domingo, 16 de mayo de 2021

La leyenda de la Avispa San Jorge

 

LA LEYENDA DEL “SAN JORGE”, EL AVISPÓN DEL LITORAL

 


El panal de las abejas en el hueco de un ombú, que pronto se convertirá en una trampa mortal 


Cuenta la leyenda que en un viejo ombú había un panal en el hueco de un árbol, y desde ahí partían las laboriosas abejas hacia un campo de zinnias que servían para recolectar el polen para su colmena.

Todo acontecía con normalidad hasta la llegada de una colonia de arañas que, viendo la oportunidad, una noche surcaron el hueco del ombú donde se ocultaba el panal, con sus fuertes telarañas. Como resultado, a la mañana, las abejas al querer partir a su jornada de trabajo, cuando el sol comenzó a despertar la vida de los inquilinos del ombú, estas tropezaron con la red de las arañas. Las primeras no pudieron surcarlas y quedaron atrapadas a merced de las arañas.

Y así, todas las noches las arañas volvían a fabricar su trampa mortal a la salida del panal.

Por tal motivo las abejas reunidas junto a su Reina, decidieron tratar de buscar un aliado que mantuviera al margen a ese feroz depredador que había llegado a sus hogares.

La primera idea, fue la de convocar a la chunia, esa pequeña ave terrestre que suele correr mas que volar, aunque lo hace para escapar rápidamente de sus depredadores, haciendo vuelos cortos y de baja altitud. Las abejas sabían que se alimentaba de insectos, aunque su predilección eran las serpientes. Esta fue convocada, pero se la noto muy interesada en obtener en premio por sus servicios la precisada miel que ellas producían.

El comienzo, la chunia cumplió su misión alejando las arañas, pero el costo era muy elevado: el panal se iba vaciando de reservas y las futuras abejas no tendrían que comer. Por tal motivo, tuvieron que dispensarla de sus servicios.

La segunda opción fue la de convocar al alacrán, el cual acepto con gusto el desafío afilando sus tenazas, pero el mismo no solía escalar alto en el ombú para atacar a las arañas, y le gustaba más acechar debajo de las rocas que al descubierto en el tronco de un árbol. Su efecto fue muy limitado.

Cada día, las abejas pensaban que no habría solución ante tan tremendo peligro, y la idea de migrar comenzó a hacerse presente entre todos.

De pronto, una de las abejas comentó una historia que dejo boquiabiertas a todas: la historia era sobre uno de sus eternos rivales, la avispa, con la cual de vez en cuando se libraban peleas muy cruentas por la defensa del panal. La historia que relata la abeja es que, un día, estaba revoloteando la flor de un joven ceibo, cuando vio a sus pies un combate fenomenal: una avispa, como cuatro veces mas grande que las comunes, con un color azul metálico que la diferenciaba de las que ella conocía, enfrentaba a una gigantesca tarántula. En ese combate, eran como dos gladiadores. La tarántula evitaba que la avispa cayera sobre ella, y esta iba cercándola haciéndola retroceder. ¿Cómo era posible que la gigantesca tarántula le tuviera miedo a una avispa tan pequeña al lado de ella? Pero la respuesta llego pronto: Esta logró dar un salto sobre la araña y clavo su aguijón sobre la misma, dando por terminada la batalla. Luego, para sorpresa de la abeja, la arrastro hacia un pozo que ella comenzó a cavar y ahí la enterró. Luego supo que era una avispa hembra donde pondría sus huevos sobre la araña enterrada para alimento de su futura familia ni bien naciera.



El combate entre la avispa y la tarántula

 

La abeja dijo: era como San Jorge, enfrentando el Dragón en inferioridad de condiciones, sin embargo, con su espada – aguijón- supo ganar la contienda.

De esta manera, la abeja reina fue en búsqueda de esta avispa “San Jorge”, y habiéndola encontrado, con gran valor, le dijo a su eterna rival, que la ayudara a combatir a las arañas que acechaban su hogar.

Lo que la abeja reina no sabía, es que esa gran avispa, era diferente a las demás. Como ellas, también hacían miel, preferentemente de las flores de caraguatá, pero su predilección eran las arañas, y cuanto mas grandes mejor. Por lo tanto, acepto con gusto el pedido de la abeja reina. Y nació así una alianza inusual entre abeja y avispa, pero, no cualquier avispa, esta era muy grande, era la avispa “San Jorge”.

 


Avispa "San Jorge" (Pepsis Cupripennis)


Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos


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