Ícono de Isaac de Ninive
LAS FASES DE LA PURIFICACIÓN:
Son tres las fases de la purificación a la cual un practicante del hesicasmo debe tomar en cuenta:
1- “La disciplina corporal de Dios”: tiene como objetivo luchar contra las seducciones externas a las cuales estamos sometidos. Con una serie de prácticas que incluye desde la oración, el ayuno, el trabajo físico ritualizado, la comprensión de todos los quehaceres terrenales dentro del plan divino.
2- “La disciplina del alma”: Alcanzada la disciplina corporal, le continúa la disciplina del alma. Nada sirve controlar tentaciones terrenales sin alcanzar la humildad del alma. Uno enfrenta: actitudes egoístas, el abandono de las responsabilidades, la acción piadosa en busca de retribución terrenal y divina, y así una enorme cantidad de pensamientos que oscurecen el alma y le impide ir más allá. Por alcanzar un grado espiritual superior, fracasar, desilusionarse puede desembocar en un callejón sin salida provocando una caída peligrosa de la persona. Comprender el sentido de la “humildad”, que no es solo para el mundo con el cual uno se relaciona, sino para consigo mismo.
3- "Disciplina Espiritual": “eleva al intelecto por encima de las cosas terrestres y lo acerca a la contemplación espiritual primordial”. Alcanzada la purificación del alma, se ingresa a un nivel de iniciación superior: la plena practica hesicasta que “lleva al alma a la desnudez del intelecto”, a la “contemplación inmaterial” donde se cambia “la naturaleza apasionada en movimientos de contemplación”.
Alcanzado este grado de conocimiento, no existe vuelta atrás. El iniciado ingresa en la Ciudad de Dios aunque su cuerpo permanezca en la Ciudad Terrenal. En ese punto, puede dar testimonio del paso a un plano superior de la vida.
Xristos Anesti!
Fr. Teophano +
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