Edificando Cristopolis

LAS REGLAS DE CRISTOPOLIS

CRISTOPOLIS se funda con la fuerza de hombres y mujeres que codo a codo, oración por oración van levantando la ciudad de Cristo en la tierra, en cualquier sitio del mundo, todas islas que se apartan del mundo del anticristo.

En esos tiempos oscuros, los laicos y monjes debían trabajar la tierra, disciplinar su cuerpo y su alma para hacerlo una sola cosa, monolítica, pero permeable para que la Luz del Espíritu Santo de anide y desde el sol negro interior, irradia hacia lo exterior una corteza de Luz, la esencia de Dios que muchos testimoniaron.

Para toda acción de disciplinar el cuero y el alma, son necesarias reglas espirituales, y nadie mejor que San Basilio para enseñarnos.

Mons. Teofano preparando un tablón para sembrar. El trabajo manual y la oración deben ser compañeros inseparable. Es lo único que realmente permite vivir en un mundo demiurgico, bajo una perspectiva mágica.

Diego, un gran colaborador de las actividades sociales de nuestra Iglesia, muestra en la foto las calabazas listas para cosechar.

SELECCIÓN DE LA REGLA DE SAN BASILIO

(1) La mente divaga a veces a causa del ocio, cuando no está ocupada en las cosas necesarias, o cuando está instalada y confiada, sin pensar en la presencia de Dios, que escruta los corazones y las entrañas. Si así lo creyera, tendría siempre presente al Señor –porque esta a mi derecha- para que no vacile. El que así o de manera semejante obra, nunca andará divagando ni tendrá tiempo para entretenerse en pensamientos vanos, ni para pensar en algo que no se refiera a la edificación de la fe y no sea de alguna utilizad para mi alma.

(2) Es manifiesto que la templanza es necesaria para todos, en primer lugar porque Pablo menciona también la templanza entre los frutos del Espíritu Santo, indica asimismo que gracias a ella se puede conservar incontaminado el ministerio cuando dice: En trabajos, en vigilias, en ayunos, en santidad...

Mons. Teofano preparando tablón para sembrar

Tareas de desmalezamiento. El invierno ya esta sobre nosotros y es tiempo de quitar todas las plantas noscivas para la producción.

Únicamente la templanza puede reprimir y restringir como por un freno la pasión de la juventud y el ardor de la edad, ya que las delicias no son convenientes para el necio, según Salomón.

(3) Es propio del furor la conmoción del alma que medita el mal contra el que la excita e irrita. Es propio de la indignación justa corregir al pecador con el afecto y el propósito de apartarlo de los pecados, y de lo que más desagrada porque no se hace con rectitud.

(4) El que ama a Dios con fidelidd y con pureza, y está seguro de la retribución del Señor, nunca le parece bastante lo que se le manda, sino que siempre busca un aumento de trabajo, y anhela y desea vivamente cosas mayores de las que se le mandan, aun si le parece que lo que hace está por encima de sus fuerzas.

Y nunca está seguro, como si hubiera .

Un tablón sembrado, listo para cosechar.

Cumplido la obra, sno por el contrario, está solícito y ansioso como quien no hubiera hecho nada digno de los preceptos evangélicos, acordándose de la palabra del Señor que dice: Cuando hayan hecho todo lo que se les mandó, entonces dirán: Somos servidores inútiles que hicios lo que debíamos hacer.

Xristos Anesti!

Mons. Teofano