lunes, 1 de junio de 2020

Sobre el Hesicasmo II



SOBRE EL HESICASMO II






PREGUNTA: Durante la práctica de la Oración Hesicasta a quedado claro que la idea no es poner la mente en blanco. Ahora, ¿eso implica que debo pensar en situaciones que me sitúen en sintonía con el Señor? por ejemplo, ¿pensar en algún pasaje del Nuevo Testamento?

RESPUESTA: Para responder eso, es necesario entender que significa “pensar”. San Teofano el Recluso, decía que el ALMA esta siempre en movimiento, es dinámica. En ella abundan los pensamientos, los deseos y los sentimientos.

Si el ALMA se encuentra turbada, y “pensamos”, ocupamos nuestra mente con imágenes, las cuales están fuertemente definidas por nuestros deseos de, por ejemplo, alcanzar algún tipo de “iluminación”, de un “despertar”, de un resultado concreto que traería como consecuencia la ORACIÓN. Definitivamente, estamos pensando que toda acción de parte nuestra va a recibir algo concreto, un “premio”, una “revelación” o un “poder”. Ciertamente que algo de eso puede acontecer, pero solo es la superficie del verdadero tesoro espiritual que esconde la ORACIÓN PURA.

El hombre debe ser vencido, para llegar a ser PERSONA, aquella unidad entre lo humano y lo divino -la hipóstasis-, la “imagen” de la transfiguración del Señor en el Tabor.


PREGUNTA: Pero, ¿cómo es posible entonces orar sin pensar en Dios, sin tratar de imaginar situaciones en las cuales me puedo poner en sintonía con Él? ¿Acaso, no termino tratando de poner mi mente en blanco?


RESPUESTA: La acción de PENSAR durante la ORACIÓN PURA, la oración del corazón, implica poner IMÁGENES en nuestra cabeza, ergo, utilizar la IMAGINACIÓN. Si quiero tender un puente hacia Dios con la ORACIÓN, conviene que sea ÉL quién me enseñe el camino y no, con mi naturaleza caída, ser quién lo haga.

¿Acaso un violinista decide como tocar una sinfonía cuando hay un director que enseña a cada uno como armonizar el conjunto?

Los santos Calixto e Ignacio, decían que la unión con Dios en la contemplación no es posible sin la “ausencia de toda representación del tipo que sea, de todo pensamiento y, en primer lugar de toda imaginación, relacionadas no solo con las cosas sensibles y/o humanas, sino también con Dios mismo”.

¿Acaso conocemos tan bien a Dios, que queremos saltar nosotros mismos ese “abismo” –otra imagen- entre el hombre caído y ÉL?.

Entonces, no ponemos nuestra mente en “blanco”, ponemos nuestra mente en manos de ÉL, a través de la ORACIÓN PURA. Ponemos nuestra mente a ser vaciarla de pasiones e imágenes, para que sea Dios, Uno y Trino obre sobre nosotros. Ese es el combate espiritual, tan fácil de expresar, tan difícil de realizar.  

Nicolás Cabasillas nos recuerda: “Cristo nuestro Dios es la meta de todo deseo”. Tenemos todas las facultades puestas en nuestra naturaleza humana para ELEVARNOS hacia Dios, y no orientado a llenarnos de realidades sensibles, que es a lo que nos ha llevado el PECADO.

No hay nada que hallar en la ORACIÓN, sino experimentar la PAZ DE CRISTO, sentirla fluyendo dentro nuestro. Y eso, es solo el comienzo.

Orden Monástica San Athanasios de Alejandria (IOBE)

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