miércoles, 16 de noviembre de 2022

Visita de S.E. Vladyka Kyrilos al Peru

 

VISITA APOSTOLICA DE S.E. VLADYKA KYRILOS 

A LA REPÚBLICA DEL PERU



Durante la visita de S.E. Vladyka Kyrilos, se realizó la ordenación de hipodiácnos y diáconos para la IOBE del Perú - En la imagen Monsterio Benedictino de la Resurreccion en Chosica, Rep del Peru.


Momento de la Ordenación




Su Eminencia Vladyka Kyrilos junto al Vicario Episcopal para el Perú, 
Rvmo. Archimandrita JOSE



Durante los días 13 al 16 de noviembre, se realizó la visita de Su Eminencia Vladyka Kyrilos, Eparca Coadjutor del Brasil, Gran Canciller de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero, a la República del Perú, siendo recibido por el Rvmo. Archimandrita JOSE, vicario episcopal para la IOBE del Perú.

Se realizó ordenaciones diaconales y de hipodiáconos para nuestra Iglesia en el Perú, y visita a las misiones y clero de la Iglesia.

Que Dios, Uno y Trino bendiga esta visita, y llene de bendiciones a nuestra amada Eparquía del Peru.



¡Хрыстос уваскрос!

El Trabajo que ARDE y aquel que nos BENDICE

 

EL TRABAJO QUE ARDE Y AQUEL QUE NOS BENDICE

 


Un monje tenía un hermano que vivía muy pobremente en el mundo. Le entregaba todo el producto de su trabajo, pero cuanto más le daba más se empobrecía su hermano. Y fue a contárselo a un anciano que le aconsejó:

 

«Si me quieres escuchar, no le des nada más en adelante, sino dile: “Hermano, mientras he tenido algo te he ayudado, pero a partir de ahora, trabaja y ayúdame con lo que ganes con tu trabajo”. Y tú, recibe lo que te traiga, dáselo a un peregrino o a un anciano pobre, y ruégales que oren por él».

 

El monje hizo lo que se le había dicho. Cuando vino a verle su hermano le dijo lo que el anciano le había recomendado, y el otro se marchó triste. Pero un día vino a traerle unas pocas legumbres de su huerto. El hermano las tomó y se las llevó a los ancianos pidiéndoles que orasen por su hermano. Luego, después de recibir la bendición, volvió a su casa.

 

Más tarde le trajo legumbres y tres panes y el hermano hizo lo mismo que la vez anterior. Recibida la bendición, se volvió. Volvió por tercera vez trayendo mucho dinero, vino y pescado.

 

Al ver todo esto, el hermano se admiró, llamó a los pobres y les regaló abundantemente.

Luego dijo a su hermano seglar: «¿No necesitas algunos panes?». «No, señor, porque cuando recibía de ti algo, una especie de fuego entraba en mí casa y lo consumía. Pero ahora que no recibo nada de ti, vivo en la abundancia, y Dios me bendice».

 

El monje fue a contárselo todo al anciano que le había aconsejado, que le respondió:

 

«¿No sabes que el trabajo del monje es un fuego y que donde quiera que entra quema? Es más útil para tu hermano que haga limosna de lo que gana con su trabajo, y consiga así que los santos pidan por él. Gracias a su bendición, el fruto de su trabajo se multiplica».

 

† Sentencia de los Padres del Desierto †

jueves, 10 de noviembre de 2022

Justificación Vital antes la Vida

 

JUSTIFICACIÓN VITAL ANTE LA VIDA



Foto: Lago Salto Grande, Prov. de Entre Ríos. Cuando el viento llega, el mismo se convierte en un mar embravecido.

AUSENCIA

Nuestras vidas transitan por un río encaprichado, que evita fluir con serenidad, arrastrando todo lo que encuentra en su camino, incluyéndonos.

PRESENCIA

Sin embargo, cuando mi boca se abre a la oración, o mis ojos se detienen en un pasaje del Santo Evangelio, desciendo a aguas profundas, tranquilas, a una oscuridad a la que cuesta acostumbrarse; muy diferente a la superficie, donde nos dejamos llevar con un mínimo de resistencia, habituándonos a no ser nosotros mismos, y burlescamente,  viendo todo mas "claro".

EXISTENCIA

En las profundidades de uno mismo, se encuentra en Cristo la razón de "todo", y el "porque" de nuestra existencia, única e irrepetible. Ahí recién, aprenderemos a nadar contra las pasiones que se arremolinan y trituran nuestra Búsqueda.

+Teofano

10-11-2020



miércoles, 2 de noviembre de 2022

San Gabriel Urgebadze en su transito a la eternidad

 

 

SAN GRABRIEL (URGEBADZE) 

EN LAS MEMORIAS DE UN ASISTENTE DE CELDA

 




Una vez antes de acostarse, poco antes de su muerte, el padre Gabriel señaló un rincón y dijo:

 

“La muerte está allí en la esquina y me está esperando”.  Los dejo para orar por ustedes.  Debo ofrecer su oración al Señor.

 

 Dos semanas antes de su muerte, se le presentó un icono del Salvador no hecho a mano en una corona de espinas.  Le dije que cuando le dieron el icono de la Madre de Dios, se sintió mejor y ahora estará completamente curado.

 

 Negó con la cabeza y dijo:

 

“Si el Salvador no hubiera tenido una corona de espinas en la cabeza, yo me habría recuperado”.  Y este ícono con una corona de espinas significa que estoy destinado a morir en agonía.

 

En el icono, los ojos del Salvador estaban cerrados.  Después de un tiempo se abrieron.  Se lo conté al padre Gabriel.

 

 Respondió:

 "Sabrás de mi muerte en tres días".

 

Y en efecto, tres días antes de su muerte, leí un servicio de oración a la Santísima Madre de Dios, pidiendo la recuperación del anciano.  Por la noche tuve una visión: la Santísima Madre de Dios dijo que vendría en tres días y sanaría completamente al anciano.

 

Cuando le conté al padre Gabriel sobre mi visión, me pidió que me quedara despierto toda la noche y hablara con él.  Hice lo mejor que pude, pero, incapaz de soportarlo, me quedé dormido.

 

 Cuando me desperté, vi que el anciano no estaba durmiendo.

 

 "¡Prometiste que no te quedarías dormido!"  él me dijo.

 Me avergoncé.

 

 A las cuatro de la mañana llamó con voz débil:

 "Madre, madre... Hermana, hermana...

 

 "Me acerqué. Las lágrimas brotaban de sus ojos. Me puse de rodillas. Me bendijo, miró alrededor de la celda con amor y comenzó a rezar, sin apartar la vista del icono de San Nicolás el trabajador de las maravillas.

 

Tuve la sensación de que la celda estaba llena de ángeles invisibles.

 

 Por la tarde llegaron los obispos Daniel y Michael y leyeron una oración por el éxodo del alma.  El padre Gabriel, mirando a todos a su alrededor con una sonrisa conmovedora, entregó su alma al Señor en paz.

 

Fue sorprendente que su muerte no dejara una carga en el alma: se sentía ligereza, amor y dicha, no el miedo a la muerte, sino la alegría de la Navidad y de la Resurrección.