viernes, 14 de agosto de 2020

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 INICIO DEL AYUNO DE LA CELEBRACIÓN DE LA DORMICIÓN DE LA TODA SANTA, MADRE DE DIOS, VIRGEN MARÍA

14 de agosto de 2020 / 01 de agosto de 2020 – Calendario Eclesiástico

 



Con motivo del inicio del ayuno previo a la celebración de la Dormición de nuestra Theotokos, transcribimos aquí un fragmento de un mensaje que el último Patriarca legítimo de toda Rusia, San Tikhon, Vasily I. Bellavin, (1865-1925), que dirigió a sus fieles en el año 1918 en medio de las persecuciones de los bolcheviques e inmerso el país en una feroz guerra civil, con terribles matanzas de ambos bandos.

 

En los tiempos de pandemia que hoy vivimos, que desnuda la informalidad laboral de millones, la debilidad estructural de las grandes urbes, y la vida materialista que controla nuestras vidas, y nos muestra que el “distanciamiento social”, ya estaba presente en nuestra relación con Dios, con nuestras familias y con aquellas personas que interactuábamos día a día.

 

Estas palabras en su momento muy valientes de San Tikhon, deben hoy trasladarse a los problemas que vivimos, donde el Mal es mucho mas sutil, y la presencia del mensaje de Cristo, se hace muy irritante al mundo que hoy vivimos, y que hemos construido todos nosotros, de generación en generación, de error tras error.

 

Que nuestra Santa Madre, la PANAGHIA, interceda para retomar el camino a la Cruz, y lo que detrás de ella, nos espera: hará cambiar nuestro espíritu, nuestras vidas y el mundo entero.

 

Vladyka TEOFANO, Juan M. Garayalde

Iglesia Ortodoxa Bielorrusa Eslava en el Extranjero

República Argentina

 


Mensaje de San Tikhon – 1918

 

“A todos los fieles hijos de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, llamándolos al arrepentimiento general por sus pecados en ocasión del comienzo del ayuno de la Dormición:

El pecado ha corrompido nuestra tierra, ha paralizado la fuerza espiritual y corporal de los rusos. El pecado ha provocado que el Señor, como dice el profeta, “haya quitado todo apoyo y todo recurso, pan y agua, héroe y hombre de guerra, juez y profeta, adivino y anciano” (Is. 3, 1-3). El pecado ha oscurecido el espíritu de nuestro pueblo, y he aquí que ahora nos hace errar en los desiertos sin caminos: vamos a tientas en las tinieblas y, al no ver partes la llama de las pasiones, el odio y la maldad, y el hermano se levantó contra el hermano. Las cárceles se llenaron de presos, la tierra se empapo de sangre inocente, derramada por la mano del hermano. La tierra fue ensuciada por la violencia, el pillaje, el desenfreno y todo tipo de impureza. De esta fuente envenenada del pecado surgió la gran tentación de bienes terrenos y materiales, por los cuales nuestro pueblo se extravió, olvidando “la única cosa necesaria” (Lc 10,42). No rechazamos esta tentación, como el Cristo en el desierto. Quisimos construir el paraíso en la tierra, pero sin Dios y sin sus Testamentos. Pero no podemos burlarnos de Dios. Y ahora estamos hambrientos, sedientos y reducidos a la miseria en una tierra bendecida por los dones abundantes de la naturaleza, y el sello de la maldición se poso sobre el trabajo mismo del pueblo y sobre toda la obra de sus manos. El pecado grave y sin penitencia ha hecho volver a subir a Satán al abismo, y provoca ahora la blasfemia contra el Señor y una persecución abierta contra la Iglesia.”



Icono - Dormición de la Theotokos



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