СА СЬВЯТАМ БОЖАГА НАРАДЖЭНЬНЯ!
Muy Feliz Navidad para todos los hermanos ortodoxos del mundo que siguen el antiguo calendario juliano. Desde la Archieparquia de la República Argentina de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero, les deseamos que vuestros corazones asciendan hacia Cristo y este culmine en cada uno su obra de Salvación.
XRISTOS SE RODI!
LOS COROS CELESTIALES
CANTAN LAS MARAVILLAS DE LA ENCARNACIÓN
San Juan Damasceno
Regocíjense los cielos y aplaudan
los ángeles. Exulte la tierra y salten los hombres de alegría, porque la ciudad
viviente del Señor Dios de los ejércitos es elevada a lo más alto de los
cielos.
Los Apóstoles, establecidos por
Cristo como jefes de toda la tierra, escoltan a la siempre Virgen Madre de
Dios, y con ellos los principales de entre los antiguos justos y los profetas,
que habían anunciado por adelantado que el Verbo de Dios nacería de esta mujer.
Tampoco quedaba excluida la asamblea de los ángeles.
Una vez más, palabras divinamente
inspiradas e himnos dignos de Dios celebraron la bondad más que infinita, la
grandeza que supera toda grandeza, el poder que sobrepasa inmensamente todo
poder y la sabiduría de Dios para con nosotros, que desafía toda magnitud, la
riqueza infinita de la benevolencia incomprensible y el abismo insondable del
amor. Había que expresar de qué manera, sin abandonar su propia majestad, el
Verbo, con el consentimiento del Padre y del Espíritu, descendió hasta el
despojamiento del que saldría su elevación; de qué manera el Supraesencial tomó
sustancia del seno de una mujer, según un modo supraesencial; cómo es Dios y se
hizo hombre y sigue siendo al mismo tiempo lo uno y lo otro; cómo sin abandonar
la sustancia de la divinidad participó de “la carne y de la sangre” en
condición semejante a la nuestra; como Aquél que todo lo llena y que sostiene
el universo con la palabra de su boca ha venido a habitar en una estrecha
morada; cómo el cuerpo de esta mujer admirable, materia frágil y semejante a la
paja, recibió el “fuego devorador” de la divinidad y permaneció, como el oro
puro, sin consumirse.
Estos misterios se han cumplido
por la voluntad de Dios. Cuando Dios lo quiere todo se torna posible; nada se
realiza si su voluntad se opone.
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