viernes, 2 de octubre de 2015

Pavel Florenski - EL PECADO





EL PECADO
Pavel Florenski




El pecado es en sí mismo inestabilidad. La unidad de la impureza es ficticia, y el carácter ilusorio de esta pseudo-unidad se pone de manifiesto en cuanto se ve obligada a permanecer cara a cara ante el Bien. Lo Impuro es uno en tanto en cuanto no está presente lo Puro, pero basta con un solo acercamiento de lo Puro para verse despojado de su máscara de unidad. Esta descomposición de lo impuro y esta auto-desintegración de las “fuerzas nauseabundas” aparecen claramente delineadas en el relato de la curación del endemoniado de Gadara, poseído por lo impuro. Merece atención el modo como el número singular de la fuerza impura se cambia bruscamente al plural una vez que el Señor Jesús le interroga sobre su nombre, es decir, sobre su esencia escondida. (…)

Jesucristo no conversa con el endemoniado mismo, sino con aquello que le habita, con la fuerza impura. Este poder es un único espíritu impuro, que se muestra como uno y habla de sí mismo como de un individuo. Pero bastó con que el Señor le interrogara sobre su nombre, deseando que esta impureza manifestase su esencia verdadera, para que se escindiera en una multitud indefinida de espíritus también impuros, porque en el texto, “legión” significa precisamente “multiplicidad infinita”, “innumerable”, “multitud indefinida”. (…) *

De este modo precisamente se realiza en general la expulsión del espíritu impuro. La oración se realiza en general la expulsión del espíritu impuro. La oración de exorcismo en el nombre del Señor obliga a la persona ilusoria a descomponerse en fragmentos, en una “legión” de estados demoníacos, cada uno de los cuales se considera de nuevo a sí mismo como persona; el exorcismo denuncia la falsedad de aquella unidad que pretende fundarse no sobre la uni-substancialidad de la Santísima Trinidad sino sobre la semejanza de substancia, mentalidad ésta en la que se apoya la afirmación de sí.

Ésta es la naturaleza inestable, húmeda y pútrida del pecado (…).

* Ver Lucas 8:26-39

Pavel Florenski
“La columna y el fundamento de la verdad” – Carta Séptima

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