viernes, 29 de diciembre de 2023

LA CRUZ Y LA ESPADA

 

LA CRUZ Y LA ESPADA

 


“Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mt. 16:18)

 

A lo largo de la historia, la CRUZ y la ESPADA guardan un fuerte simbolismo, principalmente en las ordenes de caballería que principalmente en Occidente se desarrollaron, y con ello, leyendas áureas donde nos habla de una ESPADA en la PIEDRA.

 

Tanto para dar inicio a una guerra contra los enemigos de la FE, o en defensa de lugares sagrados, es necesario que un verdadero Caballero pueda extraer la espada de la “piedra” que simbólicamente representaría a Cristo, y, por lo tanto, a la Iglesia nacida en el Pentecostés.

 

La espada en la piedra, de la cual llegan como el viento que trae la marea del mar, leyendas de las islas británicas donde el Santo Grial paso bajo custodia.

 

Esto puede ser interpretado por algunos como lograr el consentimiento de la autoridad religiosa, que otorgue a los guerreros la libertad de empuñar una espada para combatir a los enemigos de Cristo y de su Ecclesia (o sea, de su pueblo). La Iglesia a ungido a sus guerreros para que cabalguen contra el enemigo, enfrentando la muerte cara a cara.

 

Victoria o Paraíso ha sido la meta a conquistar.

 


“No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. (…) El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.” (Mt. 10:34, 10:39)

 

Recordamos al monje Aleksandr Peresvet, que en los momentos previos de la batalla de Kulikovo (1380) contra las ultimas huestes del Imperio Mongol, aceptaría el desafío de luchar cara a cara contra un campeón bárbaro, en el cual perecerían los dos, aunque el monje quedaría luego del fatal encuentro, montado sobre su caballo a pesar de no haber usado armadura alguna.

 

Y el combate se ganó, y la Santa Rusia se vio liberada. La Cruz volvió a levantarse, las campanas a resonar y las voces de antiguos cantos litúrgicos, a elevarse a los cielos.

 

Estos hechos, encierran el misterio del HÉROE que puede levantar la espada de modo autentico, sin odio, pero implacable para realizar la voluntad de Dios en la tierra.

 


Representación del combate entre el monje Alexandr Peresvet enfrentando al campeón mongol Chelubéi


Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos

 

viernes, 22 de diciembre de 2023

La Concepción de Santa Ana

 

LA CONCEPCIÓN DE SANTA ANA, DE "DE DONDE ES CONCEBIDA LA SANTA MADRE DE DIOS"

22 de Diciembre de 2023 / 09 de Diciembre de 2023 – Calendario Eclesiástico

 


Icono: Joaquin y Ana de avanzada edad abrazados recibiendo la bendición de un niño por nacer, frente a Jerusalén


I – LA FAMILIA DE LA VIRGEN MARÍA

 

Según la Tradición, el sacerdote Matán (Mateo 1:15), residente en Belén, tenía tres hijas: María, Sobe  y Ana. María se casó en Belén, donde dio a luz a Isabel, la madre de San Juan Bautista.

 

La Santa Justa Ana era la hija menor del sacerdote Matán, que era de la tribu de Leví, de la familia de Aarón. Su marido, el santo y justo Joaquín, era de la tribu de Judá, de la casa y familia del rey David. Según la antigua promesa, el Mesías vendría del linaje del rey David (Lucas 2:4).

 

II – EL ANUNCIO DE UN ÁNGEL DEL SEÑOR

 

Después de 20 años, Joaquín y Ana eran una pareja de ancianos que prácticamente había perdido la esperanza de tener un hijo. En la cultura judía de aquella época, no poder tener hijos se consideraba una gran vergüenza e incluso una señal del disgusto de Dios.

 

A través de las súplicas de los matrimonios a Dios, a Joaquín y Ana se les concedió un hijo, y no sólo eso, sino un niño que daría a luz al Salvador del mundo. La Tradición nos dice que fue el Ángel Gabriel quién vino a realizar el anuncio a la angustiada madre.

 

Por esta razón, los cristianos han considerado durante mucho tiempo que Santa Ana responde a las oraciones de las mujeres que desean quedar embarazadas. Además, en Rusia se han dirigido tales súplicas a los iconos de la Concepción.

 


Icono: Joaquin y Ana de avanzada edad  frente a las murallas de Jerusalén


III – EN LA ICONOGRAFÍA

 

Suele representarse a Joaquín y a Ana abrazados, y con rasgos de avanzada edad. Por lo general detrás se encuentra una gran ciudad, siendo en algunos iconos representados la Muralla de Jerusalén, ciudad donde justamente vivían ambos cuando nació la Virgen María.

 

En otros, está la pareja con la Virgen María de pequeña apoyada sobre un arbusto, y debajo de él, David, representando la genealogía de la Virgen María.

 

Finalmente, otro tipo de iconos es aquel donde están representados escalonadamente, Santa Ana, la Virgen María y Cristo, como descendencia.

 


Icono: Joaquin y Ana junto a la Virgen María, apoyada sobre un árbol que representa la genealogía del Rey David, graficado debajo del árbol.


IV – LITURGIA

 

Apolytikion en el cuarto tono

Hoy las ataduras de la esterilidad están sueltas; porque Dios escuchó a Joaquín y a Ana. Les prometió (aunque ya no había esperanza) que tendrían un hijo divino. De este niño nació encarnado el Dios Infinito, Quien le dijo al Ángel que le gritara: Alégrate, llena eres de gracia, el Señor está contigo.

 

Kontakion en el cuarto tono

Hoy el mundo se alegra por la concepción de Ana, obra de Dios. Porque ella dio a luz a Aquel que, más allá de toda comprensión, concibió la Palabra de Dios.

 

Oikos en el cuarto tono

“Tú eres Quien una vez le dio al gran Isaac como hijo a Sara en una avanzada vejez, mediante Tu sombra y Tu promesa. Tú, oh Todopoderoso, eres Quien abrió el vientre estéril de Ana, la madre de Samuel, tu Profeta. Y ahora tú me miras, aceptas mis súplicas y cumples mis súplicas”, gritó lamentándose la casta y estéril Ana; y el Benefactor escuchó su súplica. Por lo que con alegría concibió a la Virgen que más allá de toda comprensión concibió el Verbo de Dios.

 

Compilación: Patriarcal Ateneo San Marcos

 


Icono:  Santa Ana en la parte superior, y abajo la Virgen María y Nuestro Señor Jesucristo

 

jueves, 14 de diciembre de 2023

El Zar y la Camisa

 

EL ZAR Y LA CAMISA

 


Un Zar, hallándose enfermo, dijo:

-¡Daré la mitad de mi reino a quien me cure!

 

Entonces todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al Zar, más no encontraron medio alguno.

 

Uno de ellos, sin embargo, declaró que era posible curar al Zar.

- Si sobre la tierra se encuentra un hombre feliz –dijo. Quitársele la camisa y que se la ponga al Zar, con lo que éste será curado.

 

El Zar hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se esparcieron por todo el reino, mas n pudieron descubrir a un hombre feliz. No encontraron un hombre contento con su suerte.

 

El amo era rico, pero estaba enfermo, el otro gozaba de salud, pero era pobre; aquel, rico y sano, quejábase de su mujer;: +este de sus hijos; todos deseaban algo.

 

Cierta noche, muy tarde, el hijo del Zar, a pasar frente a una pobre choza, oyó que alguien exclamaba:

-Gracias a Dios he trabajado y he comido bien, ¿Qué me falta?

 

El hijo del Zar sintióse lleno de alegría; inmediatamente mandó que le llevarán la camisa de aquel hombre, a quién, en cambio, había de darle cuánto dinero exigiera.

 

Los enviados presentáronse a toda prisa en la choza de aquel hombre para quitarle la camisa, pero el hombre feliz era tan pobre, que no tenía camisa.

 

LEON TOLSTOI (1828-1910)

domingo, 10 de diciembre de 2023

El Cisne, el Bagre y el Cangrejo

 

UNION

Consejos para una familia, consejos para un lugar de trabajo, consejos para una parroquia, consejos para una Nación….




EL CISNE, EL BAGRE Y EL CANGREJO

 

Cuando entre camaradas no hay acuerdo

su asunto nada bien ha de marchar

más que asunto, de allí saldrá sólo sufrimiento.

 

Una vez un cisne, un bagre y un cangrejo

se dispusieron a tirar de un carro bien cargado

y a él los tres juntos se engancharon;

¡Se desviven por tirar pero el carro no avanza!

 

La carga no parecía pesada para ellos:

pero el cisne tira hacia las nubes,

el cangrejo hacia atrás,

y el bagre hacia el agua.

 

Quién es culpable y quién no,

no lo vamos a juzgar.

Pero eso sí, el carro sigue allí.

 

Iván Krilov (1769-1844)