SOBRE EL HESICASMO III
Pregunta: Padre, cuando hago la oración de Jesús, la repito
sin cesar, tal como me han enseñado, pero no deja de ser una técnica, un
formalismo algo distante para mí, frío.
No la siento diferente a cualquier otra actividad que realice de manera
cotidiana. ¿Estoy haciendo mal?
Respuesta: Hijo mío, no estás haciendo mal. La oración, en
sus inicios trae consigo un RECUERDO DE DIOS, que lo hace presente en nuestras
vidas, tantas veces como repitas la oración, distante o no a tu corazón. La
oración es como un camino que todos los días emprendes internándote al monte,
machete en mano, abriéndote paso. Tarde o temprano, habrá una huella que
seguir, y ya no exigirá mucho esfuerzo de tu parte. El camino estará trazado, la oración se hará
incesante, silenciosa.
Lo que sientes hoy, es solo un instante en el camino. Hazte
de paciencia. Lo importante, tal como lo decía San Teofano el Recluso, es que
camines “en la presencia de Dios, bajo su mirada”. Él te observa buscando tu
alma y corazón, viendo lo que acontece en ti, presenciando tu combate espiritual.
Orden Monástica San Athanasios de Alejandria (IOBE)
Qué importante trasladar ese "monte" como metáfora de nuestra vida cotidiana.
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