jueves, 19 de mayo de 2022

MEMORIA ETERNA - S.E. Vladyka Hilarion - IORE

 CONDOLENCIAS CONMEMORANDO UNA VIDA DE LUCHA




La Santa Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exterior (IORE), ha recibido en estos días una noticia de gran tristeza: su Jerarca, S.E. Vladyka Hilarion (Igor Kapral), nacido el 06 de enero de 1948, ha reposado en el Señor este 16 de mayo de 2022.

Le toco constituirse en la autoridad máxima de la IORE al fallecer el Metropolita Laurus en el año 2008, en los dificultosos momentos de la unión de la Iglesia que presidía y el Patriarcado de Moscú.

Sostuvo la IORE con gran esfuerzo y sacrificio en tiempos muy difíciles de cambios en todo el mundo, con el avance incontenible de la globalización económica, cultural y el apogeo de nuevas espiritualidades que grotescamente buscaban imponerse y doblegar todos los pilares sagrados en lo que se sustentaba la Cristiandad Ortodoxa. 

Supo fortalecer la Iglesia como una fuerte muralla ante los detritos que emanaban los enemigos de Cristo. Fue un digno sucesor de los grandes Metropolitas de su Iglesia, guerreros en tiempos de caos y disolución.

Admirado y amado por su clero y fieles. 

Respetado por su sabiduría y dedicación, por clero y fieles de otras iglesias ortodoxas. 

Un gran timonel en tiempos de mucha zozobra. 

Después de un largo batallar llevando en alto la Cruz, ha nacido a los cielos el 16 de mayo del 2022.

Que Dios, Uno y Trino, lo reciba en su Reino como un justo defensor de la Ortodoxia y un propagador del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

Vladyka Teofano, Juan M. Garayalde

Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero (IOBE)


jueves, 5 de mayo de 2022

M I E D O

 

M I E D O

Temor a no llegar a transformar mi corazón en una caverna luminosa de amor y sabiduría



Las huestes del Maligno, nos quieren convencer que hay UNA CERTEZA que afirma que no hay certezas de nada.

Todo es un gigantesco desierto sin significado.

Sin embargo, la muerte es una certeza.

El recuerdo de la muerte es un incentivo para DESPERTARNOS A LA VIDA, de la necesitad de cuidar nuestro interior, venciendo todos nuestros MIEDOS que nacen de la banalidad.

Hemos de llenarnos en cambio de un MIEDO, que asuma nuestra finitud hacia lo inconmensurable; nuestra insignificancia ante lo ETERNO.

Un MIEDO que nos llene, y que nos permita contemplar aún más allá de las estrellas, donde habitan todas las certezas.


(Apuntes de una Escuela de Sabiduría)