INICIO DE LA GRAN CUARESMA
Este “lunes limpio” comienza para nosotros los cristianos
ortodoxos la Gran Cuaresma un período de preparación de 40 días para la Semana
Santa, que finaliza un viernes, víspera del Sábado de Lazaro.
El ayuno, es un elemento esencial de la Vida Cristiana. El
ayuno es una práctica que no debe considerare como pública, sino por el
contrario, algo que se realiza en privado, en tanto es un diálogo profundo y
sincero con Nuestro Señor Jesucristo.
Es un largo período de purificación, un combate espiritual
contra el pecado que ensombrece nuestras vidas. Es la preparación espiritual
para la celebración de la Santa Pascua.
Para llevar a cabo dicho proceso de purificación, nos
valemos de prácticas que nos han legado nuestros monjes a través de los siglos.
Durante la celebración del TRIODON, a partir del Domingo del Juicio Final, la
carne ya no es admitida en nuestra alimentación. Al finalizar el TRIODON con el
Domingo del Perdón, se inicia el ayuno de lácteos.
Muy importante es destacar las diferencias con otras
prácticas ascéticas, donde las formas eran más importantes que el significado
de las mismas. Una acción que es un símbolo. Un símbolo que abre los ojos del
corazón.
Se puede acatar erróneamente como Fariseos una infinidad de
reglas que tengan como meta, la expiación formal de los pecados. En todo ese
proceso, se pierde la noción del COMBATE ESPIRITUAL. Issac el Sirio nos decía:
"Aplícate a entrar en tu cámara interior y verás la
cámara celestial. Pues sólo una y la misma puerta se abre sobre la
contemplación de ambas. La escala de ese reino está escondida dentro de tí, en
tu alma. Lávate del pecado y descubrirás los escalones para subir".
La Gran Cuaresma es una oportunidad de profundizar nuestra
relación con Dios, y sólo se logra descendiendo muy profundo en uno mismo, para
despertar la “nus”, la energía espiritual del corazón que nos relaciona
directamente con Dios, pero que el pecado ha oscurecido, dejándonos extraviados
en senderos sin propósitos. Un pez que deja de luchar contra la corriente, y se
deja llevar a un mar que nos confunde con el todo, y en la nada.
El camino de la Cuaresma, por lo tanto, no son leyes, ni
principios, sino la reanudación de un combate espiritual, un fuerte envión que
tomamos en nuestras vidas, para estar cerca de la Cruz en el día de su Pasión,
Muerte y Resurrección.
Dios, Uno y Trino, que reina en lo alto como Padre
protector, y nos tiende su mano, nos brinde a todos una Santa Gran Cuaresma.
S.E. Vladyka TEOFANO, Juan M. Garayalde
Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero
Archieparquía de la República Argentina
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