero San Nicolás fue aún más allá: se le aparecerá en sueños
al Papa de Roma, a quien le relatara la huida de la cárcel de Samara, y el
largo peregrinaje a Roma. Así fue que el Papa, al acudir a los Servicios
Divinos, buscó en medio de la multitud a Pedro, y lo reconoció al instante, y
clamó: “Pedro, tú que has venido de tierras lejanas y a quién San Nicolás
liberó de la prisión en Samara, ven a mí”.
De esta manera, el Papa tonsurará monje a Pedro ante la
tumba del Apóstol. El Papa mismo le enseñara las reglas de la vida monástica y
lo tendrá a su lado un tiempo, hasta que estuviera listo para continuar su
peregrinaje.
V – ATHOS: EL CAMINO QUE LE MARCO LA THETOKOS
Luego de permanecer un tiempo junto al Papa de Roma, inicia
una travesía hacia el Este, retornando al interior del Imperio Bizantino.
En un momento del viaje, desembarcaron en un lugar, donde
unos habitantes, también navieros del lugar, le pidieron acercarse a una casa
donde una peste había afectado a varias personas. San Pedro oro por ellos y
lograron sanarse, para luego marchar nuestro santo retornar al barco y
continuar la travesía.
Durante el viaje, en sus sueños se hace presente la
Santísima Madre de Dios, quién con ternura le hablará de un lugar especial
donde irá a vivir por el resto de su vida. Así fue que, a los pocos días, el
barco al navegar cerca del Monte Athos, detuvo su marcha por sí solo. Ese fue
el año del Señor del 681, trescientos años antes de que San Athanasios de
Athos, por el 950, iniciara su vida eremítica en la Montaña Sagrada, y la
construcción del primer monasterio.
VI –LA THEOTOKOS COMO ESCUDO DEL MONJE
El monje Pedro, vivió durante 53 años en una cueva del Monte
Athos. Apenas lo envolvía algo de ropa y su barba había crecido tanto, que
cubría casi todo su cuerpo.
Sus primeros años fueron los más difíciles a causa del
ataque de los demonios. Al principio, llegaban a su cueva queriendo obligarlo a
salir de la misma. En algunos casos, tomaron apariencia de soldados que lo
llamaban de nuevo a la guerra. En otros casos, de feroces fieras que querían
despedazarlo. Sin embargo, cuando ello acontecía, el monje se volvía hacia la
ferviente oración a Cristo y a la Theotokos.
En medio de dicha paz espiritual, los demonios se desvanecían frente a
la entrada de su caverna.
Los demonios, optaron entonces por engañar al solitario
monje. En una ocasión, llego a la puerta de su caverna un “joven” proveniente de su tierra natal,
pidiendo que abandonara el lugar y regresara a su propia casa. El dolor le
llegara muy profundo al monje cuyos ojos se cubrirán de lágrimas, sin embargo,
sin dudar respondió al visitante: “Hasta aquí me ha conducido el Señor y la
Santísima Madre de Dios, y sin su permiso, no saldré de aquí”. Al escuchar la respuesta el demonio,
desapareció.
En otra oportunidad, el ardid, fue más profundo: fue un
“ángel” quién se hace presente en su morada, diciéndole al monje que Dios le
había enviado para avisarle que era tiempo de salir de su eremita y viajar por
el mundo para guiar a las personas que necesitaban dejar el pecado. Sin
embargo, el asceta no se dejó amedrentar: sin la autorización de la Madre de
Dios, el no abandonaría su eremita. El demonio molesto, abandono la morada del
Santo y la Santa Montaña.
VII – MANA DEL CIELO
La Madre de Dios se apareció al monje Pedro en un sueño
junto con San Nicolás y le dijo al valiente ermitaño que cada 40 días un
ángel le traería el maná celestial. A partir de entonces, el monje Pedro ayunó
durante 40 días, y al cuadragésimo día se fortaleció con el maná celestial,
recibiendo fuerzas para continuar la abstinencia durante cuarenta días más.
VIII – SAN PEDRO Y EL CAZADOR
Una vez, un cazador que perseguía un ciervo se topó con el
ermitaño y llevase un gran al ver su casi ausencia de ropaje y su larga
barba. Se asustó y estuvo a punto de
huir. El monje Pedro sin embargo, salió
a su encuentro y lo tranquilizó. Luego, reunidos en su eremita, le relatará al
cazador su vida de aventuras y su llegada al Monte Athos.
El cazador, maravillado con la historia del monje, pidió
permiso para quedarse con él, pero el santo consideró que no era el tiempo de
esa persona de dejar el mundo para acompañarlo.
Le despidió diciéndole que regresara luego de un año, pidiéndole que no
contara a nadie de su existencia.
Un año transcurrió, y el cazador regresó. Lo acompañaba su
hermano quién se encontraba afligido por un demonio, y junto con varios
compañeros más. Cuando entraron en la
cueva del monje Pedro, vieron que ya había reposado ante Dios. Corría el año del Señor del 734
El cazador, entre amargos sollozos, contó a sus acompañantes
la vida del monje Pedro, y su hermano, quien estuvo atento a todo el relato,
con sólo tocar el cuerpo del santo, recibió la liberación.
IX – RELIQUIAS
Las santas reliquias del Monje Pedro, se encontraban en el Monte Athos, en el
monasterio de San Clemente.
Durante el período iconoclasta las reliquias fueron
escondidas y en el año 969 fueron trasladadas a la aldea tracia de
Photokami.
X – LA ORACIÓN
Al nombre del monje Pedro de Athos se une el sagrado testimonio
de la Madre de Dios sobre su presencia terrenal, en el Santo Monte Athos, que
aún hoy sigue vigente:
"Que haya paz en el Monte Athos, porque esto le es
concedido. Yo por Mi Hijo y Dios, dados
a Mí, en donde sean separados de los susurros mundanos y reúnan a los
espirituales en el poder de sus hazañas, con fe y amor en el alma invocando Mi
Nombre, para luego pasar su vida terrenal sin dolores en alma , y para que sus
obras que agradan a Dios reciban la vida eterna; porque amo mucho este lugar, y
deseo en él el crecimiento del número de monjes; y quienes posean la
misericordia de Mi Hijo y de Dios como monjes nunca serán destruidos; y si
ellos observan los mandamientos salvadores, yo
los haré expandirse sobre la Montaña al sur y al norte, y la poseerán
desde el mundo hasta el fin del mundo, y haré digno de alabanza su nombre en
todo bajo el sol, y así defender a
aquellos que allí con paciencia ascética ayunan".
Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos