DOMINGO DE LA PARABOLA DEL HOMBRE RICO Y LAZARO
Y el hombre rico, condenado a los infiernos, deseando huir del destino que el mismo tejió, pensó:
“Si yo, cuando gozaba de tanta prosperidad, le ignoré
mientras que estaba sufriendo tan grandes aflicciones, y ni siquiera le di las
migajas de mi mesa, ¿Cuánto más lo será él que fue tan grandemente despreciado
cuando recuerde esos errores del pasado y se niegue a concederme un favor?”.
(1)
Pero Lázaro nunca odió.
Nunca el resentimiento desgarro su alma.
Nunca elevo su rostro para buscar un responsable más allá de
las estrellas.
Lázaro soporto su pobreza con dolor, con pena ...
.... y con aquella sabiduría que nace del corazón
.... y saca fuerzas donde no parece que las hubiera.
.... y en su muerte, Abraham estaría para recibirlo,
para enseñarnos que el ABISMO entre los salvos y condenados es infranqueable.
Patriarcal Ateneo San Marcos
(1) Tomado de la Exegesis de Teofilacto de Ochrid
(1050/60-1108) sobre la Parábola del Hombre Rico y Lazaro.
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