miércoles, 29 de julio de 2020

Reflexiones - Pandemia V



CUARENTENA - Reflexiones v


CÓMO SER CRISTIANO Y NO MORIR EN EL INTENTO

Padre Jesús Ruiz 
Iglesia Ortodoxa en América (OCA)



"Nuestra vida es hacer la voluntad de nuestro Padre, y permanecer unidos a él" (P. Jesús Ruiz)


En estos días de emergencia sanitaria por el Coronavirus, la mayoría de las personas de todo el mundo hemos visto cambiada nuestra vida cotidiana, y las rutinas a las que estábamos acostumbrados cambiaron drásticamente. Los que antes iban a una oficina o a un comercio, hoy están en casa. Los niños que antes iban a la escuela, hoy están en casa. Las madres y amas de casa que antes tenían cierto tiempo “libre” dentro de las labores del hogar, hoy tienen que convivir con esposos e hijos prácticamente todo el día. A esto se suma que muchos carecen de una vivienda digna, y la mayoría de casas y departamentos son muy pequeños y aumentan el estrés. Aparte, existen los casos de personas que ejercen violencia contra sus demás familiares.

En lo material, muchos han perdido su trabajo, o les han reducido sus salarios, o han perdidos sus ventas. Y eso sin contar con que dentro del círculo cercano de familiares, vecinos y amigos, no hayan tenido contagios o incluso muertos a causa del Covid o de otras enfermedades.
Y por si fuera poco, tampoco se puede practicar la religión en forma habitual. Los templos cerrados y las celebraciones religiosas suprimidas o a puerta cerrada. Todo esto provoca miedo, angustia, ansiedad, inseguridad, tristeza, depresión, en mayor o menor grado, en unas personas más, y en otras menos.

Y aquí viene la gran pregunta: ¿Cómo ser cristiano en el momento actual y no morir en el intento?

Antes que nada, y por encima de todo, recordemos que la vida es un don de Dios, es una “gracia”, es decir, es un regalo que se nos dio gratuitamente. Y no solamente Dios en su infinito amor nos creó de la nada y nos dio el soplo de vida, sino que creó el universo para nosotros, un planeta (el único que se sepa) habitable, con oxígeno, con cielos y mares, con animales, con flores, con aromas, con el día y la noche, con tiempos de calor, de lluvias y de frío. Dios es un Dios de amor, y es generoso. Nos creó a su imagen y semejanza. Dios es un Dios de vivos. Él es la vida. Nuestra vida es hacer la voluntad de nuestro Padre, y permanecer unidos a él. La vida no es solamente un concepto biológico que significa la opuesto a la “muerte”. La vida auténtica es la oración, la fe, la esperanza y el amor. Dios es Vida, sólo existe lo que él creó, ya sea visible o invisible. Y todo lo que Dios creó es bueno. La enfermedad y la muerte no existen por sí mismas, no son creadas por Dios, y obviamente no son el plan de Dios para la humanidad.

Dicho lo anterior, resulta evidente que la mayoría de los seres humanos en realidad no tiene vida. Transita por el mundo sólo comiendo y bebiendo y respirando, pero no tienen la vida en Cristo. La humanidad está enferma de gula, de lujuria, de avaricia, de ira, de tristeza, de pereza, de vanagloria y de soberbia. Y una humanidad que presenta tales síntomas espirituales, en realidad está muerta, está separada de Dios.

Este periodo de emergencia sanitaria es difícil, sin duda, para muchas personas. Tal vez nuestra imaginación no alcance a dimensionar el sufrimiento humano en todas sus vertientes. Pero para el cristiano ortodoxo, la vida y la salud continúan intactas, porque la Vida es Cristo, y nuestra salud es vivir la vida cristiana: oración, ayuno, limosna, arrepentimiento, cambio de mente, conversión verdadera, iluminación, y al final, como meta y trofeo, la Deificación.

Dios nos conceda continuar nuestra existencia con, por y en quien es el Camino, la Verdad, y la Vida. ¡Al Señor, Roguemos!



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