EL FRACASO, LA MÚSICA Y LA HUMILDAD
Breve pero al mismo tiempo, profundo discurso del compositor
estoniano Arvo Pärt (n. 1935) brindado en el Seminario San Vladymir en mayo de
2014.
Nuestro agradecimiento al Archimandrita Gregory por la
traducción, y al Dr. Horacio Bolo por facilitarnos el video y comentarios sobre
este magnífico compositor del siglo XX y XXI.
Traducción:
“Por favor permítame unos pensamientos de mis diarios
musicales.
En el monasterio de Puhtitsa, Estonia. "Has agradecido
a Dios ya por este fracaso?" Estas palabras inesperadas fueron dichas por
una niña pequeña.
Lo recuerdo exactamente fue el 25 de julio de 1976. Estaba
sentado en el patio del monasterio en una banca, en la sombra de los arbustos
con mi cuaderno. " ¿Qué estás haciendo?, ¿qué estás escribiendo ahí?"
Me preguntó la niña que tenía alrededor de 10 años.
"Intento escribir música, pero no está saliendo
bien", le dije yo.
Y entonces siguieran las inesperadas palabras de ella.
"Has agradecido a Dios ya por este fracaso?"
El instrumento musical más sensible es el alma humana, el
siguiente es la voz humana. Una debe purificar el alma hasta que empiece a
sonar.
El compositor es un instrumento musical, y al mismo tiempo
el intérprete de ese instrumento. El instrumento debe estar en orden para
producir sonido. Uno debe comenzar con eso y no con la música.
A través de la música el compositor puede darse cuenta si tu
instrumento está afinado, y respecto a qué nota está afinado.
Dios teje al hombre en el vientre de su madre, lenta y
sabiamente. El arte debería nacer de un modo similar.
Ser como un mendigo cuando se trata de escribir música: lo
que sea, cómo sea, y al momento que Dios quiera darlo.
No debemos lamentarnos por escribir poco y mal, sino por
rezar poco, pobremente, con tibieza, y por vivir del modo equivocado.
El criterio debe de ser en todas partes y únicamente, la
humildad.
La música es mi amiga, siempre comprensiva, compasiva,
misericordiosa.
Es un manto, un pañuelo, para secar mis lágrimas de
tristeza. Es la fuente de mis lágrimas de alegría, mi liberación y mi vuelo.
Pero también es una espina dolorosa en mi carne y alma. Es aquello que me
vuelve sobrio y me enseña humildad.
Gracias.
Por favor perdónenme.”
Arvo Pärt (2014)
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