domingo, 29 de marzo de 2009

Crónicas de un Viaje a Tandil - Parte 3


CRÓNICAS DE UN VIAJE A TANDIL

(07 y 08-03-09)


TERCERA PARTE
(Final)


En tiempos donde los valores como el Honor, Hospitalidad, Caridad están en declinación, uno nota que a la vuelta de un viaje que se emprende, se traen recuerdos vagos. Momentos graciosos, románticos, dificultades .. que nunca faltan. También, traemos recuerdos del lugar donde se estuvo, para tener algo material que con el tiempo rememore ese viaje.

En nuestras repisas, o colgando de alguna pared se encuentran diversos objetos con inscripciones como “recuerdo de...” con el nombre de la ciudad, pueblo, playa, montaña, etc.. Lo cierto es que a veces nuestras casas están adornadas con objetos culturales de otras tradiciones de los cuales no tenemos la menor idea. ¿Acaso se sabe el significado de una máscara africana, de un talismán oriental, un tejido indígena con inscripciones desconocidas, o hasta una piedra bonita de la cual no sabemos los siglos que posee y como se llegó a formar?, y de tantas cosas que son “recuerdo de...”.

Porque la vida es un suspiro donde tomamos bocanadas de aire cortas: porque queremos ver todo, tocar todo, comprar todo, llenar nuestra valija y volver realmente sin nada.

Pero no debe ser así. La vida, efectivamente, es un suspiro, pero de bocanadas de aire profundas; como un iceberg: poco lo que se ve por fuera .. mucho lo que se ve por debajo de las profundidades.

¿Qué nos trajimos de nuestro viaje a Tandil en ese día y medio que estuvimos? Tiene nombre y apellido: ANNUNZIO CERATO.


DEL ALTIPLANO DE ACIAGO A TANDIL

El altiplano de Aciago


Al mediodía antes de partir, fuimos invitados a almorzar a la casa de los Cerato. Ellos eran los padres de la mujer de una de las familias que nos acompañó en nuestro peregrinaje al cerro del Padre Pío y que nos brindo hospedaje.

Compartimos un almuerzo, una extensa conversación, y lo que aquí les dejo es una síntesis de la misma:

Annunzio Cerato es una de esas personas que los europeos deben sentir orgullo, admiración, porque son hijos de esa tierra donde el aire que se respira es eterno, con un tesoro espiritual que no le alcanza a ningún turista apresurado a comprender en dos semanas de tour llevado como ganado a ver torres, museos, palacios, y tantas cosas que terminan sin significado espiritual.

Anunzzio Cerato próximo a cumplir los 90 años nació en la población de Enego, en el Altopiano di Aciago, en los Alpes, en una tierra de ensueño que no estuvo apartada de grandes acontecimientos mundiales. Tierra que vio pasar a Ánibal y sus cartaginenses, a las legiones Romanas en marcha para la conquista del mundo, a Napoleón I Bonaparte, y sobre sus laderas explosionaban las terribles armas de guerra de las dos conflagraciones mundiales del siglo XX.

De joven, curso un liceo militar en su Italia amada. Empezó a ver los primeros años de esplendor del fascismo italiano, y vieron sus ojos por primera vez volar los aviones del futuro ejército del Duce. Su familia, decidió viajar a otro país, y el destino fue la Argentina. Se llevó con él su sueño de aprender a volar, y no lo olvidó.

Nacionalizándose argentino, aprendió rápido el idioma y comenzó sus estudios para piloto de líneas comerciales. Nos mostró en nuestra conversación su primer libro de instrucción de vuelo que atesoraba con gran nostalgia.

Viajo por todo el mundo. Volvió a ver a su amada Italia y a contemplar los Alpes nevados. Conoció gente de todos los lugares del mundo .. anécdotas que en una conversación y menos en un escrito como el presente, pueden sintetizarse sin perder su esencia. Sin embargo, algunas me aventuraré a dejarles:

Gracias a un amigo que trabajaba para el Vaticano, lo invitó a Don Annunzio a hospedarse en los hoteles de la nueva Ciudad Estado. Ahí, gastó todos sus ahorros en comprarse ropa adecuada para la ocasión y durante largas horas, junto a su amigo, aprendió todo el ceremonial y protocolo que se requería para manejarse en dicho ambiente. Pero .. una picardía se ocultaba detrás de todo: Don Annunzio debía simular ser una autoridad eclesiástica, para que lo dejaran ingresar y hospedarse, así que se presento como “Arzobispo de Asia”, y, por supuesto, con su conocimiento de haber viajado a tantos lugares, e idiomas que manejaba, podía saber mucho mas sobre países que aquellos cardenales que estaban encerrados tras las paredes del Vaticano. No tardo en sorprender a sus interlocutores, aunque estaba extrañados que su desconocimiento teológico. Sin embargo, terminó su visita llevándose elogiosos comentarios.

Y luego nos preguntan de donde sacamos la picardía los argentinos...

Era gracioso ver lo que nos contaba sobre los lujos que vieron sus ojos: la habitación que le dieron por su “alto rango” eclesiástico, la enorme cantidad de vajillas y cubiertos a la hora de la comida, y las interminables reverencias, saludos, presentaciones que debía hacer ante centenares de cardenales y otras autoridades del Vaticano.


Don Annunzio Cerato conversando con el Padre Franc (1)





Don Annunzio Cerato conversando con el Padre Franc (2)





Pasaron los años y Don Annunzio decidió dejar de volar y emprender ya con su señora esposa, un negocio familiar. Estudió ingeniero agrónomo .. “solo para tener un titulo” nos decía, puesto que nunca ejerció, aunque le sirvió todo lo aprendido. Se mudó al sur de la Argentina con su familia, a la provincia de Neuquen y comenzó a sembrar olivos. Si, Don Annunzio fue uno de los tantos pioneros que participaron en la gran producción vitivinícola en los valles del Río Negro.

Nos relataba sus anécdotas como empleador, donde con su camioneta iba a buscar a sus trabajadores para llevarlos a sus viñedos, sus peleas con la policía y con los políticos de turno. Agrego aquí una nueva anécdota que refleja el carácter de Don Annunzio:

Habiendo ya mudado definitivamente a la ciudad de Tandil, se acerco a una concesionaria de autos importante de la zona, donde vio una camioneta importada que necesitaba para su trabajo en el campo. El encargado de atenderlo le dijo, que el dueño de la concesionaria había reservado dicha camioneta a un amigo, por lo tanto, se le hacia imposible vendérsela. Don Annunzio insistió tanto, que el encargado solo atino a decir: “venga mañana temprano y hable con el dueño”.

Temprano estaba Don Annunzio delante de la concesionaria. El encargado lo miraba desde dentro con temor, esperando la llegada del dueño. Este finalmente llegó, y no tardo en estar cara a cara con Annunzio Cerato. Aquel, tal como le explico el encargado, le dijo que tenia esa camioneta reservada para un gran amigo y le era imposible vendérsela. Don Annunzio insistió, hasta que dijo las palabras correctas: “soy un hombre de trabajo, un hombre del campo, y la necesito, por eso le pido que me la venda”. Así, el dueño de la concesionaria, cedió, puso su mano sobre el hombre de Don Annunzio y le dijo: “Señor, la camioneta es suya”.

¿Quién era acaso el dueño de esa concesionaria? Nada menos que Juan Manuel Fangio, el quintuple campeón mundial de formula 1, que la historia del automovilismo mundial tiene como uno de sus mayores iconos. Hoy, en la pared de la casa .. estaba la foto de un joven –y terco- Cerato abrazado con Juan Manuel Fangio.




* * *



Al almuerzo llegó a su fin, y con el las anécdotas de Don Annunzio Cerato. Su señora esposa, con amplia sonrisa, nos decía que íbamos a salir mareados de su casa de tanto que habló su marido.

Don Annunzio me obsequió un libro biográfico de Gabriel D´Annunzio, el poeta y guerrero italiano que era muy admirado por él. Saliendo de su casa, luego de pedirnos la bendición (que Honor realizarla!) emprendimos viaje de regreso a San Vicente.

Una bocanada profunda de aire inunda nuestro interior.

Dejábamos Tandil, sus aromas, sus historias y leyendas vivas. Dejábamos detrás a Don Cerato, nacido en un pueblo de los Alpes, un europeo que con centenares iguales a él, habríamos hecho de nuestra tierra algo diferente a lo que es hoy.

Cuídelo mi Señor Jesucristo, aquí y en la eternidad.



Uno de los cerros que rodean Tandil




Xristos Anesti!
Fr. Teofano +



domingo, 22 de marzo de 2009

Cronicas de un Viaje a Tandil - Parte 2



CRÓNICAS DE UN VIAJE A TANDIL
(07 y 08-03-09)


SEGUNDA PARTE



La llegada a Tandil fue pasado el mediodía. El sol estaba en su esplendor cayendo sobre los tejados y calles de la población tandileña. Nuestro primer destino fue visitar la casa de una familia conocida del Padre Franc que nos recibió con mucha alegría. Nos ofrecieron un refrigerio y a la salida, el Padre Franc se puso a bromear con unos niños que jugaban a la pelota en la calle. Acto seguido, les repartió unos chocolates que había traído en su camioneta, producto de las donaciones que recibía en su Capilla de Piedra de San Vicente.



De esa breve estadía, fuimos a visitar a otra familia que nos recibió con la mesa servida. Nos esperaban. Allí estuvimos disfrutando de la hospitalidad y calidez de las personas, un matrimonio compuesto por ambos padres, dos hijas, dos adolescentes mellizos y una niña de tan solo tres años, que resultaba ser la ahijada del Padre Franc. ¿Cómo llego a ser la ahijada?. Bueno, es una historia de tantas que existen que reflejan las luchas de las familias para salir adelante ante situaciones limites, y el Padre Franc estuvo junto a ellos, y lo premiaron con ese hermoso gesto.

CEREMONIA EN EL CERRO DEL PADRE PÍO

Y llegó la tarde…

El viaje emprendido, tenía como propósito realizar una breve ceremonia, en un pequeño cerro de los tantos que rodean la hermosa población de Tandil. Ese lugar, tiene algo especial para el Padre Franc.

Uno de los hombres que mas influyó en su vocación, Fray Pio de Pietrelcinahí, se manifestó en un pequeño cerro, frente a un grupo de personas que lo reconocieron. El Padre Franc, realiza varios viajes en el año para estar presente en ese lugar. Es su pequeño santuario, una “eremita” sin imagen, sin pared de fondo, sin marcas en el camino que la identifican, sin flores o inscripciones: un conjunto de piedras marcan el lugar. De todas las rocas que hay en la cima del cerro, una de ellas se destaca, permaneciendo levantada como por una mano no-humana, dando la apariencia de un monolito que los antiguos ahí erigieron para entrar en contacto con lo divino.


El momento elegido para ir, fue la puesta de la tarde. Iniciamos el ascenso acompañados por las dos familias que nos recibieron, y que en cada peregrinaje del Padre Franc, lo acompañan en sus actividades.

Ascenso al cerro al caer la tarde


Monolito que se destaca en la cima del cerro


Al llegar a la cima, nos pidió sentarnos en ronda; que nos tomáramos un momento para pensar en nuestras vidas, sueños, y que los compartamos con nuestro Señor Jesucristo. Ese momento de “meditación” duró unos diez minutos, tiempo en el cual el sol terminó por despedirse ocultándose tras las sierras que nos rodeaban en los cuatro puntos cardinales.. En un momento, el Padre Franc se levanta como un rayo y comienza a llamar una a una a las personas. Él los conoce a todos; sabe sus dolencias, pasadas y presentes. A cada uno le realiza una imposición de manos y luego según la dolencia espiritual o física, sus manos y voz actuaban sobre la persona.


El Padre Franc comienza a llamar a los que lo rodean


Luego de la ceremonia, entre si, los asistentes hablaban de las sensaciones recibidas



Al terminar todos estaban sentados de vuelta sobre las rocas que nos servían de asiento. Entre los asistentes se relataban los efectos que habían experimentado en el ritual, y luego comenzamos a descender el cerro ya envueltos en la oscuridad de la noche. Ninguno trastabilló. No había luz, pero todos “veíamos”.

El día culminó cenando con una de las familias de Tandil, que gentilmente nos acogió en su casa. Había que descansar, la mañana siguiente había otro sitio a visitar.

CERRO INDEPENDENCIA

En la mañana, marchamos hacia el Cerro Independencia. Un día otoñal se presentaba. La vida pueblerina estaba a la vista: autos y camionetas circulando por las avenidas y boulevares que predominan en el tranquilo lugar.

Pasábamos por la avenida “Avellaneda”, donde abundaban casas de productos artesanales. Tandil es conocida en todo nuestro país por sus quesos saborizados y sus salames caseros. Sin embargo, abundan también mermeladas de frutos de la zona, preparados como escabeche, berenjenas condimentadas, dulce de leche con frutas secas, chocolates artesanales, alfajores, y muchos productos más, que hacen de Tandil un lugar único y con productos propios.

Comenzamos a ascender con nuestra camioneta por una calle asfaltada llegando a la puerta de ingreso del cerro, una construcción moderna que representaría unas torres de vigilancia destinada a ver a todo aquel que ingresara en el lugar.



Portal de ingreso al Cerro Independencia


En dicho cerro, se realizó la primera edificación de la futura Tandil. Ahí se construyo en 1823 por orden del Gobernador Gral. Martín Rodríguez, el “Fuerte Independencia”, para detener los avances de los “malones” indígenas, que en un número importante asolaban el sur de la Provincia de Buenos Aires, montados en sus caballos, saqueando, matando y secuestrando pobladores de las estancias y pequeños poblados.

La Argentina, tal como los Estados Unidos, poseía una frontera con el indio, no al oeste, sino al sur, donde hubo épocas en que se vivió en paz con el indígena, hasta que la tribu de los araucanos desplazo a los antiguos pobladores originarios, los ranqueles, de la pampa húmeda y ahí la guerra fue total hasta la expedición del General Julio A. Roca en 1876 que terminó con el poderío de los araucanos.

En la cima del Cerro, el “Fuerte Independencia” defendió con sus gauchos el territorio del azote de los indígenas. En torno a él, la ciudad de Tandil comenzó a nacer.

Llegamos a la cima conduciendo un movil. Contingentes de turistas descendían de combies y colectivos y admiraban el paisaje desde el cual toda la ciudad podía verse, a la vez que los cerros que rodeaban el paraje.




Cima del Cerro Independencia desde el cual se puede ver toda la ciudad de Tandil


Foto desde el Cerro de la Independencia


Una construcción similar a la del ingreso al cerro se levantaba en la cumbre. Se subía por uno de los torreones en una escalera caracol hasta un puente que unía ambas torres. En la cima, la estatua y placa del fundador de la ciudad, el Gral. Martín Rodríguez.


Estatua ecuestre en honor al Gral. Martín Rodríguez





Placa conmemorativa en la base de la estatua



Esa tarde, nuestros pensamientos estuvieron dirigidos a todos aquellos que hace dos siglos, fueron parte de luchas por la supervivencia de dos mundos, de un lado y del otro de la frontera. La guerra es una de las cosas mas terribles que la humanidad a enfrentado por siglos. La misma puede ser principio de grandes horrores, o de grandes virtudes; puesto que para los antiguos y también para nosotros, la guerra pone a los pueblos a prueba, favoreciendo un conocimiento transfigurante de la vida en función de la muerte. El cristianismo en sus primeros años estuvo en guerra contra un mundo hostil. Las armas mas valiosas eran la Fe y la Cruz; armas que vencieron, con actos de martirio y de heroísmo antes fuerzas superiores, que terminaron reconociendo que algo sobrenatural protegía a las hordas de cristianos: al principio con un Emperador invisible, luego con Constantino “el Grande”, y así hasta 1917 en que el último cayó. Hoy, debemos aceptar que estamos en el inicio, y debemos buscar la guía de ese Emperador invisible que guió los inicios del cristianismo.

Así es que en el combate, hay un instante final en el cual el guerrero debe comportarse como un héroe, puesto que en ese último momento pesará en la balanza de su existencia infinitamente.

Iniciamos el descenso del cerro, y los sonidos fantasmales de batallas todavía podían escucharse en nuestros corazones. Lo que hicieron aquellos valientes hoy es un eco que late por toda la eternidad.


Un simbolo de luchas pasadas: los cañones del Cerro de la Independencia vigilan


jueves, 12 de marzo de 2009

Cronicas de un viaje a Tandil - Parte I

CRONICAS DE UN VIAJE A TANDIL
(07 y 08-03-09)


PRIMERA PARTE


Todo viaje tiene un significado. En los tiempos actuales, viajar es sinónimo de “turismo”: es olvidar la cotidianeidad de nuestras vidas escapando, buscando el ocio de los tiempos modernos, a causa del trabajo que nos sobrecarga, estresa y termina ahogando nuestra existencia. Escapamos solos, con amigos o con nuestras familias. A veces, volvemos más agotados de lo que salimos, y abatidos retornamos al trabajo.

La crisis espiritual que cae pesadamente en la edad de hierro, muestra que el trabajo ya no es algo deseado en si mismo, un sitio donde las aspiraciones más intimas se manifiestan. El trabajo es una carga y no la realización de nuestras aspiraciones y capacidades materiales y espirituales. En el Mundo Moderno se sigue un oficio porque es rentable, se desecha otros -con los que uno se identifica más-, porque no posee “salida laboral”, y finalmente, aquellos que no tienen la posibilidad de elegir obtienen el que sea para poder sobrevivir.

En nuestra Iglesia creemos que es necesario impulsar a la acción de viajar un significado sagrado. Este, no es para olvidarse del mundo donde uno vive, para disfrutar lo que no se pudo durante un largo año de trabajo, volcándose a los excesos o voluptuosidades que las ciudades turísticas ofrecen a las familias para consumir. Para nuestra Iglesia, un viaje es un aprendizaje, un camino ascendente en lo espiritual, donde se abandona temporariamente el terruño para ponerse a prueba. En las tradiciones antiguas lo vemos reflejado en la Odisea de Ulises, los poemas de Gilgamesh y a nuestro San Pablo recorriendo el mundo antiguo proclamando el Nuevo Evangelio, y tantos viajes donde las personas confrontan con otros mundos, un choque cuyo eco inunda nuestro espíritu. No se busca escapar de nuestras responsabilidades, sino restaurar la armonía con la divinidad y trasladarla a todo aquello que hacemos en nuestras vidas.

Rumbo a Tandil - El Padre Franc al volante


El 07 de marzo de 2009 emprendí con el Padre Franc uno de esos viajes. ¿El destino?. Tandil, “la piedra que late”, la ciudad de la piedra movediza, una pequeña población en el medio de majestuosas sierras que nace cuando el Gobernador de la Provincia , Gral. Martín Rodríguez, manda a construir en 1823 el fuerte “Independencia” en la cima de un cerro que hoy lleva su nombre, y desde el cual se ve toda la ciudad, con el objetivo original de contener los avances de los malones indígenas que asolaban el sur de la Provincia de Buenos Aires.

Llegue a la Capilla de San Jorge la noche anterior al viaje. En el predio de la Capilla, siempre hay gente que esta de paso y queda a descansar. En mi caso, me toco dormir dentro de la Capilla, donde un suave aroma a incienso brotaba de los bancos y paredes. En uno de los bancos, estaban acomodados todos los sagrados intrumentos litúrgicos, listos para ser guardaros en una valija, cosa que realizó con mucha calma el Padre Franc luego de desayunar a las 06.00.

Preparando la valija para el viaje

Estuvimos conversando sobre la nueva Iglesia que se construirá, el centro espiritual de la futura CRISTOPOLIS. Vimos fotos de los antiguos monasterios de Suzdal apreciando la belleza milenaria de sus construcciones.
Empredimos el viaje por la mañana. Recién al superar la localidad de Cañuelas ya fuera del cinturón del Conurbano Bonaerense, ante nosotros se abrió en toda su dimensión la Pampa Húmeda , ese gigantesco territorio que tanta riqueza aporto a nuestro país por décadas donde pisaron indios, gauchos, soldados, colonos y sacerdotes.

La Pampa Humeda que se extiende al infinito

Campos y ganado vacuno de la Pampa Humeda


Durante la marcha, donde entre mate y mate íbamos charlando, descubrí el gran conocimiento que poseía el Padre Franc sobre la inmensa Provincia de Buenos Aires. Conocía cada ruta, puente, posta, arroyo, río por el que transitabamos.



Fr. Teophano cebando mate

Fr. Teophano tomando mate


Lo escuchaba: “ahí esta el Gualicho”, donde se me dificultó poder leer el viejo cartel que identificaba un paraje donde contaba las edificaciones con los dedos de una mano, y cruzamos un puente sobre un hermoso arroyo que invitaba a descender, armar una carpa, un fogón y a pasar la noche al borde del mismo.

Pasamos también sobre el Río Colorado, que atraviesa gran parte de la provincia. Vimos algunas pulperías en la ruta y algunas el Padre Franc sabía hasta el nombre de la persona que la supo atender en tiempos no muy lejanos.

Cruzando el puente del Río Colorado


El Río Colorado que atraviesa gran parte de la Provincia de Buenos Aires



A mitad de camino, detuvimos la marcha para cargar gas oil y revisar el aceite de la fiel camioneta, que en todo el trayecto funcionó olvidando los más de veinte años que tiene de vida junto al Padre Franc transitando rutas, campos, pueblos y ciudades.

Habiendo transcurrido tres horas de viaje, el Padre Franc sale de la ruta e ingresa en un camino vecinal. Durante media hora transitamos sobre una vieja ruta que se internaba dentro de los campos. Finalmente, una inmensa arboleda se presenta ante nuestros ojos, e internándonos dentro de ella mis ojos ven emerger de las profundidades un castillo abandonado, ahí, en medio de la nada.

De la arboleda emerge el Palacio de los Diaz Velez


El Padre Franc me llevó a conocer uno de las antiguas construcciones que a principios del siglo XX, la aristocracia ganadera argentina construía en sus grandes extensiones. Estaba frente al "castillo" de la familia Díaz Velez, que tanta importancia tuvo para la construcción de la Argentina que maravilló al mundo en los años ´20 del siglo anterior.

Una construcción de tres plantas, más de 70 habitaciones, y todos los lujos inimaginables para la época. Cerrado en 1930, el año que marco la crisis y decadencia de la Argentina , queda como un testimonio de una nación que se atrevió a soñar con grandeza.

El Padre Franc recorriendo los alrededores del lugar


El Padre Franc había estado varias veces en ese lugar; cuando todavía se podía subir a las otras plantas del edificio. Hoy, inscripciones vulgares de todo tipo cubren sus paredes, las escaleras inservibles, los techos resquebrajados y los pisos de madera completamente podridos de la humedad.


Uno de los salones con grandes ventanales que dan al parque que rodea el Palacio


El Padre Franc y Fr. Teophano frente al Palacio de los Díaz Velez


Ante esa visión, uno piensa en el esplendor de tiempos pasados. Las paredes y techos son testigos de hombres y mujeres que trabajaron por el esplendor de un país. Tiempos en los que las familias construían sus casas ladrillo por ladrillo, ideándola en sus mentes, proyectándoles todos los sueños y aspiraciones más profundas.

No puedo evitar traer la palabra de Nuestro Señor Jesucristo, donde aquél que siga la voluntad de Dios, edificara su vida sobre cimientos fuertes, como aquel que edificó su casa sobre la roca, y logró soportar la lluvia, los ríos y los vientos.

Estamos construyendo nuestras vidas día a día. Invitemos a Cristo a transitar junto a nosotros en cada acción que hagamos, y tendremos garantizado una vida erigida sobre rocas.

Xristos Anesti!
Fr. Teofhano+

lunes, 2 de marzo de 2009

La I.O.B.E. hasta el año 1950

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RESUMEN HISTÓRICO
IGLESIA BIELORRUSA ESLAVA HASTA EL AÑO 1950



La permanente tentativa de la población carpática de lograr su independencia cultural y política, de los poderosos vecinos del este y oeste, Polonia y Rusia, tuvo como resultado el surgimiento de una Iglesia Ortodoxa Autóctona, la que sería en el siglo XX la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava (IOBE), fue por primera vez declarada autónoma en el siglo XIII, y existió como tal, intermitentemente hasta el siglo XVII. En los siglos posteriores, el pueblo ruteno, perdió la oportunidad de un desarrollo nacional independiente, y se vio por ello privado de su Iglesia Autónoma, debido a la anexión de su territorio, primero a Polonia y finalmente a Rusia.
En 1918, ante el triunfo de la Revolución Bolchevique y la supresión de la monarquía rusa, el pueblo Ruteno (bielorruso) declaró su independencia; pero esa tentativa nacionalista, fue aplastada por los comunistas, con lo cual se eliminó la posibilidad de restaurar la Iglesia Bielorrusa Autocéfala. Sin embargo, cuando el régimen soviético empezó a perseguir a la Iglesia Ortodoxa Rusa, con el pretexto de que era un baluarte de la vieja autocracia y promotora de actividades contrarrevolucionarias de todos los tipos, la Iglesia Bielorrusa, aprovechó la crisis religiosa de Moscú, para reunir a los líderes nacionales en un Sínodo. El cual volvió a crear la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Autocéfala, sobre la base del precedente histórico mencionado y siguiendo las instrucciones dadas por el Patriarca ruso Tikhon Bellavin, que siguiendo la decisión del Sínodo Ruso y del Supremo Consejo Eclesiástico de la Iglesia Rusa Ortodoxa, reunidos el 7 (20) de noviembre de 1920, en cuyo cánon Nº 372 decía que “ante el caso de que una Eparquía se viese privada de toda comunicación con el Patriarcado de Moscú, ésta debe asumir la plena autoridad”, fue así que lo entendieron los Obispos Rusos en los Estados Unidos, los cuales crearon (debido al posterior arresto de Tikhon Bellavin), la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio, teniendo hasta nuestros días una administración autocéfala y totalmente desvinculada de Moscú.
La decisión de crear Eparquías Autocéfalas fue confirmada canónicamente por el sucesor de Tikhon, durante su arresto por los soviéticos, el Arzobispo de Tirno, Metropolita y Administrador del Trono Patriarcal, Mons. Afanguel, el 5 (18) de junio de 1922, desde la ciudad de Yaroslavl, emite la resolución Nº 14, dirigida a todos los Obispos Ortodoxos de tradición eslava, a que desde ese día y hasta la reposición de un Patriarcado legítimo y libre de toda opresión del Estado, todas las Eparquías eran declaradas independientes, o sea Autocéfalas.
La decisión tomada por el Delegado Patriarcal, Metropolita Afangel, que había facultado a las autoridades religiosas locales a actuar independientemente en caso necesario, permitieron que Melquisedec (Mikhail Paevsky), obispo de Minsk y Turov, fuera elegido Metropolita de la Eparquía Bielorrusa. El 23 de julio de 1922 este histórico acontecimiento fue anunciado en la Catedral de Minsk, para total satisfacción de la población, elevando la Antigua Eparquía al grado de Iglesia Nacional, la recién creada Iglesia Ortodoxa Bielorrusa procuraba aportar una renovación del espíritu local y así protegerse de las presiones de la nueva Iglesia pro-comunista de Moscú, denominada Iglesia Viva o Renovada.
La Nueva Iglesia Moscovita, se organizó por mandato del Soviet Supremo, y por decisión de Lenin, dispuso que se crearan varios movimientos y agrupaciones clericales declaradamente comunistas, estas eran la Iglesia Viva, la Iglesia Viviente y la Iglesia Renovada, que eran dirigidas por obispos pro-soviéticos y tenían como misión crear un cisma dentro de la Iglesia Ortodoxa y suprimir al clero anticomunista, leal al Patriarca Tikhon Bellavin que se encontraba encarcelado en Lubianka, por la policía secreta del Soviet, la temible GPU, posteriormente llamada KGB o NKVD.



Mientras el entusiasmo religioso se mantenía aún muy vivo, fueron instalados tres obispos en los recién restaurados Obispados Bielorrusos: Mons. Filaret (Feodosy Ramensky) en el de Bobruisk; Mons. Nicolai (Nicolai Shemetilo) en el de Slutsk y Mons. Ioann (Iván Pashin) en el de Mozyr; fueron ordenados Sacerdotes bielorrusos para realizar tareas religiosas y educativas y se educó a Sacerdotes jóvenes y Acólitos. Se introdujo la lengua bielorrusa en los servicios religiosos. Se reforzaron los coros, se celebraron miles de procesiones religiosas acompañadas de la entonación de himnos, y se dieron en las Catedrales conciertos religiosos y conferencias sobre los temas teológicos y filosóficos. Durante este período la Iglesia Bielorrusa fue una unidad espiritual y cultivó una intensa vida religiosa.


Escudo de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava


Los numerosos servicios religiosos, la gran cantidad de feligreses jóvenes y la responsabilidad del Metropolita Melquisedec (Mikhail Paevssky), que era un excelente organizador de la vida religiosa y a quien su grey amaba intensamente, llamaron nueva y rápidamente la atención de las autoridades soviéticas, y la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Autocéfala fue otra vez objeto de sus ataques.
El primer golpe consistió en someter a juicio al Metropolita Melquisedec y al clero de las Catedrales, por supuestamente ocultar tesoros religiosos, que debían ser utilizados, para combatir el hambre causado por la inundación del Volga, a pesar del hecho de que todos ellos ya habían sido retirados, como lo indicaban los inventarios. Se realizó un juicio-espectáculo en agosto de 1922, que duró varios días. La policía montada tropezó con dificultades al tratar de hacer retroceder a los miles de personas que rodeaban el edificio de los tribunales. La misma sala de audiencias estaba atestada de fieles, que se pusieron unánimemente de pie cuando los acusados fueron conducidos al banquillo. La muchedumbre reunida en la sala reaccionó vivamente ante la injusticia de la acusación y aplaudía cuando las declaraciones de los testigos revelaban la falsedad de los cargos soviéticos. En lugar de comprometer, como se deseaba, al clero bielorruso, y aterrorizar a las comunidades de los fieles, el juicio produjo el efecto opuesto. “Teniendo en cuenta el poderío del régimen soviético”, se suspendió la sentencia y los acusados fueron puestos en libertad. Después de ese proceso la Iglesia floreció en una medida aún mayor. El canto de las viejas canciones populares se hizo general, ornamentos y bordados bielorrusos empezaron a adornar las iglesias, y se intensificó la preparación de sacerdotes jóvenes para las tareas religiosas.
El segundo golpe lo constituyó la infiltración de Minsk en 1924, con miembros del clero de la Iglesia Rediviva Sovietófila. El Metropolita Melquisedec fue llamado a Moscú, y agentes soviéticos y guardias de la GPU (servicio secreto comunista) instalaron en la Catedral a Obispos de la Nueva Iglesia. El pueblo se resistió valientemente. Los obreros ferroviarios de Minsk, se opusieron al Nuevo Clero con especial energía. Muchos fueron arrestados, se celebraron juicios espectaculares, los presos fueron golpeados en las celdas de la GPU y deportados. Después de ocupar la Catedral, los Obispos de la Iglesia Rediviva y las autoridades laicas proclamaron la creación de la Iglesia Rediviva Autónoma de Bielorrusia y comenzaron a oprimir al clero urbano y de las aldeas que se rehusaban someterse a ella. Muchos sacerdotes fueron separados de sus parroquias. A pesar de todo, después de ser liberado de la cárcel el Patriarca Tikhon, el 15 de julio de 1923, y denunciar públicamente él mismo, la situación ilegal de las autoridades de la Iglesia Rediviva, la unidad de la Iglesia, comenzó a hacerse más fuerte en las Eparquías Autocéfalas de Ucrania, Polonia y Bielorrusia, en ésta última merced a los esfuerzos de los feligreses ortodoxos, la Catedral de Minsk fue purgada de Obispos de la Iglesia Rediviva. El Metropolita Melquisedec envió desde Moscú a su grey una atrevida misiva, fechada el 12 de octubre de 1923, certificando que la autodeterminación autocéfala de la Iglesia Bielorrusa como también el título del Metropolita, no habían sido condenados ni anulados por el Patriarca Tikhon. Poco tiempo después el Metropolita Melquisedek volvió a Minsk y emprendió la tarea de reconstruir la organización de la Iglesia en toda Bielorrusia.
El tercer golpe fue el arresto del Metropolita Melquisedek y su deportación a Krasnoyarsk en 1926, cuando también se lo destituyó. Este fue uno de los primeros servicios que prestó en representación del régimen soviético el Metropolita Sergue Stagorosky, quien ya gozaba de la confianza soviética antes de su abierta declaración de lealtad al régimen de Moscú, en 1927.
A continuación de esta declaración, se inició la más brutal opresión del clero autónomo y de los fieles bielorrusos ortodoxos. Cargos infundados de resistir a las autoridades legales de la Iglesia, de “espionaje a favor de Polonia”, de “actividad reaccionaria por parte del clero” y de apoyo al clero, dieron el pretexto para la realización de ejecuciones cuyo número fue en constante aumento, gran cantidad de iglesias fueron cerradas por la fuerza, clausuradas por intermedio de la imposición de exorbitantes tributos, o recurriendo a provocaciones terroristas. El sustituto actuante del Metropolita Melquisedek, Obispo Filaret de Bobruisk, trató de mantener viva la vida religiosa bielorrusa. Un sínodo del clero y el laicado, convocado por él, se celebró en agosto de 1927 y adoptó estatutos para la Iglesia Bielorrusa Autocéfala, que preveían la libertad de interferencias provenientes de la jerarquía con sede en Moscú. Sin embargo, la posición fortalecida del Metropolita Sergue Stagorosky, de notoria subordinación al régimen comunista y la irrupción de la colectivilización, más la destrucción del Movimiento Demócrata Nacional en Bielorrusia hicieron imposible la continuación de la existencia de una Iglesia Autocéfala. Entre el clero de la Iglesia Bielorrusa Autocéfala que murió en la cárcel, se cuentan los Obispos Ioann, de Mozyr, Nikolai de Slutsk y Filaret de Bobruisk, una gran cantidad de sacerdotes, incluyendo miembros del Sínodo, murió en prisión o en el exilio, 2.800 Parroquias Bielorrusas fueron arrasadas y 3.600 sacerdotes de la Iglesia Bielorrusa Autocéfala fueron reducidos al estado laical.

Patriarca Tikhon de Moscú (1865-1925)


Con el objeto de destruir el prestigio moral del Metropolita Melquisedec a los ojos de su grey bielorrusa, se lo llevó nuevamente a Moscú en 1931 “para tomar parte en la sesión de verano del Sínodo”. Sin embargo, el 17 de mayo de 1931 murió prematuramente, y se llevó consigo en el viaje postrero, el secreto de la presión que se ejerció sobre él y las condiciones propuestas. En Minsk fueron destruidos muchos de los edificios religiosos de significación histórica y artística. La Catedral que databa del siglo XVI, fue dinamitada y el sitio en que se levantaba quedó baldío, al parecer como símbolo de la Iglesia arruinada; la Catedral de Ekaterinsk, construida en el siglo XVII, fue convertida en depósito de hortalizas; el convento de Preobrazhensk se transformó en un club deportivo, luego de que sus monjas fueron expulsadas y obligadas a casarse, durante los años de la opresión ejercida por la Iglesia Rediviva bajo el Obispo comunista Alejandro Shcherbakov; y el Monasterio del Espíritu Santo, del siglo XVI, fue usado como lugar de depósito de los archivos de la ciudad, y la Iglesia barroca Arkhiereiskaya, del siglo XVIII, fue destruida. La nueva Iglesia Ferroviaria fue también dinamitada, y la “Vieja Iglesia de Madera”, pasó a ser sede de un club de sordomudos. Las Iglesias de los cementerios fueron destruidas, lo mismo que una serie de iglesias en Mogilev, Vitebsk, Polotsk, Slutsk, Kolkanov y otras ciudades de Bielorrusia.
Después de la “ocupación” de la Bielorrusia occidental por las tropas soviéticas en 1939, las aspiraciones de la Iglesia en pro de la independencia nacional fueron sofocadas por los esfuerzos conjuntos del Patriarcado de Moscú y el régimen soviético. Una cantidad de sacerdotes ortodoxos murió en campos de concentración o en el exilio, y miembros de sus familias fueron deportados a Siberia. En 1940 fueron ejecutados muchos laicos pertenecientes a la Iglesia.
Se impusieron al clero pesados tributos, que excedían cuantiosamente sus ingresos. Los sacerdotes que dejaban de abonar estos exorbitantes impuestos eran arrestados inmediatamente y condenados de 10 a 20 años de trabajos forzados, juntamente con los laicos que recogían fondos para pagar las tasas. Muchas iglesias fueron cerradas y al clero se le asignaron cuotas de trabajo comunitario en fábricas del Estado, tan elevadas que se hacía imposible cumplirlas.
La segunda guerra mundial permitió que las tropas alemanas liberaran a Bielorrusia del régimen soviético, y en el comienzo del avance Alemán hacia el este, mientras las ruinas humeaban todavía, se inició la restauración de la vida religiosa. En Minsk, la Iglesia de San Alejandro Nevsky, en el cementerio militar, fue la primera en abrirse. El pueblo llevó a la Catedral contribuciones de toda especie: iconos, lienzos bordados, alfombras, manteles, biblias, almanaques y una profusión de flores. De Bielorrusia occidental llegó un monje para dirigir los servicios religiosos, que fueron reanudados regularmente. El pueblo bielorruso, que durante décadas había vivido bajo el sistema soviético de educación atea y comunista, se convirtió de nuevo en un pueblo religioso. Se organizaron coros y se celebraron ceremonias religiosas, que incluían matrimonios, oraciones y sufragios. Llegaron a bautizarse hasta 10.000 jóvenes en un día.
Se emprendió la reconstrucción de Iglesias que no habían sido destruidas por completo en las ciudades grandes y pequeñas y en las aldeas. El 9 de setiembre de 1941 el Metropolita Dionisio de Varsovia convocó un Concilio para la Iglesia Bielorrusa. En 1941 y 1942 fueron designados tres Obispos para las Sedes bielorrusas. Entre el 30 de agosto y el 2 de setiembre de 1942 un Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa, celebrado en Minsk, repuso la Iglesia Bielorrusa Autocéfala, con el Metropolita Panteleimon a su cabeza. La restauración de la vida religiosa tuvo lugar bajo las difíciles condiciones impuestas por la segunda guerra mundial, en medio de la lucha de guerrillas partisanas pro-soviéticas y grupos pro-nacionalistas, ante la escasez de alimentos y materiales de construcción, y también por las complejas relaciones entre las fuerzas alemanas que contaban con el apoyo del Movimiento Nacionalista Bielorruso. Los agentes soviéticos intentaron recurrir a la provocación para impedir el desarrollo de una Iglesia Ortodoxa favorable a Alemania, muchos de los líderes de la vida religiosa y pública perecieron a manos de partisanos soviéticos. Se propuso que una nueva iglesia, de iguales dimensiones, se edificase en el lugar de la arruinada Catedral de Minsk, como un símbolo espiritual de la nación y de la libertad religiosa en el estado bielorruso. Hubo ordenaciones de sacerdotes, se celebraron cursos de instrucción religiosa, etc., durante la ocupación germana, hasta 1944.
La retirada alemana invirtió fatalmente el curso de las ruedas de la historia. Una vez más las fuerzas soviéticas invadieron Bielorrusia y fueron sofocadas las aspiraciones nacionales. Al negarse a reconocer la autonomía bielorrusa, el Patriarcado de Moscú prestó de nuevo un servicio al régimen soviético. El clero y el pueblo, que resistieron la fusión con la Iglesia Moscovita, fueron cruelmente maltratados por las autoridades soviéticas. Volvieron a producirse deportaciones en masa, ejecuciones y arrestos, la NKVD, al perseguir y liquidar a quienes habían participado en el Sínodo Autocéfalo de 1941 reorganizando la Iglesia Bielorrusa Nacional, los juzgó enemigos del sistema soviético. L. Tsanava, jefe de la NKVD en la República Socialista Soviética Bielorrusa en 1951, declaró: “La mayoría de los nacionalistas bielorrusos ... al ser descubiertos y atrapados, sufrieron un castigo merecido .... La mayor parte de ellos ha bajado ya a la tumba, y los que han escapado no podrán evitar el castigo que merecen”, citado por L. Tsanava, “La Guerra Nacional de Resistencia Bielorrusa”, Vol. II, Minsk, 1951, pp. 689 y 853, cit. en I. Kasiak, “Historia de la Iglesia Ortodoxa del Pueblo Bielorruso”, NY. 1956, pp. 139-140.
En el verano de 1957, ya no había parroquias ortodoxas autocéfalas en el territorio de Bielorrusia. De las antiguas Eparquías, solo Minsk y Bobruisk permanecían como obispados. En el seminario religioso, la enseñanza se impartía en idioma ruso. El Metropolita de Bielorrusia, Pitirim (Svíridov), uno de los clérigos de mayor confianza del Patriarcado de Moscú, estaba promoviendo a paso acelerado la desnacionalización del pueblo bielorruso, y era vigoroso adversario de su pasado autonomista.
La jerarquía de la Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Autocéfala fue empujada al exilio. Actualmente existen parroquias de la vieja tradición de la iglesia que siguen desarrollando su vida religiosa conforme a las tradiciones espirituales heredadas de la vieja patria bielorrusa en los Estados Unidos, Canadá y América del Sur.


Monseñor Alfredo M. Montrezza
Arbozispo I.O.B.E.
Gran Senescal y Capellán General

Orden Bonaria