PENTECOSTES – FIESTA DE LA SANTISIMA TRINIDAD
“Pero yo os digo la verdad, os conviene que yo me vaya. Porque si no me voy, el Paráclitos, Consolador no vendrá a vosotros, pero si me voy, os lo enviaré” (Jn 16,7).
En el pentecostés, a 50 días de la Pascua de Resurrección y a 10 días de la ascensión de Nuestro Señor Jesucristo, la promesa se ha cumplido: el Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles, dando por nacimiento a la Iglesia de Cristo.
¿Por qué Cristo se tuvo que ir?, luego de caminar y hablar a sus discípulos con su cuerpo divinizado. ¿Porque no se quedó y continuó el mismo edificando su Iglesia?.
Y la respuesta vino de él mismo: “os conviene que yo me vaya” (Juan 16,17).
Si el quedaba entre los hombres, quizás se hubiera convertido en aquel caudillo que los judíos esperaban. Si se hubiera quedado, sus seguidores seguirían detrás de él, algunos esperando que sus milagros les llegara, otros, mas humildes, aprendiendo mas de sus palabras. Sin embargo, ese sería un pueblo pasivo, sin vida interior, entregado a una persona.
Cristo marcho a los cielos y le deja a la humanidad el Espíritu Santo, aquello que en forma ACTIVA debía el ser humano hacerlo parte de su vida, y a través del mismo, alcanzar la SANTIDAD, alcanzar la DIVINIDAD.
El pueblo CRISTIANO, por lo tanto, es un pueblo ACTIVO. No puede haber un abismo entre Iglesia-Clero y sus fieles, entre un edificio y sus moradores. Todos son parte del mismo cuerpo, del cuerpo de CRISTO: para ellos hemos de invocar la guía del Espíritu Santo, y hacer de nuestro cuerpo y alma, templo del mismo.
Hoy, en esta fiesta del Pentecostés, recibamos el regalo de los cielos, y hagámoslo parte de nuestra vida, para encontrar nuestro propósito en este mundo, para alcanzar la felicidad, para llegar a caminar a la par de nuestro Salvador.
Patriarcal Ateneo San Marcos
Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero
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