AQUEL HERMOSO LODO
De Enrique Lasserre *
Cuentan que un día se realizaba una fiesta en un palacio
imperial.
En las paredes de las magníficas salas veíanse hermosos
tapices y soberbios cuadros ante los cuales pasaban con sus brillantes
uniformes, los militares y los marinos que iban y venían en torno al Emperador.
Sobre una mullida alfombra y entre maravillosos juguetes, el
pequeño príncipe heredero, recibía los agasajos de las perfumadas y dichosas
damas de la corte.
Produciendo un penoso contraste con estos esplendores, se
distinguían, a través de las ventanas, algunos pilluelos que jugaban,
revolcándose en el lodo de la calle.
El augusto niño estaba triste, excitado, descontento.
-¿Qué tienes? – le preguntó su padre aproximándose.
- Todo esto me fastidia …. – dijo el príncipe, señalando las
obras maestras de la pintura que cubrían los muros.
- Todo eso, hijo mío, es el arte … - repuso el Emperador.
- Todo esto me fastidia … - repitió la caprichosa criatura,
señalando a los militares y a los marinos que paseaban de un extremo a otro del
salón.
- Todo esto es la gloria …. – replicóle su padre.
- Todo esto me fastidia … -insistió aún el pequeño, mientras
con el índice apuntaba a las damas que se inclinaban cariñosamente hacia él.
- Todo eso es la belleza querido ….- le respondió el
Emperador.
Y, como advirtiera que los infalibles ojos iban llenándose
de lágrimas, el César omnipotente le preguntó con tierna inquietud.
- ¿Qué
quieres, pequeño disconforme?
- Padre –
dijo el chiquillo, tendiendo el brazo hacia la calle – yo también quisiera ir a
revolcarme en aquel hermoso lodo.
¡Ay, cuántos hombres, en mitad de los esplendores del mundo
sueñan con ir a revolcarse en el lodo! ¡Tan insensibles como este niño a la
belleza, al arte y a la gloria, sienten la necesidad de lo inmundo, la
nostalgia del fango!
(*) Escritor francés, fines del siglo XIX
Un texto hermoso y profundo. Gracias por compartir siempre tan excelente contenido en su blog Vladyka. Con su bendición.
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