viernes, 16 de agosto de 2019

Modernidad y el Ocultamiento de la Escalera al Cielo - Parte IV



LA MODERNIDAD Y EL OCULTAMIENTO DE LA ESCALERA AL CIELO 

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PARTE IV (Final)


Sigmund Freud



a. Religión y Capitalismo

El economista y profesor de moral Adam Smith publico en 1776 “La Riqueza de las Naciones”, y explicaba que el “egoísmo” en el hombre llevaba a la protección de sus intereses personales, a la búsqueda de la satisfacción de sus deseos, hallando los mismos en el MERCADO, donde se produciría gracias al papel de la “mano invisible”, que logra un intercambio mutuamente beneficioso: «dame lo que necesito y tendrás lo que deseas» (el egoísmo de los particulares llevará al bienestar general de la sociedad). Dicha teoría dio nacimiento a la economía moderna.

Adam Smith, no fue una persona aislada del mundo de entonces. Su pensamiento fue muy influido por entonces por el inglés David Hume (1711-1776), quién tiene mucha importancia en el desarrollo de una filosofía de la moral empirista, o sea, divorciada con lo religioso. Otro pensador que en su vida tuvo influencia, fue el filósofo francés, anti-cristiano y masón, Voltarie.

Continuando con esta relación entre los intelectuales de la Era Moderna, vamos observando que la religión no estuvo por fuera de este proceso. A veces en la vereda opuesta, y otras veces, como veremos a continuación, acompaño los procesos de involución de la sociedad y el género humano.

El sociólogo alemán, Max Weber en “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1905) expuso la idea de que el capitalismo tuvo afinidades con el desarrollo del protestantismo durante su período de auge desde el siglo XVII en adelante. Por su parte, Karl Marx, en su escrito “Sobre la cuestión judía” de 1843, asocia el nacimiento del capitalismo a la ética judía del mercader de la Edad Media: “¿Cuál es la base secular del judaísmo? La necesidad práctica, el interés propio. ¿Cuál es la religión mundana del judío? La venta. ¿Cuál es su Dios mundano? El dinero”. (Marx, 1843). Continuando con aquello que Marx esboza, quién brindaría un importante aporte social e histórico al surgimiento del capitalismo, será el sociólogo alemán Werner Sombart (1863-1941), quién continuó profundizando la tesis de su colega Max Weber, pero yendo más atrás en su estudio: en 1911, publica “Los judíos y la vida económica” (Die Juden und das Wirtschaftsleben). Confirmando y ampliando estas tesis, años después, Jacques Le Goff (1924-2014) de la prestigiosa “Escuela de Annales” de Francia, escribirá en 1969 “Mercaderes y banqueros de la Edad Media”.

Concluimos que, existe un acompañamiento “moral” dentro de la religión en occidente al surgimiento del capitalismo comercial (Siglo XVI y XVII) y del capitalismo industrial (Siglo XVII al XX), más allá que esto ha permitido un divorcio entre la MORAL y la RELIGIÓN, que viene a ahondar el divorcio entre la MORAL y la POLÍTICA en el siglo XII.

Sólo faltaba un paso, para expulsar a Dios del mundo. Puesto que ya no se podía probar empíricamente su existencia en el mundo, era hora de sacarlo de la mente del ser humano. Sigmund Freud será el que realizará dicho trabajo en el siglo XX.

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David Hume y Adam Smith


b. Cuando lo infernal domina las pasiones humanas

El médico austríaco Sigmund Freud (1856-1939) es considerado el padre del psicoanálisis, que vendrá a instaurar en el siglo XX una forma de solucionar los problemas no sólo clínicos de las personas, sino también sus problemas existenciales, espirituales. Frente al avance de la MODERNIDAD y sus consecuencias políticas, económicas, sociales que penetran en la estructura familiar, se presenta el psicoanálisis y sus corrientes herederas, como la forma de SANAR LA MENTE DEL CIUDADANO, para devolverlo a la “maquina” cultural trituradora de la Modernidad, qué en primer término, lo enfermó.

Su método, el psicoanálisis, fue el resultado de estudios particulares de Sigmund Freud sobre la neurosis, histerismo y otras perturbaciones psíquicas. Sus “muestras”, fueron pacientes psiquiátricos. Sus conclusiones, traspasaron el ámbito bajo el cual se circunscribía, y sus conclusiones fueron generalizadas, por él mismo y sus seguidores. El psicoanálisis se convirtió en un fenómeno cultural en su tiempo y su crecimiento como disciplina tuvo un crecimiento exponencial, siendo en el presente, la psicología una de las carreras universitarias principales dentro del Mundo Moderno, y presente también en todas las ciencias sociales, hablándose no sólo de su función terapéutica, sino llegándose a fundar una psicología social y política.

Es importante destacar que lo “descubierto” por Freud, estaba presente en las diferentes religiones de la humanidad, pero el autor produce una inversión de todo ese conocimiento ancestral. Freud utiliza concepciones y mitos de la antigua Grecia, los cuales subvierte para ponerlos al servicio de los fondos del inconsciente.

Para Freud, el comportamiento del ser humano en la sociedad, esta dirigido por la razón, ideales y convenciones sociales; pero hay dos principios intrínsecos del comportamiento humano: el miedo a la muerte (pulsión de la muerte, Todestrieb), y el deseo sexual y de autoconservación (pulsión de vida, Lebenstrieb). Será para Freud el inconsciente, la fuerza motriz principal, y la libido, el impulso del placer (lustprinzip), su tronco fundamental. El mismo influirá de manera silenciosa los comportamientos de la persona, el “superyo”. Si este rechazara la influencia del inconsciente, surgirían nuevos complejos. El psicoanálisis avanza sobre los “bajos fondos” del ser humano despertando los mismos, y ello puede ser una solución absolutamente negativa, en cuanto remueve complejos que la mente humana aísla, como bloqueando, anulando -y porque no superando- la influencia negativa del mismo.

Se suma a lo enunciado, la relación particular entre el “paciente” y el psicólogo. Este último adquiere no sólo el poder de “ayudar” a resolver los problemas espirituales del otro, sino en influir en su vida y crear una forma de dependencia, en tanto que el paciente le ha permitido escarbar en su inframundo. Y, como sabemos, los resultados no elevan espiritualmente a la persona, sino que le despierta sus complejos y deberá lidiar con ellos en un mundo sin trascendencia, sin Dios.

Freud elimina la religión de este proceso, puesto que la misma es una “alteración psíquica”, un complejo que lo protege frente a amenazas, siendo una HUIDA de su realidad psíquica. El autor padece de una grave falencia, puesto que no posee una concepción de la PERSONALIDAD; por el contrario, el psicoanálisis fragmenta la misma. Peligrosamente, no antepone a sí mismo una disciplina dispuesta a formar una UNIDAD ESPIRITUAL, una personalidad verdadera, en lugar de una conjugación de una personalidad exterior más la del subconsciente, que a su vez es influida aleatoriamente por las convenciones sociales de su tiempo. Llegar a esa UNIDAD ESPIRITUAL, integrar la personalidad, soldar la “espada rota”, requiere, no explicaciones que tengan su origen en la sexualidad, en el subsuelo del ser humano, su INFRAMUNDO, región de lo concupiscente; sino, por el contrario se requiere una acción trascendental, una ascética que lo lleve al estado de “SER”, el estado sobrenatural, el de la iniciación espiritual, el del “despertar”, el de la transfiguración en vida, que elimina, o domina, el inconsciente, que la psicología moderna ha concebido erróneamente como un principio independiente.

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c. Modernidad y pansexualismo

Para las antiguas tradiciones, principalmente de la India, el sexo es una fuerza que siendo dominada, canalizada, puede generar un camino espiritual. En el occidente cristiano, el sexo es aquello que brinda una unión carnal y espiritual entre un hombre y una mujer, y que de la misma unión, podrá surgir un nuevo ser humano, conformando una FAMILIA. Por su parte en el cristianismo monástico, el sexo es una fuerza a controlar, para iniciar el camino de la hesiquia, dirigir la mente y el corazón hacia Dios, en el camino a la realización espiritual, el camino a la THEOSIS.

Sin embargo, en occidente, el sexo pasa a ser una actividad subordinada a otros fines. Un discípulo de Freud, el austríaco Herbert Silberer (1882-1923), para mostrar el nuevo mundo que estaban creando a través de la psicología, realizo una variante a las primeras palabras del Evangelio de Juan, “En el principio era el Verbo” (Juan 1,1), por: “en el principio era el pene y la vulva” (Im anfang war penis und vulva). El sexo se convierte en la motivación de todas las actividades. El sexo vende, el sexo se consume, toda la sociedad contemporánea gira en torno a esta fuerza vital que tiene rota todas sus cadenas, todos sus limites,y como un tsunami, arrasa todo a su paso.

El sexo, también es una fuerza que se transfigura, convirtiéndose en un DESEO de apoderarse, de controlar, de acumular; la búsqueda de la injerencia y dominio psíquico sobre el otro. Es la masa servil que alimenta al déspota, y que mata por él, sea por amor, sea por temor. Es la masa servil que alimenta las cleptocracias modernas, donde saben que sus líderes mienten y abusan de su rol dirigencial, sin embargo, el deseo de sentirse parte de algo, puede mas que el miedo a decir lo que esta bien y lo que esta mal.

En los tiempos del pansexualismo, del fin de la moral, el Occidente cristiano reniega su espiritualidad greco-romana cristiana, y abraza el ateísmo que le permite subirse a la cresta del tsunami que deja a sus pies la devastación. Sin embargo, tarde o temprano, esa ola romperá contra el suelo y se desintegrará.

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"18. Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora.
19.Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros.
20.En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis.
21.Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque ninguna mentira viene de la verdad.
22. ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo."
(Juan 2, 18-22)


Vladyka TEOFANO, Juan M. Garayalde
Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero
Archieparquía de la República Argentina


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