lunes, 4 de enero de 2016

Y vendrán como siempre los Reyes Magos


Y VENDRÁN COMO SIEMPRE LOS REYES MAGOS
Darío Horacio Garayalde
(Publicado en el Diario El Heraldo Enero 2015 - Concordia, Provincia de Entre Ríos - ARGENTINA)


Cuando los reyes de oriente vinieron a ver al Mesias y el mundo conoció al futuro Salvador de la Humanidad



 Y VENDRAN COMO SIEMPRE LOS REYES MAGOS  
Por Darío H. Garayalde para El Heraldo

Les contaré a los lectores una historia de hace mucho tiempo, cuando yo era niño pero lo juro; fue cierta. Tan cierta como que pasó a la madrugada siguiente a una noche como todas las otras noches. Pero esta era la noche de Reyes, cuando el sueño no quería llegar o nos visitaba a ráfagas, sobresaltados por la impertinencia de la ansiedad.
Éramos una pandilla de varios gurises, nacidos y criados puerta por medio en una de las vecindades antiguas de la ciudad, en la calle Sarmiento, a media cuadra del mercado. Esas mañanas fueron siempre radiantes. No recuerdo mañanas de Reyes con lluvia. En uno de esos despertares, don José, el papá de uno de los amiguitos de la infancia, nos llevó al patio de su casa. Y nos cautivó con su trofeo: nos mostró en el piso las huellas que habían dejado los camellos de los Magos, que describió con prolijidad de memorioso navegante de rutas históricas.

Después, los chicos cumplimos el rito de siempre. Salimos a la vereda con nuestros juguetes, trofeos magníficos de una ilusión siempre nueva. No recuerdo una imagen mejor de felicidad. Los Reyes fueron siempre muy generosos con los chicos vecinos y también con nosotros. Solo que estábamos con la amenaza pendiente de no saber si para los Reyes nos habíamos portado bien (nuestros padres nos tenían acorralados).

Y el tiempo pasó. Muy rápido se nos pasó. Por eso no me animé a reprocharles nada el día que dejaron de venir, unos meses antes de empezar la secundaria. Pasaban sí, pero uno ya no los esperaba. Traían cosas como de compromiso y se las dejaban en mano a los papás. Un par de medias, una corbata para empezar la escuela. Esas cosas.

Muchísimos años después, quisiera junto a los lectores honrar aquella ceremonia de la Epifanía. Dejemos atrás las controversias menores. Somos grandes. Sabemos que los Reyes Magos existen. Y ya no están nuestros padres con sus recomendaciones de buena conducta. Sepamos entonces ver otra vez la huella de los camellos. Dejemos de nuevo los zapatos al sereno. Escribámosles la cartita con nuestros propios pedidos y compromisos, para construir un país más justo, más solidario y sin divisiones artificiales. Un país mejor. Un país donde la ilusión y la fantasía no cedan lugar en nuestros corazones. Para que nunca dejemos de lado la capacidad de soñar y de creer que todo pude ser posible





Todo niño viene al mundo con cierto sentido del amor, pero depende de los padres, de los amigos, que este amor salve o condene. (Graham Greene 1904-1991)



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