CUARENTENA - Reflexiones v
CÓMO SER CRISTIANO Y NO MORIR EN EL INTENTO
Padre Jesús Ruiz
Iglesia Ortodoxa en América (OCA)
"Nuestra vida es hacer la voluntad de nuestro Padre, y permanecer unidos a él" (P. Jesús Ruiz)
En estos días de emergencia sanitaria por el Coronavirus, la
mayoría de las personas de todo el mundo hemos visto cambiada nuestra vida
cotidiana, y las rutinas a las que estábamos acostumbrados cambiaron
drásticamente. Los que antes iban a una oficina o a un comercio, hoy están en
casa. Los niños que antes iban a la escuela, hoy están en casa. Las madres y
amas de casa que antes tenían cierto tiempo “libre” dentro de las labores del
hogar, hoy tienen que convivir con esposos e hijos prácticamente todo el día. A
esto se suma que muchos carecen de una vivienda digna, y la mayoría de casas y
departamentos son muy pequeños y aumentan el estrés. Aparte, existen los casos
de personas que ejercen violencia contra sus demás familiares.
En lo material, muchos han perdido su trabajo, o les han
reducido sus salarios, o han perdidos sus ventas. Y eso sin contar con que
dentro del círculo cercano de familiares, vecinos y amigos, no hayan tenido
contagios o incluso muertos a causa del Covid o de otras enfermedades.
Y por si fuera poco, tampoco se puede practicar la religión
en forma habitual. Los templos cerrados y las celebraciones religiosas
suprimidas o a puerta cerrada. Todo esto provoca miedo, angustia, ansiedad,
inseguridad, tristeza, depresión, en mayor o menor grado, en unas personas más,
y en otras menos.
Y aquí viene la gran pregunta: ¿Cómo ser cristiano en el
momento actual y no morir en el intento?
Antes que nada, y por encima de todo, recordemos que la vida
es un don de Dios, es una “gracia”, es decir, es un regalo que se nos dio
gratuitamente. Y no solamente Dios en su infinito amor nos creó de la nada y
nos dio el soplo de vida, sino que creó el universo para nosotros, un planeta
(el único que se sepa) habitable, con oxígeno, con cielos y mares, con animales,
con flores, con aromas, con el día y la noche, con tiempos de calor, de lluvias
y de frío. Dios es un Dios de amor, y es generoso. Nos creó a su imagen y
semejanza. Dios es un Dios de vivos. Él es la vida. Nuestra vida es hacer la
voluntad de nuestro Padre, y permanecer unidos a él. La vida no es solamente un
concepto biológico que significa la opuesto a la “muerte”. La vida auténtica es
la oración, la fe, la esperanza y el amor. Dios es Vida, sólo existe lo que él
creó, ya sea visible o invisible. Y todo lo que Dios creó es bueno. La
enfermedad y la muerte no existen por sí mismas, no son creadas por Dios, y
obviamente no son el plan de Dios para la humanidad.
Dicho lo anterior, resulta evidente que la mayoría de los
seres humanos en realidad no tiene vida. Transita por el mundo sólo comiendo y
bebiendo y respirando, pero no tienen la vida en Cristo. La humanidad está
enferma de gula, de lujuria, de avaricia, de ira, de tristeza, de pereza, de
vanagloria y de soberbia. Y una humanidad que presenta tales síntomas
espirituales, en realidad está muerta, está separada de Dios.
Este periodo de emergencia sanitaria es difícil, sin duda,
para muchas personas. Tal vez nuestra imaginación no alcance a dimensionar el
sufrimiento humano en todas sus vertientes. Pero para el cristiano ortodoxo, la
vida y la salud continúan intactas, porque la Vida es Cristo, y nuestra salud
es vivir la vida cristiana: oración, ayuno, limosna, arrepentimiento, cambio de
mente, conversión verdadera, iluminación, y al final, como meta y trofeo, la
Deificación.
Dios nos conceda continuar nuestra existencia con, por y en
quien es el Camino, la Verdad, y la Vida. ¡Al Señor, Roguemos!
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