Decidí empezar en este escrito por el inicio de la ceremonia: la consagración sacerdotal del Nazareo Luis Celiz.
En los comienzos de la Iglesia a los sacerdotes se los llamaba en el griego helénico πρεσβυτερος, (presbíteros) o sea anciano. Antiguamente, en el Viejo Testamento, eran líderes espirituales que formaban un consejo, pero no eran propiamente sacerdotes como hoy lo entendemos. Con la llegada del cristianismo, fue el presbítero el encargado de celebrar la eucaristía, y el anciano mayor, el episkopos (“vigilante” en griego), el encargado, precisamente, de vigilar la celebración correcta el rito y sacramentos. Lo importante: el “anciano” no era aquel de mayor edad, aunque por lo general coincidía, sino aquel que posea la SABIDURÍA necesaria para desarrollar la tarea de la naciente Iglesia.
Hoy, el Padre Luis Celiz, es uno de esos presbíteros, un nuevo “anciano” que es miembro de esta Santa Iglesia de Cristo.
* * *
Él llego ese domingo junto a su familia. Se lo veía con una energía sobrenatural, que hasta el final del día conservó. Tuvo una conversación con Monseñor Valerian, sobre su importante tarea de estar junto a nuestro staretz, el Padre Franc, de apoyarlo, de ayudarlo a llevar a cabo su misión en la localidad de San Vicente. Aquí, somos parte de algo bello que hay que conservar y continuar edificando.
CRISTOPOLIS posee un guía espiritual, y ese es el Padre Franc. Monseñor Valerian nos mira severamente: “ustedes tienen que acompañar a este viejo!, cuídenlo que sino tendrán que vérselas conmigo!”. En broma, decíamos que había un emperador romano que se llamaba Valeriano que no fue precisamente indulgente con los cristianos, por lo que Monseñor Valerian tampoco lo sería con nosotros si no lo obedecíamos.
Posteriormente, Monseñor Arnedo, que nos acompañó como el mas “anciano” archipreste, tomo la confesión a Luis Celiz, y quedó todo pronto para el inicio de la ceremonia.
La Divina Liturgia la inició el Padre Franc, secundado por Monseñor Valerian, Monseñor Arnedo y por quién les escribe. Junto a nosotros, los jóvenes Matías y Brandon con sus albas amarilla y blanca, realizando las lecturas y acompañándonos en la celebración.
En la Homilía , nuestro Eparca Monseñor Valerian nos hablo de la OBEDIENCIA , tanto en la Iglesia como en la familia, donde Hombre y Mujer se enlazan para ir juntos transitando un único camino, al igual que la Iglesia que marcha con la PALABRA a todos los rincones del mundo a los cuales somos invitados a ingresar.
Finalmente, el momento esperado: “ORDENAD” pronunció, y el Nazareo Luis se pone frente a nosotros. Recibe la bendición, besa los cuatro ángulos del altar, y se planta delante de Monseñor Valerian y Monseñor Arnedo, besa sus manos y el hipogonátion. Seguidamente, se lo hace acostar en el piso boca abajo con las manos unidas delante de su cabeza. Ambos archiprestes ponen su mano derecha sobre la cabeza de Luis y pronuncian:
“¡La gracia divina, que cura siempre las enfermedades y suple nuestras deficiencias, ordena Presbítero al piadoso Diácono Luis. Roguemos por él, para que venga sobre él la gracia del Santísimo Espíritu.”
Se levanta del suelo el ahora Padre Luis Celiz. Su nombre de consagración: ARCADIO, del griego Arkádios, que significa “aquel que es venturoso”. Se inspira en San Arcadio mártir, nacido en Osuna, en Bética en el siglo I. Durante las persecuciones a los cristianos durante la era de Dioclesiano, huye a las montañas, pero al ser apresado uno de sus familiares, corriendo peligro su vida, se presenta ante el tribunal romano y pide su liberación. Su familiar fue liberado, pero al negarse a adorar los símbolos paganos, fue encarcelado y torturado hasta la muerte en Mauritania (Cesárea). Su celebración del martirio es el 12 de enero.
Escenas de la Consagración
XRISTOS ANESTI!
Monseñor +Teofano
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