SEÑOR, ME HAS MIRADO A LOS OJOS
Una comunidad religiosa a lo largo de una historia, puede
durar años, décadas o, también, durar tanto que ya pocos recuerdan aquellos
primeros pilares que la edificaron. Apenas vagos recuerdos de sus sacerdotes y
algunas placas conmemorativas de sus benefactores.
La comunidad de la Capilla de Piedra de San Jorge, tiene un
fundador, conocido por todos como el Padre Franc. Hoy tenemos la dicha que
sigue con nosotros luego de décadas de trabajo que han trascendiendo los muros
de San Vicente, y hasta de la Provincia de Buenos Aires.
Ninguna comunidad está exenta de cometer errores, puesto que
somos criaturas incompletas, pecadoras, amante de trivialidades antes de poner
todos nuestros sentidos en aprehender el mensaje de nuestro Creador. El Maligno
siempre tratará de hacerse presente donde existen caminos que conducen a
Cristo. Pero deberá nacer desde el fondo de las personas esa generosa humildad
de reconocer cuando se ha errado en el camino. Nadie esta exentó, ni fieles y
aún MENOS, los sacerdotes. Así es el transitar
de una comunidad, donde día a día se pone a PRUEBA, luchando para sembrar en el
corazón de las personas, semillas de amor en Cristo, entre tanta cizaña.
Visita a Sierra de los Padres. En la imagen, personas que ya no están, pero que han sido gigantes en la historia de nuestra iglesia: Su Beatitud Athanasios 1° Aloysios (1948-2018), Hermano Nazareo Carlos Cousillas (1943-2018) y nuestra hermana Marta Larrondo. Acompañándolos, el Padre Franc.
Año 2012, visita de SB Athanasios 1° Aloysios a la Capilla de Piedra de San Jorge, en San Vicente, República Argentina - Lo recibe la hermana Marta Larrondo, anfitriona en ese día.
La comunidad de la Capilla de Piedra de San Jorge, tuvo que
despedir el miércoles 16 de septiembre de 2020, uno de esos pilares que fue
arquitecta, que fue médica, que fue compañera,
y por sobre todo, un hermoso ser humano que sacrifico parte de su vida
por ese sueño de edificar una Santa Escala, desde la humilde capilla de San
Jorge, hasta las moradas celestiales, donde vive y Reina el Omnisciente, el que
da la Vida, y el que la quita.
Ella, Marta Larrondo, ha nacido a los cielos. Inició su ascenso por aquella escala que
tanto ayudo a edificar, acompañando por años a el obispo fundador, el Padre
Franc.
Que no quepa dudas, que aquellos que la hemos conocido,
seguiremos respirando su aroma de frescura en las mañanas del domingo del
Señor, escuchando su voz, dirigiendo el canto de nuestra comunidad, saboreando
sus manjares que tan bien sabía preparar, recordando su severidad, cuando
quería poner las cosas en orden.
Quién ha oficiado la Divina Liturgia en la Capilla de Piedra
de San Jorge, sabe que, de aquí en más, si levanta el rostro hacia los fieles,
y lo dirige hacia el fondo, ahondando con el corazón la mirada, se va a
encontrar con los ojos de Marta. Ella estará cantando, acompañando, adorando a
Cristo en la eternidad.
QUE SU MEMORIA SEA ETERNA
Vladyka Teofano, Juan Manuel Garayalde
Tiempos de edificación. Tiempos de felicidad y Hermandad.
Son estampas en el tiempo, que marcan como hemos acariciado la eternidad.
Hermosas Palabras Teófano. Me siento completamente identificado con el Homenaje que bien se merece la Hermana Marta. QUE DIOS LA RECIBA EN SU GORIA.
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