SOBRE EL HESICASMO IV
PREGUNTA: LA PRACTICA DE LA ORACIÓN DEL CORAZÓN ¿PRODUCE
CAMBIOS EXTERIORES EN LA PERSONA? ¿MEJORO MIS RELACIONES CON LA GENTE QUE ME
RODEA?
RESPUESTA: Si la Oración Perpetua no produjera cambios
exteriores en la persona, es que NO se
han dado CAMBIOS INTERIORES, o sea: nos hemos convencido que ello ha sido así porque nos sentimos “en
paz”, en “armonía”, en “sintonía con el universo”, etc., como suele decirse de
ciertas prácticas sincretistas de los tiempos contemporáneos.
Hay que entender, que
para alcanzar la hesiquia -el silencio interior- deberéis haber suprimido todas las distracciones, renunciado
a los pensamientos del “mundo”; y solo en ese instante, vuestro espíritu se
despertará a las OBRAS Y A LAS PALABRAS ESPIRITUALES.
A la relación con aquellos que nos rodean en el trajinar del
día, se les despertará virtudes diversas, que hacen al CAMINO, y al mismo
tiempo se constituye en una PRUEBA a ese
proceso de transformación, de sanación interior. Ya no seréis personas de discursos
vanos, con la obsesión de ganar una contienda discursiva. La serenidad, no la
introversión que daña por dentro, son parte de las consecuencias de la
hesiquia. Uno ve más allá de los discursos, y aprende a conocer las almas
aturdidas que nos rodean.
Finalmente: ¿mejoro mis relaciones con la gente que me
rodea?
Sería bello responder afirmativamente, pero NO ES ASÍ. En el
oscurecimiento del mundo, en el alejamiento de la raza humana del amor a la
Santísima Trinidad, nuestra presencia molesta a los demonios que se hacen
rectores de este mundo. Aquellas
atemorizantes palabras que Nuestro Señor Jesucristo brindo a sus
seguidores, tendrán que estar presentes
en cada uno, puesto que no solo vaticinaron los primeros siglos de
persecuciones del cristianismo, sino también los tiempos finales que hoy
vivimos:
9 Y miraos a vosotros mismos: os entregarán a sanedrines y a
sinagogas; desollados seréis, y, ante gobernadores y reyes, puestos por mí en testimonio para
ellos.
10 Y a todas las gentes primero menester es se predique el
Evangelio.
11 Y, cuando, os lleven, entregando, no os preocupéis de qué
hablar, sino lo que se os dé en aquella hora, esto hablad; que no sois vosotros
los hablantes, sino el Espíritu el santo.
12 Y entregará hermano a hermano a muerte, y padre a hijo; y
levantaránse juntos hijos contra padres y mataránles,
13 y seréis aborrecidos de todos por mi nombre. Mas el
perseverante hasta el fin, éste se
salvará.» (Marcos 13, 9-13)
En el presente que vivimos, en algunas naciones no cristianas,
la conversión al cristianismo no es permitida, y la muerte es el castigo. Hay
familias que asesinan a sus hijos por seguir a Cristo. Y estarán los que siendo
“cristianos” nominalmente, dirán que están “locos” por seguir una quimera, o
“fundamentalistas” en un mundo donde impera la “libertad”, aquella de la “era
del vacío” (Gilles Lipovetsky) , de la “sociedad del cansancio” (Byung-chul
Han), del “abolicionismo” de la moral (Richard Joyce), y de tantas nuevas
“tablas” del reino del Anticristo.
Mi amigo: prepárese, estos son los nuevos cielos, los nuevos
amaneceres de los “locos de Cristo”.
Vladyka TEOFANO, Juan M Garayalde
Patriarcal Ateneo San Marcos – IOBE Argentina
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